La Consejería de Medio Ambiente ultima el traslado de los 95 neonatos de tortuga boba nacidos en La Manga a los centros de cría
La Consejería de Medio Ambiente ultima el traslado de los 95 neonatos de tortuga boba nacidos en La Manga a los centros de cría
Los ejemplares, con un peso entre los 15 y los 17 gramos, están siendo monitorizados y alimentados en el Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre
Técnicos de la Consejería han recuperado hoy otros 10 ejemplares, por lo que el porcentaje de éxito de la eclosión del nido alcanza el 95 por ciento
16.09.2024 La Consejería de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor ultima el traslado de los 95 ejemplares de tortuga boba nacidos a lo largo de este fin de semana en la playa del kilómetro 15 de La Manga a los distintos centros de cría donde se desarrollarán durante aproximadamente un año, antes de su devolución al mar ya como ejemplares adultos y dotados de chips de seguimiento. Así lo explicó hoy el consejero, Juan María Vázquez, quien informó también de que “los técnicos de la Consejería han procedido esta mañana, y tras comprobar que ha terminado su eclosión, a recuperar otros diez nonatos”.
Medio Ambiente repartirá entre el Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario (IMIDA), el Centro de Recuperación de Especies Marinas de Barcelona, el Laboratorio de Investigaciones Marinas y Acuicultura de Mallorca y el Oceanogràfic de Valencia los ejemplares para iniciar el proceso de ‘headstarting’ para que alcancen la talla y peso adecuados para su liberación en el mar, lo que reduce el riesgo por depredación y favorece la recuperación de la especie. Esta liberación podría producirse el verano que viene si los ejemplares siguen un desarrollo adecuado.
Vázquez destacó el “alto porcentaje de éxito de esta eclosión, que llega al 95 por ciento” e informó de que los ejemplares que se están monitorizando en el Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre de El Valle “cuentan con un peso adecuado, que oscila entre los 15 y los 17 gramos”. El nido contaba con 92 huevos, de los que 53 eclosionaron la tarde del viernes, a los que se sumaron otros 24 durante la madrugada del domingo, 10 recuperados hoy y los 8 que ya estaban incubándose en las instalaciones del centro.
El nido de La Manga llevaba 53 días protegido, y cinco días antes de la eclosión lo estuvo las 24 horas. Personal de Protección Civil del Ayuntamiento de San Javier, agentes medioambientales y voluntarios de ‘Territorio Tortuga’ en La Manga lo custodiaron después de que Medio Ambiente construyera un cercado integral -con tramos aéreos y subterráneos- para proteger la puesta de depredadores. Una vez concluido el proceso de cría en cautividad, el porcentaje de éxito de la reintroducción de los ejemplares se multiplica por mil para alcanzar un 10 por ciento.
La Región se consolida como ‘Territorio Tortuga’
El nido procede de la traslocación de un anidamiento realizado en la playa de El Pedruchillo el pasado 22 de julio. Un agente medioambiental, que se encontraba fuera de servicio, dio la alerta e informó de inmediato al Centro de Coordinación Forestal de la presencia de la tortuga boba. El personal de la Consejería activó el protocolo establecido para estos casos y se trasladó de inmediato al lugar, donde finalmente la hembra depositó 101 huevos, aunque ocho de ellos fueron trasladados al Centro de Recuperación de la Fauna Protegida de El Valle para una incubación controlada.
La eclosión confirma a la Región de Murcia como ‘Territorio Tortuga’. En julio tuvo lugar la liberación en Isla Plana de 20 de los 51 ejemplares nacidos en 2023, año en que se hallaron nueve rastros de tortuga boba intentando desovar en playas de La Manga (en el término municipal de Cartagena); Calblanque y Águilas; y dos nidos (Isla Plana y Calblanque) de los cuales solo prosperó el de Isla Plana. La aparición de este nuevo nido confirma la zona de La Manga del Mar Menor como una de las ‘favoritas’ de las tortugas para desovar en la Región.
Desde 2019 se han registrado 220 nacimientos de tortugas bobas en la Región incluyendo las de ayer, de las que 118 ya han sido devueltas a su medio natural, todas con chips identificadores, y la última veintena con emisores de geolocalización GPS para estudiar sus hábitos migratorios.