Efemérides de Juan Manzanares García del 19 de marzo

19 MARZO

La frase de hoy.

Encuentro la televisión muy educativa. Cada vez que alguien la enciende, me retiro a otra habitación y leo un libro.

GROUCHO MARX

PERSONAJE DEL DÍA

ALEJO GUTIÉRREZ DE RUBALCAVA Y MEDINA

Alejo Gutiérrez de Rubalcava y Medina nació en Cartagena el 23 de mayo de 1768, falleciendo en Madrid el 19 de marzo de 1847. Marino, teniente general de la Armada.

Nació en el seno de una ilustre familia de gran tradición en el servicio a la Armada. Sus padres fueron Joaquín Gutiérrez de Rubalcava, natural de Cádiz, y María Teresa de Medina, natural de Tarifa. Al haber sido su padre destinado a San Sebastián (1777) como comisario ordenador de Marina y juez de arribadas, Alejo ingresó en el seminario de Nobles de Vergara donde inició su sólida formación. Sentó plaza de guardia marina en Cartagena en julio de 1783. Embarcó en el navío San Ildefonso en junio de 1785. Ascendió a alférez de fragata en noviembre de 1785, desembarcó en Cartagena y pasó a formar parte de la guardia de su arsenal y presidio.

En febrero de 1786 comenzó un curso de estudios mayores en Cartagena y, al finalizar, embarcó en la fragata Soledad, realizando diversas comisiones a Barcelona, Cartagena, Nápoles y Liorna.

Pasó destinado a la Compañía de Guardia Marinas de Cádiz y al Observatorio Astronómico en septiembre, ascendiendo a alférez de navío el 20 de septiembre.

Formó parte de las dotaciones de los bergantines Descubridor y Vigilante, que al mando de Churruca zarparon de Cádiz para efectuar campañas hidrográficas por las Antillas y el golfo de México. Participó en el levantamiento de la costa oriental de Puerto Rico en el 1793. Ascendió a teniente de fragata el 12 de abril. Más tarde pasó a Santo Domingo y, en el regreso a Puerto Rico, los dos bergantines apresaron una balandra corsaria de dieciocho cañones tras un reñido combate. Por problemas de salud desembarcó en Puerto Rico y, una vez restablecido regresó a Cádiz a bordo del navío Príncipe de Asturias. Pasó a la fragata Florentina, y se trasladó a Pasajes. Al declararse la guerra a Gran Bretaña pasó a Coruña, donde de nuevo con problemas de salud desembarcó y pasó a ser ayudante de la Mayoría General en Ferrol. En 1798 mandó una lancha cañonera, con la que patrulló en la ría de Ares hasta el 15 de noviembre, en que regresó a Ferrol y pasó de nuevo a su destino en la Mayoría.

Embarcó en el navío Real Carlos en el 1799 como ayudante de la escuadra de Melgarejo con la que operó en Rochefort, y más tarde regresó a Ferrol al destino de la Mayoría en Ferrol, donde se encontraba durante el desembarco de los ingleses en Doniños y el ataque a la ciudad y su arsenal los días 25 y 26 de agosto de 1800. Rubalcava fue destacado a Monte Campelo para observar e informar sobre los movimientos de los atacantes, lo que efectuó de forma oportuna y precisa.

En abril de 1801 embarcó como ayudante del general Moreno y pasó a Cádiz. Embarcado en el navío Real Carlos, trasladándose con la escuadra española a Algeciras, donde se unió a una escuadra francesa para dar batalla a la inglesa presente en la zona. Los mandos españoles y franceses, con sus ayudantes y planas mayores, pasaron a la fragata Sabina para estudiar el plan de acción. Fue entonces cuando en la noche un navío inglés pasó en oscurecimiento por la popa de los españoles Real Carlos y San Hermenegildo abriendo fuego, lo que creó una gran confusión en la que ambos barcos españoles se enzarzaron en un combate entre sí, hasta que volaron por los aires. Al encontrarse en la Sabina, Rubalcava salvó la vida, pero perdió toda su hacienda que estaba en el Real Carlos.

Regresó a Cádiz. Ascendió a teniente de navío en octubre de 1802. Tras otra convalecencia de una grave enfermedad pasó a Ferrol, donde fue profesor de Matemáticas en la Escuela de guardia marinas.

Más tarde, recibió el mando de la corbeta Mercurio para trasladarse a Lima, pero ante la nueva guerra con gran Bretaña, la corbeta fue desarmada y Rubalcava desembarcó. Durante un corto período de tiempo mandó cañoneras y, a petición propia, pasó destinado al navío Montañés que, al mando de Alsedo, se estaba armando en Ferrol.

Tomó parte en el combate de Trafalgar contra las fuerzas mandadas por Nelson el21 de octubre de 1805. Muertos los mandos del navío durante el combate, y con el barco en muy mal estado, Rubalcava, con grandes esfuerzos, fue capaz de llevarlo a fondear a puerto. Al día siguiente salió a la mar con otros barcos para tratar de represar algunos de los caídos en manos enemigas y ayudar a otros desarbolados.

Lograron represar los navíos Santa Ana y Neptuno, pero al arreciar el mal tiempo, el Montañés regresó a fondear en puerto, donde aguantó el temporal, sufrió una varada y, tras unos días de gran trabajo, consiguió salvar el barco.

Se trasladó a Ferrol donde fue nombrado mayor general efectivo.

