Rincón Literario de Paco Marín: "El lector de almohadas"

TÍTULO:     El lector de almohadas

AUTOR:      Pepa G. Lillo

EDITA:       Velasco Ediciones (2024, marzo)

 

Encuadernación: Rústica con solapas. Tamaño: 14 x 22 cm. Número de páginas: 194. PVP: 18,05 €. ISBN: 978-84-127603-1-6

 

“El lector de almohadas” es uno de los libros más curiosos e interesantes de lo que llevo leído. Además, es de lectura rápida, ritmo vertiginoso y frenético.

Es muy notable qué al ir leyendo, la mayoría de las escenas se hacen muy reales y verosímiles, a pesar de que lo descrito es fantástico e “¿imposible?”. Pues imposible es que pueda ocurrir lo narrado; pero es tal la fuerza descriptiva que te hace dudar en muchos momentos.

Narrada de una manera genial para que los distintos aspectos de la historia parezcan uno solo. Hay tensión y sosiego. Hay pasajes duros y, porque no decirlo, demasiados explícitos amen de geniales.

A medida que vamos leyendo queremos llegar al final de la historia. Ahora bien, el final es, quizás, lo más potente e inesperado de toda la trama. Hay un tremendo ‘volantazo’ que hace desaparecer cualquier previsión que uno se hubiese planteado.

Lo dicho: lectura muy distinta a otras que hayan leído.

 

«Un joven ladrón, inteligente, sin escrúpulos y con una poderosa capacidad de persuasión, aprovechará el singular poder de usurpar intimidades para cometer toda clase de tropelías a la altura de su crueldad».
 

A lo largo de la novela —de ritmo frenético, sensualidad de alto voltaje en algunos pasajes y encuentros aterradores— seguiremos al protagonista por Madrid, Santander, el Albaicín y los antiguos arrabales de Toledo, lugares, todos ellos, en los que se enfrentará a enigmas que le revelarán atroces realidades antes de llegar a la batalla final: una durísima penitencia sin sombra de arrepentimiento.

 

Con “El lector de almohadas”, Pepa G. Lillo nos coloca ante una perturbadora historia que conduce a un abismo inquietante donde reside el mal. Nadie, ni siquiera el lector, saldrá indemne.

 

Pepa G. Lillo (Toledo, 1970), titulada por la Escuela de Arte de Toledo, es escritora, ilustradora, cantante y percusionista.

Especialista en música antigua y tradicional, colabora como solista en varias agrupaciones hasta que en 2008 funda Ethnos Atramo junto al compositor madrileño Gabriel Navalón, con el que recorre los principales escenarios españoles. Cuenta en su haber con dos trabajos discográficos: ‘Ethnos Atramo’ y ‘Sinagoga del agua’.

Participa activamente en el Festival Internacional de Poesía del Mediterráneo Voix Vives, en el Festival EÑE (Círculo de Bellas Artes de Madrid) y en multitud de recitales de poesía hebrea, castellana y mística española del siglo XVI.

Como escritora, ha publicado el álbum “Pipa MacLeo” (Uno, 2015), la epopeya “Donde no había lobos” (Eirene, 2019) y la presente novela “El lector de almohadas” (Velasco, 2024).

 

Pepa, que las almohadas le sigan inspirando…Un placer…

P.- Por favor presente a Pepa G. Lillo.

R.- Me llamo Pepa G. Lillo, tengo 53 años, soy toledana por los cuatro costados y tengo dos proyectos artísticos: uno es literario y el otro es musical. No podría elegir uno de los dos sin olvidarme de mi otra mitad. Me gusta la vida que llevo, no la cambiaría por nada. Me considero una mujer realizada, feminista, libre y comprometida. Vivo con mi compañero desde 1998 y tengo dos gatas a las que considero parte de mi familia. Me gusta el cine, las series de televisión, los libros, los comics, dibujar, los dulces y la cerveza con limón. Odio las aglomeraciones, el verano y prefiero mil veces una reunión de amigos en el salón de mi casa a estar de pie en un bar soportando chácharas que no me interesan.

P.- ¿Desde cuándo escribe y por qué?

R.- He leído mucho más que he escrito. Es imprescindible como aprendizaje, entre otras cosas. Pero siempre me gustó la narración, ya hacía mis pinitos de niña. De manera profesional, escribo desde hace muy poco, unos cuatro años. Lo que ocurre es que he tenido mucha suerte y me han publicado enseguida.

P.- Después de pensar, imaginar, escribir y publicar la novela ¿la cabeza bien?

R.- Perfectamente. Es lo que tiene empezar en esto cuando la tienes ya amueblada y bien dispuesta. Una mente madura conoce sus límites, sus responsabilidades y, sobre todo, no elucubra o sueña de más. Y, si lo hace, lo cuenta en otra novela. No se le pueden poner trabas a la creación, por eso detesto la censura en cualquiera de sus grados.

