FAJARDO, BATERÍAS Y CUARTEL DEFENSIVO

FAJARDO, BATERÍAS Y CUARTEL DEFENSIVO

 

A veces da pereza, sobre todo ahora que los días se acortan, pero lo cierto es que la naturaleza ofrece paisajes, historia y te llena los pulmones de aire puro, cosa que el sofá y la peli……Cada cosa tiene lo suyo, pero es cierto que una vez que haces el ánimo, te enfundas en tus leguins y desempolvas las zapatillas de deporte, la mente se queda en blanco y sólo queda disfrutar y descubrir.

Así que cerca de las seis de la tarde de un día cualquiera, allí estaba yo, con mi mochila, botella de agua, cámara de fotos y mucha atención, porque habíamos quedado con alguien que sabía mucho de la zona y no quería perder detalle.

 

Enseguida comenzamos a subir, despacito, observando todo lo que en otras ocasiones me había pasado desapercibido y aprendiendo términos que no suelo usar a menudo, pero que viviendo en zona de mar no tengo excusa.

 

 

Así que cuando me dijeron que estaba en la antigua batería del Espalmador, lugar donde aprovecho para recordar aquello que  dijeron, que quizás un día tendríamos una segunda playa urbana, pero que parece que el proyecto cae en saco roto…, pues me contaron cómo allí se despalmaban las embarcaciones. Y sí, lo reconozco, ni idea de cómo lo hacían. Seguramente muchos de vosotros sí, pero como habrá otros que estén como yo, pues lo cuento. Se trata de limpiar y dar sebo al fondo de las embarcaciones, sobre todo aquellas que no están cubiertas de cobre.

Y mirando hacia un lado y al otro, descubro que ese edificio que tantas veces he visto y fotografiado, resulta ser un polvorín del siglo XIX propiedad de La Marina.

 

Y me entero de la existencia de los túneles submarinos, comunicados en forma de U, que llegan hasta casi debajo de Fajardo y que su construcción se inició en 1.945 y se abandonó el proyecto diez años más tarde. ¡Sólo al principio y cuántas  cosas he aprendido ya! Eso es porque otras veces que he subido, sólo respiro y me quedo embelesada con  esas vistas espectaculares que hipnotizan.

Pero hoy me fijo en el control de acceso a Fajardo, y me cuentan que desde ese punto se podían vigilar cada uno de los  senderos que todavía continúan visibles para que podamos dar rienda suelta a nuestra imaginación.

 

Y subiendo poquito a poco, por unas escaleras de dudosa fiabilidad, de la que sólo queda una muestra de lo que fue una barandilla, nos adentramos en Soto  de San Juan de la Podadera, donde ante nuestros ojos aparecen tres baterías del siglo XVIII, cuya última restauración corresponde al siglo XIX.

 

Ya en 1.788 existían sobre el monte dos baterías, pero han sufrido continuas modificaciones durante años y hoy en día han dado lugar a lo que nuestros ojos están disfrutando. Estas fortificaciones que parece que fueron colocadas de forma escalonada, dominaban las ensenadas de nuestra ciudad Trimilenaria, desde Escombreras a La Algameca, Cabo Tiñoso…Y ellas eran las protagonistas de la Defensa de nuestro preciado entorno.

¿Sabéis que el orden de las baterías comienza de derecha a izquierda? , me pareció curioso. La primera y tercera batería eran de obuses, y  la segunda de cañones. ¿La principal diferencia?, pues que en las de obuses el tiro era curvo o parabólico y en la de cañones su tiro era tenso u horizontal. Y esa segunda batería que os cuento, era de cañones formados por cuatro piezas homogéneas, concretamente de cañones Ordóñez de 210 mm.

¿Y otra de las cosas que tienen en común?, pues los sistemas para abastecimiento de agua, drenaje, aljibes. Era un mal mayor que hubo siempre en nuestra ciudad, y era un bien imprescindible para estas baterías defensivas.

Me vuelven loca esas ventanas resquebrajadas por el paso del tiempo, asomar mi cabeza curiosa e imaginar. Porque en estas baterías se conservan algunas de las ventanas originales de madera en forma de medio punto.

 

 

Y asomándome más de la cuenta, hasta donde la curiosidad me empuja, llego a ver los pasillos de un polvorín, estrechos, con mucho misterio. ¡Al menos a mí me lo evoca a toneladas!

 

 

Cuentan que La Batería de San Julián o  la de Trincabotijas Alta , también llamada Comandante Royo, fueron algunas de las que sufrieron explosiones, aunque con algo más de cincuenta años entre una y otra. Y que tenían su propio generador de electricidad a motor, con todas las medidas necesarias para que este tipo de accidentes no se produjeran.

Y continuando nuestro paseo, cada vez las vistas son más espectaculares, desde arriba todo se ve diferente, y ese cuartel que se insinuaba desde abajo, tímido y exhausto por el maltrato del tiempo, está ahora frente a nosotros: EL CUARTEL DEFENSIVO DE FAJARDO.

Es una auténtica joya, un paraíso en el mejor enclave al  que  la maleza empieza a esconder su belleza y es  invadido por aquellos que no le dan el valor que tiene. Pintadas, techos que caen con el paso del tiempo y la pena del abandono, ventanas que todavía reflejan las vivencias de aquellos días pasados.

 

 

 

 

Porque este cuartel de amplias salas rectangulares, de un patio interior que hace esfuerzos por mostrar algo de lo que un día fue, todavía puede oír las voces de aquellos que tuvieron allí su destino.  Porque fue su lugar, donde dormían, comían y defendían a nuestra querida Cartagena, hasta que en 1.994 se abandonó para siempre, y cuando todavía entonces se vaciaron los polvorines entre militares de la zona.

 

Y yo soy de las que prefiero que estos lugares resuciten y no dejarlos morir.  Un día los techos terminarán cayendo, el vandalismo lo terminará matando, y es NUESTRA HISTORIA.  ¿Y por qué no ayudar a que resurja?  ¿Por qué no aparece la esperanza de un proyecto que dé nueva vida a la historia para que sea visitable? ¿Os imagináis tomar una marinera y una cerveza asomados a una de estas ventanas entre charlas alegres con amigos?

 

 

 

Nada es imposible, es nuestro patrimonio, ese por el que debemos luchar para que no desaparezca y que no se convierta en un puñado de escombro. Un hotel, un parador, un centro de interpretación, un restaurante con vistas… Un lugar donde los que un día allí estuvieron para defensa de todos nosotros, sonrían al verlo vivo.

Y  con esa ilusión, porque soñar es gratis, y después de recorrer cada rincón de este lugar, vamos descendiendo un poquito hasta llegar a la batería de la Podadera, que actualmente está siendo restaurada y seguro que lucirá muy pronto como ella se merece.

 

¡Ah, y otra cosa!, que desde este lugar más alto en el que he estado, subiendo por unas escaleras de caracol desde las que me ha dado algo de miedo ver el estado de los techos, pero me ha compensado esa vista que ya no borraré de mi retina, me cuentan que fue faro gemelo  del islote de Escombreras.

 

 

Un faro que con su luz dejaba al descubierto la verdadera función defensiva de esta batería. Y es por ello por lo que nuestro Faro de Navidad, en el año 1.890, heredó la suerte de ser la luz que nos guía hoy a todos los que venimos aquí buscando bonitas historias.

 

 

FELIZ DOMINGO

EVA GARCÍA AGUILERA