40 AÑOS Y SEGUIMOS EMPEZANDO HOMBRES G ANOCHE EN LA PLAZA DE TOROS DE MURCIA

La Ventana de Eva

40 AÑOS Y SEGUIMOS EMPEZANDO

HOMBRES G ANOCHE EN LA PLAZA DE TOROS DE MURCIA

 

Llegué a la Plaza de Toros pasadas las seis de la tarde. 12 de octubre, día de la Hispanidad. La celebración y la música estaban garantizadas.

Una veintena de personas revoloteaban por alrededor de la puerta que daba acceso a esas primeras filas. Por eso estaba yo allí. Porque hay grupos de música que sólo concibo verlos en esas primeras posiciones para disfrutar de verdad.

Y Hombres G es mi grupo. Mi niñez, mi adolescencia, mi juventud y mi madurez. Bueno, madurez, madurez…

Una notificación en mi watsapp me dibuja una sonrisa. Es un audio de Esqui, Esquimal, Antonio Rodríguez Blanco. El mismo que hubo una época que me sacaba de mi intento de colarme en un camerino, y que me hizo bajar la cámara de video en aquellos años en los  que no había teléfonos móviles y prohibían la grabación de imágenes.

Eva, que las pulseras para entrar después del concierto te las doy luego dentro de la plaza, me dice.

Y a mí estas cosas me transmiten ternura. Donde antes Esqui era mi muro de prohibición, hoy es mi acceso a revivir mis recuerdos o a hablar sobre proyectos solidarios con David. Y ese Esqui al que admiro por su labor, a mí me transmite mucho cariño. Yo cada vez que lo veo le doy un abrazo. Él se queda como quieto, no estará acostumbrado a que las fans de David y del resto del grupo vayan hacia él. Pero es que me parece una persona increíble.

Hace ya un rato que he cogido posición en la plaza. Después de que me rebuscaran en la mochila por si llevaba un arma letal y me despojaran del tapón de mi botella de agua. Y allí estoy, observando. Me encanta observar a las personas contentas, las caras cuando las vas viendo entrar, la ilusión que se palpa en el ambiente. Me siento apoyando mi espalda en la valla. Estar en primera fila tiene esos pequeños privilegios, que la espera sentada se hace más llevadera.

Y el tiempo pasa, observando, observando… Jaime Urrutia va a amenizar la espera hasta el concierto de mis chicos G. Y tengo que reconocer que cuando vengo a ver a mis ídolos no me apetecen nada esos previos. Pero, ¡menuda sorpresa! Jaime continúa con ese torrente de voz, con aquellas canciones de Gabinete Caligari, consiguiendo que salte, cante y me transporte a los garitos de mi ciudad cuando tenía 16.

Mi teléfono vuelve a sonar. ¡Esqui, no te escucho! Escríbeme que estoy en plena canción de Camino Soria.

Y entonces Esqui me graba un audio, ja, ja. Sigo sin escuchar, pero intuyo algo como que me acerque ya para saludar a David que después será imposible.

Una misión casi imposible, salir de la primera fila, delegar a las personas que tengo al lado para que no me quite nadie el sitio, atravesar la plaza de toros y llegar al lugar indicado. Pero mucho peor volver, convenciendo a todo el mundo que no me quiero colar, que tengo mi sitio en primera fila desde las siete y media de la tarde.

Pero todo merece la pena para saludar a David. Os prometo que hace muchos años que soy la persona más calmada del mundo cuando charlo con él. Algunos me imaginaréis diferente, pero la calma, el respeto que me provoca y sobre todo el agradecimiento por su tiempo hace que todo sea sencillo y podamos entablar una conversación y estar juntos unos minutos desde el cariño.

Y en esta ocasión quise mostrarle unas cintas de video VHS con un montón de grabaciones que tengo increíbles. Y que le voy a preparar una copia, que ayer con los nervios me llevé la equivocada. David me dijo,  Eva, mejor déjame esta que la podemos remasterizar. Pero preferí tenerla en mi poder y hacerle llegar una copia. ¡Imaginad si se pierde con todo ese jaleo esa joya de mi vida!

Disculpa David, será tuya, lo prometo. Es que me miró con una carita cuando le dije que me la llevaba… Diría, esta Eva al final no me la da.

Gracias David por tu tiempo siempre, te enviaré las cintas. Ya te aviso.

Tenía que ser rápida, llegar a mi sitio antes de que David entrara por la parte de atrás al escenario.

De repente, todo ocurre. Los técnicos trabajan rápidos, todo está preparado.

Luces, música, ellos. Magia, gritos, piropos, sonrisas. De nuevo, otra vez más. Otra vez como a los 14, a los 16, 18,20,30,40,51.

 

 

 

Cierro los ojos,los abro, salto, escucho los acordes, adivino… Se cruzan nuestras miradas, sonrisa tierna al volver a verme al otro lado del escenario. Sonrisa de admiración y nostalgia al verle a él encima de ese lugar donde todo ocurre.

Una selección de canciones increíbles, de las que te tocan el corazón. La magia de las linternas encendidas en canciones que te encogen el alma y la locura del pelo alborotado y los sujetadores lanzados a los chicos del grupo.

Las canciones del público a capela, las que se cantan bajito, las que se gritan.

 

 

En un instante la Plaza de Toros se levanta al unísono ante el sonido de la batería que Javi maneja como nadie. MARTA TIENE UN MARCAPASOS es cantada sólo al escuchar la batería, como un himno, al unísono. Todo el mundo se viene a arriba y yo es el momento en el que me entra la melancolía. Es el preludio al final. Después cantarán Temblando, Venezia y finalizarán con Sufre Mamón.

Canto, claro que canto. Lo que ocurre siempre en ese instante es mágico.

Niños pequeños saltan como locos, otros que acaban de superar una década, adolescentes, jóvenes con sus chicas, familias enteras. No he visto cosa igual en mi vida.

SUFRE MAMÓN. Ahí sí que cierro los ojos y me veo desde fuera en mi habitación cubierta de posters de Súper Pop. Preparando pegatinas para enviar por correo a las socias de mi Club de Fans de Hombres G. Me observo convenciendo a mis padres para que me lleven a Disco Patín, en La Unión, a las camisetas hechas con parches adhesivos de colores…

Comienzan a caer gotas de lluvia en ese colofón final. Estoy tan emocionada intentando retener las ganas de llorar que tengo que no me importa que esa lluvia cortita me moje mi pelo recién planchado.

No sé si es porque como dice un amigo al que quiero mucho, estoy con los sentimientos desordenados. Es 12 de octubre, el día del cumpleaños de mi padre. Es 12 de octubre, el grupo de música de mi vida está en el escenario, al completo, como entonces… Y es 12 de octubre, y yo que soy una sensiblera mando un beso al cielo y otro a ellos entre, ya no sé si siguen siendo las gotas de lluvia o mis lágrimas.

Es 12 de octubre, y tengo al lado a alguien muy especial, que sabe que cambio el llanto por sonrisa con una libreta rosa que dice aquello de SOY UNA CHICA COCODRILO.

 

 

 

Feliz domingo de música y sentimientos bonitos

Eva García Aguilera

La ventana de Eva, que vuelve el 20 de octubre pero en una tarde de domingo le ha dado por pasarse por aquí.