 

 

P.- ¿Cuándo, cómo y por qué nace "El lector de almohadas"?

R.- Nace de la frustración en realidad. El día que se me ocurrió el argumento, me había acostado temprano porque no encontraba la forma de seguir escribiendo otra novela que tenía entre manos. Me agarré a la almohada y descargué en ella mi enfado tratando de buscar una solución. Entonces pensé en que siempre hacemos esto cuando nos vamos a dormir, incluso hay un dicho popular: consúltalo con la almohada. Comencé a recrear la fantasía de poder “leer” las historias de otros impresas de alguna manera en sus almohadones. Imaginé un personaje insólito que tuviera este poder y lo coloqué en una serie de escenarios a su medida. Lo demás, el cuerpo y el desarrollo de la novela, llegó por sí solo.

P.- ¿Es todo imaginación o se ha documentado en alguna forma?

R.- Siempre hay que documentarse cuando se escribe, aunque sea fantasía pura y dura. No hay más remedio si se quiere ofrecer algo de calidad y con rigor. En “El lector de almohadas” tuve que recrear épocas pasadas, por ejemplo, o hablar sobre temáticas que me eran ajenas. No hay otra manera de hacerlo si el objetivo es que la ficción parezca realidad: el estudio y la investigación son imprescindibles.

P.- ¿Cuándo escribe, lee a otros autores?

R.- Nunca. Y no entiendo que alguien lo haga para encontrar no sé qué inspiración. Así pasa a veces, que estás leyendo a algún autor y ves la sombra de otro, normalmente más conocido, entre líneas. Todos tenemos influencias, pero hay que saber distinguirlas de ese tipo de parasitación que le dejo a quien lo necesite. Yo prefiero pensar por mí misma y darle rienda a mi imaginación.

P.- ¿Quién ha diseñado la portada?

R.- Gabriel Navalón creó la imagen, la composición y se encargó del retoque. Además, sin utilizar ningún tipo de inteligencia artificial. Él se valió de la suya propia y del buen gusto para dar lustre a la idea que le pedí en su momento. Hicimos varios bocetos y, al final, decidimos entre Velasco Ediciones y nosotros cuál era la mejor. Además de diseñador gráfico, es músico y productor musical. Un lujo haber contado con él.

P.- ¿Qué le cuesta más: escribir para un público infantil o adulto?

R.- Adulto. Los niños lo hacen todo fácil.

P.- ¿Cuáles son sus géneros y autores favoritos?

R.- No tengo un solo género que me guste y tampoco me decanto por este o aquel autor. Leo de todo siempre y cuando me seduzca, desde una novela densa por su contenido o temática hasta una tira cómica. Me quedan muchos escritores y escritoras por leer. No descarto a nadie salvo si pertenece a ese infame grupito tan de moda que supuestamente escribe novela histórica mientras cambia el pasado a su conveniencia narrando lo que le place porque le place, sin fundamentos ni independencia. Las novelas ideológicas no me interesan. Novela histérica, la llamo yo.

P.- Como lectora, prefiere ¿libro electrónico, papel o audio libro?

R.- Papel. Me gusta sentarme delante de mi pequeña biblioteca casera a trabajar, custodiada por mis colecciones.

P.- ¿Qué está leyendo ahora mismo? Recomiende, por favor, un par de títulos.

R.- No estoy leyendo nada porque estoy escribiendo, pero recomiendo mi anterior novela “Donde no había lobos”, para todos aquellos que disfruten con la fantasía, y “Olvidado rey Gudú” de Ana María Matute.

P.- ¿Qué manías tiene a la hora de escribir?

R.- No tengo manías. Abro un archivo de Word para notas y otro para el texto en sí, fuente Times New Roman tamaño 12, quito el espacio entre párrafos y ya está.

P.- Relate alguna curiosidad literaria personal que le haya ocurrido y no ha desvelado hasta ahora...si la hubiere.

R.- Lo mejor fue cuando una persona me preguntó si lo que narro en “El lector de almohadas” es cierto, que le contara qué hay de verdad o de ficción en él porque no lo distinguía bien y que, por favor, escribiera una segunda parte. Este tipo de situaciones me hace pensar que aún hay esperanza en la literatura.

P.- Venda su libro ¿por qué hay que leer "El lector de almohadas"?

R.- Porque es inclasificable, diferente, terroríficamente divertido, altamente sensual y peligrosamente adictivo.

P.- Sus planes a corto y medio plazo ¿son?

R.- Empezar a mover la siguiente novela que tengo ya preparada y mis conciertos. También el próximo disco con mi grupo: Ethnos Atramo.