Cuando la Península se vio libre de franceses, tomó en Ferrol el mando de la fragata Ifigenia, y se dirigió a Cádiz para iniciar una comisión a América. Trasladó a su familia a Cádiz, pero al haber una gran epidemia en dicha ciudad, y ante la oportunidad de trasladar embarcaciones a Galicia, y transportar autoridades, embarcó a la familia y la llevó al norte. Fondeó en La Coruña, donde tuvo que soportar un fuerte temporal que hizo peligrar la fragata. Una vez reparada la fragata, regresó a Cádiz y zarpó hacia América formando parte de la escuadra de Pascual Enrile, que transportaba tropas para tratar de reducir las revueltas en las colonias. Ascendió a capitán de navío participando en operaciones en América, entre ellas el bloqueo y rendición de Cartagena de Indias.

Recibió la Cruz de comendador de la Real Orden Americana de Isabel la Católica en julio de 1817. Debido a la vejez y a la falta de mantenimiento por escasez de recursos, su fragata se hundió en Campeche en un fuerte temporal. Antes del hundimiento, y a costa de ímprobos esfuerzos, Rubalcava fue capaz de poner a salvo la dotación, pertrechos, efectos y caudales que transportaba.

Regresó a España y, fue condecorado con la Cruz de San Hermenegildo, y tomó el mando de las brigadas de artillería de Ferrol, donde permaneció hasta que fue comisionado a Madrid para escribir la historia de la Marina. Pasó a Cádiz en 1823 para continuar la labor de escribir la historia de la Marina. Ascendió a brigadier el 14 de julio de 1825 y, fue nombrado caballero con Cruz y Placa de la Militar Orden de San Hermenegildo, pasando a Cartagena como mayor general del apostadero.

En 1828 fue destinado, como comandante general, al apostadero de Ferrol. En 1829 pasó a ser mayor general de la Real Amada, y más tarde vocal de la Junta Superior.

Ascendió a jefe de escuadra el 20 de noviembre de 1833. Pasó a Cartagena como comandante general de su apostadero, y fue nombrado presidente de la junta de clasificaciones de dicho apostadero (1834).

Ascendió a teniente general. Al poco tiempo, al ser suprimida la Junta del Almirantazgo, volvió a ser vocal de la junta de gobierno del Monte Pío Militar. Recibió la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica.

Tras una larga y penosa enfermedad, falleció en 1847 rodeado de sus hijos, hermanos, parientes y amigos, a los setenta y ocho años de edad.

Gutiérrez de Rubalcava fue un hombre prudente, recto, desinteresado y con tacto, y sobre todo fue un experimentado y hábil marino.

EFEMÉRIDES DE CARTAGENA DEL 19 DE MARZO

©Juan Manzanares García

-1591. Escribe el Ayuntamiento una carta al obispado para que ordene no venga más a Cartagena el Padre José Melero por los muchos escándalos que ha dado con el trato frecuente con mujerzuelas y gente de mal vivir, acudiendo además a los mesones, olvidando su ministerio.

-1615. Enterado el Alcalde que algunas personas intentan convertir en noria el pozo del Concejo de los Camachos, ordena que se investigue sobre el caso y, si hay algo de cierto en ésto, se castigue con la prisión a los culpables sin atender a su clase o condición social.

-1618. Se hacen varias pruebas entre las atalayas, a modo de ensayo por medio de humos y por la noche con fogatas a fin de estar preparados ante los ataques de los corsarios.

-1724. Se proclama en Cartagena al nuevo rey de España, Don Luis I,  por abdicación de su padre Don Felipe V.

-1746. Por real orden, se manda desbaratar en el Arsenal de Cartagena la galera "El Real", por su mal estado, mandando a la vez que, su estandarte se arbole en la galera "Capitana", ya acabada y destinada a depósito de forzados.

-1766. Fondean en el puerto de Cartagena los jabeques "Atrevido" y "San Antonio", conduciendo 2 barcos argelinos apresados con 119 turcos y moros, un renegado y 10 presidiarios. 

-1810. Entra en el puerto la fragata "Diana" llevando a bordo varios enfermos. La Junta de Sanidad ordena que se vayan de cuarentena a Mahón.

-1844. Tropas del general Roncali se apoderan del barrio de San Antón, abriendo trincheras y emplazando baterías. Descubiertos por la ciudad les hacen fuego de cañón, saliendo fuerzas que rechazan a los sitiadores causándoles bastantes bajas.

-1909. Doña Carmen Cencio, viuda del teniente de navío Isaac Peral escribe al director del diario “El Porvenir” de Cartagena, Don Manuel Dorda y le manifiesta haber tomado la decisión que los restos mortales de su marido, sean trasladados desde el cementerio de la Almudena en Madrid hasta el cementerio municipal de Nuestra Señora de los Remedios en Cartagena para que reposen allí definitivamente.

-1939. Nevada en Cartagena. El pueblo que ha sobrevivido a 117 bombardeos y a multitud de penalidades se lanza a la calle a disfrutar del manto blanco. La guerra ha sido muy larga y devastadora en Cartagena. Para hacer una comparación de la magnitud de la destrucción, el viejo problema de la zona del Almarjal se resolvería rellenando el Ensanche con los escombros que dejaron los 117 bombardeos sufridos por la ciudad.

-1959. Arranca la primera edición de los Campeonatos de Hípica de Cartagena que, durante años, tuvieron una gran importancia. Tendrían diversos escenarios, como el Campo de los Juncos, el Campo de la Luz (al final de la Alameda de San Antón) y el Club Santiago.

-1995. La Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Marrajos, obtuvo del Papa Juan Pablo II el permiso para la coronación canónica de la Virgen de la Soledad, la que sale en procesión el Viernes Santo. Para iniciar los actos que quedarían culminados con la coronación pidieron los permisos necesarios para colocar un gran azulejo con la imagen de la Virgen de la Soledad en la fachada de la plaza de San Sebastián, justo a la entrada de la calle Mayor. Fue colocado el 19 de marzo de 1995.