Efemérides de Juan Manzanares García del 17 de marzo
17 MARZO
La frase de hoy.
Si no te equivocas de vez en cuando, es que no lo intentas.
WOODY ALLEN
PERSONAJE DEL DÍA
Isidoro Maíquez, nació en Cartagena el 17 de marzo de 1768. Actor.
El cartagenero Maíquez era hijo de un gran aficionado al teatro, que abandonó su trabajo para probar fortuna en los escenarios. La tradición cuenta que aprendió sobre ellos los primeros rudimentos del arte de la interpretación. Esos mismos testimonios tradicionales señalan que su modo de interpretar no gustaba a la mayoría del público por ser frío y poco comunicativo. Fue en provincias donde conoció a Antonia Prado, importante actriz por entonces, mayor que él, con la que se casó.
Conviene señalar que las acusaciones de frialdad y distanciamiento, de voz que transmitía poco, han de ser puestas entre paréntesis o al menos matizadas, pues tanto se trata de rumores, como que se producen en una época en que el mundo de la actuación estaba cambiando, aunque la mayoría de los cómicos y del público prefería aún una interpretación amanerada y gesticulante, que poco tenía que ver con lo que décadas más tarde acabaría triunfando: un tipo de declamación verosímil, cercana a las emociones y sentimientos del personaje.
Isidoro Maíquez pasó a trabajar a Madrid, en la compañía de Manuel Martínez en el teatro del Príncipe, en 1791, tras rodar por ciudades como Valencia, Málaga y Granada. Desde muy pronto se manifestó su criterio independiente en enfrentamientos con los compañeros y con la administración municipal; enfrentamientos que se repitieron a lo largo de su vida, ya por celos de los colegas, ya porque el actor intentara elevar la consideración social y el respeto por su profesión, ya porque en los años finales de su vida se le hiciera pagar su condición de liberal. En varios momentos se opuso a decisiones arbitrarias de las autoridades que iban en detrimento de los derechos de los actores. Quizá el caso más claro de su actitud reivindicativa, de su consideración de que los actores eran útiles a la sociedad y, por tanto, habían de ser considerados en consecuencia, esté en la disputa con los músicos el año 1815, cuando éstos les consideraron indeseables, según la corriente tradicional, a pesar de que las Cortes de Cádiz les habían reivindicado de esa nota.
Sin embargo, como se sabe, nada de lo aprobado por las Cortes podía esgrimirse como argumento en aquellas fechas. El debate, en el que se implicó al Consejo de Castilla y a otras altas instancias, acabó concluyendo que los cómicos eran gente honrada.
Si en lo social Maíquez mostró su condición de reformista, en lo estético y artístico también. Tras proponer, sin éxito, al Ayuntamiento de Madrid, que entonces se encargaba de los teatros, varias medidas destinadas a mejorar lo material de los teatros, consiguió de Manuel Godoy el permiso para viajar a París y estudiar con Talma, el famoso actor trágico. Este viaje, entre 1799 y 1801, debe encuadrarse en aquella política borbónica de pensionar a alumnos o a profesionales aventajados, que viajaban a Europa para estudiar y perfeccionarse. Del mismo modo que Leandro Fernández de Moratín había recorrido parte del continente, en teoría, reconociendo sus teatros, el actor viajó al lugar donde se consideraba que estaba la vanguardia de la representación. Maíquez no sabía francés y, al parecer, sus primeros tiempos en la capital fueron difíciles, aunque contó con la ayuda de españoles, como Mariano Carnerero, que le introdujeron en los entornos adecuados, de manera que conoció a Talma y a otros actores, y, cuando volvió a España, traía perfeccionado un método de interpretación moderno, que integraba su gusto previo por la economía de medios, por la verosimilitud, junto a la declamación algo formal, “a la francesa”, de carácter esencialmente trágico, en la que Talma era especialmente hábil.
La manera de interpretar de Isidoro Maíquez, tras su paso por París, no imitaba al francés; según los testimonios de quienes le vieron trabajar (Moratín, Revilla y otros), había adaptado lo que le resultaba útil de la manera francesa a las características de la comedia española antigua y a la nueva de costumbres, así como a la tragedia, que, mientras él trabajó, tuvo una digna representación en las tablas españolas. En las tres fórmulas consiguió notables éxitos.
Su modo de representar implicaba convertirse en el personaje, y que no primara el actor sobre éste. Implicaba también ajustar la indumentaria, la iluminación y la escenografía a la situación que se interpretaba. La actuación debía responder a las condiciones del personaje, de la situación, etc., y debía ser lo que hoy llamamos natural, “realista”, teniendo en cuenta que los conceptos son convenciones históricas que cambian.
Maíquez manejaba muy bien los recursos para producir emoción y patetismo, y en este sentido queda constancia del partido que sacaba a los silencios, así como de la peculiar condición de su voz, muy apta para personajes graves. El también actor y más tarde profesor de la Escuela de Declamación Española, fundada en 1831, Andrés Prieto, así lo consigna en su libro de texto Teoría del arte dramático. Maíquez brillaba de modo especial al interpretar personajes extremados en sus pasiones, pero también en los caracteres de la comedia antigua española. La suya era una interpretación burguesa, no sólo en el sentido de incorporar los valores de esa naciente clase a su profesión, sino también en el hecho de ajustar sus maneras interpretativas a la reproducción del mundo moral y estético que la burguesía representaba. La naturalidad es lo que caracterizó su modo de interpretar.
La fuerte personalidad de este actor, así como su sentimiento y compromiso histórico, se manifestaron también en su posición política. Durante la Guerra de la Independencia trabajó en Madrid para José I, tras haber sido liberado de su prisión en Bayona. Sin embargo, Maíquez era un liberal que desde el teatro apoyó esa causa, mediante la puesta en escena de tragedias con mensaje, tanto patriótico como republicano. Tragedias que a menudo eran traducciones de Alfieri en las que el ideal constitucional se veía refrendado por su identificación con la república romana. Se trata de obras como Bruto, Roma libre, Pelayo, de Quintana, Megara, La Numancia. Por ello, al acabar la Guerra, fue encarcelado junto con conocidos liberales, como Agustín Argüelles, Manuel José Quintana, Juan Nicasio Gallego, Antonio Sabiñón, Dionisio Solís, Bernardo Gil. Los últimos, hombres de teatro.
Cuando fue “purificado”, continuó trabajando y llegó a tener un grupo de actores a los que transmitió sus maneras de hacer, a pesar de que tradicionalmente se ha señalado que no dejó escuela. Varios de esos cómicos fueron luego profesores en la Escuela de Declamación, de manera que las enseñanzas y el ejemplo recibidos de él pasaron a las nuevas generaciones.
Puede decirse que, aunque otros lo habían intentado antes e incluso ejercieron en alguna ocasión, con él nació la figura del director de escena.
La historia dice que cambió la forma de actuar, creando escuela y estilo. También llegó a ser el más grande, hasta el punto de que una obra estrenada por él era un éxito seguro. Eso debió pensar Javier de Burgos, subsecretario del Gobierno, al intentar que el actor Isidoro Patricio Maíquez Rabay fuese quien estrenara su segundo folletín. Maíquez, cartagenero y librepensador, se niega en redondo.
Algunos historiadores dicen que, como consecuencia de eso, en julio de 1819, Maíquez fue detenido, escoltado y desterrado a Granada. Además, según esos historiadores, cuando el de Burgos diseñó la nueva distribución provincial, se olvidó deliberadamente de Cartagena, como venganza hacia Maíquez que, además, paseaba su patria chica en todos los lugares por donde actuaba.
Murió el 18 de marzo de 1820 en Granada, enfermo y loco, donde se encontraba desterrado por sus enfrentamientos con las autoridades, que no olvidaban su pasado liberal.
EFEMÉRIDES DE CARTAGENA DEL 17 DE MARZO
©Juan Manzanares García
-1540. Nace en Murcia Luis Pacheco de Arróniz, fundador de la parroquia de Nuestra Señora del Rosario en un caserío en 1603, más tarde llamado Torre Pacheco.
-1604. Se encarga por el Ayuntamiento que en Valencia se hagan las mazas para los maceros según el modelo usado en dicha ciudad.
-1612. Bajo las órdenes de un regidor comienza el derribo de las casillas situadas en los Antiguones y que sus dueños no querían demoler.
-1614. El curtidor Juan Gisbert pide al alcalde que se le examine de su oficio para poder ejercerlo en la ciudad.
-1640. El capitán de los guardias de costa Joaquín Segado, informa al alcalde del descontento que existe entre los hombres destinados en las atalayas por falta de armas adecuadas y eficaces.
-1643. Toma posesión del cargo de Escribano del Ayuntamiento de Cartagena, Don Andrés Giménez de Santa Cruz.
-1672. Se produce una riada en Cartagena a la que se la llama Riada de San Patricio.
-1747. Estalla el almacén de pólvora situado en Alumbres, pereciendo diez y ocho personas.
-1768. Nace en la ciudad Isidoro Patricio Maíquez Rabay, el mejor actor español desde 1791 hasta 1820. Perseguido por liberal y afrancesado durante el régimen absolutista de Fernando VII, morirá en Granada en 1820. Revolucionará la escena del teatro en España con la implantación de un nuevo reglamento.
Dicen sus biógrafos que era alto y bien parecido. De ojos negros, trato afable, aire noble, así como dotado de talento y genio. Goya dedicará más de un retrato a este profesional de las tablas.
Gracias a su variedad de registros, tendrá la misma facilidad para provocar la risa que para hacer llorar. En París recibirá las enseñanzas del célebre actor y director de teatro François-Joseph Talma.
Será desterrado a Ciudad Real, y después a Granada, donde transcurrido un mes desde su llegada, el 18 de marzo de 1820, fallecerá pobre, delirando y recitando. Lo hará sin rivales ni discípulos.
-1890. Llega a Cartagena el general Arsenio Martínez Campos para inspeccionar las defensas de la ciudad, visitando el Arsenal y subiendo a los castillos que tanto le costaran conquistar a él y a su sucesor cuando la guerra del Cantón, el general López Domínguez.
-1922. Es botado el sumergible B-3, tercero de la serie, construido en el Astillero del Arsenal de Cartagena.
-1939. Nuevo bombardeo sobre la ciudad, en este caso fueron cinco aviones Saboya 81, causando daños de cierta consideración. Éste sería el último bombardeo de los 117 que sufrió Cartagena durante la guerra Civil.
-1942. El cónsul alemán, Enrique C. Fricke, decide poner en venta la espaciosa finca que posee en Cabo de Palos, donde se encuentra la única iglesia del pueblo.
-1951. Se colocan en la calle Cuatro Santos las nuevas imágenes de los Santos cartageneros, obras del escultor Manuel Ardil, en sustitución de las destruidas en la guerra Civil española.
-1967. Se inaugura el hotel Galúa en la Manga del Mar Menor.
-1999. Se publica en el Boletín Oficial del Estado la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) a los Baños Termales de Isla Plana.