La diabetes también influye en la ortodoncia: investigadores de la UMU a analizan los retos clínicos en pacientes diabéticos

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La diabetes también influye en la ortodoncia: investigadores de la UMU a analizan los retos clínicos en pacientes diabéticos

 

Un estudio sistemático liderado por la UMU revela cómo la diabetes puede alterar el movimiento dental, incrementar la inflamación y afectar la respuesta del hueso durante tratamientos ortodóncicos

 

La diabetes no solo impacta el corazón, los riñones o los ojos. Una nueva revisión sistemática coordinada por investigadores de la Universidad de Murcia (UMU), con participación de la graduada Paula García Ríos y los doctores Francisco Javier Rodríguez LozanoJulia Guerrero GironésMiguel R. Pecci Lloret y Ricardo Elías Oñate Sánchez, muestra que también puede afectar significativamente los tratamientos de ortodoncia. El estudio, publicado en Journal of Clinical Medicine, recopila la evidencia más reciente sobre cómo esta enfermedad metabólica altera los procesos biológicos necesarios para un movimiento dental eficaz.

 

Una inflamación persistente que complica el tratamiento

 

Según este trabajo, tanto la diabetes tipo 1 como la tipo 2 pueden provocar una respuesta inflamatoria exagerada durante la ortodoncia, lo que incrementa el sangrado, retrasa o acelera de forma incorrecta el movimiento de los dientes y debilita la regeneración ósea.

 

En las personas con estas patologías, las encías reaccionan con más inflamación de lo normal, lo que puede provocar mayor sangrado, un movimiento inadecuado de los dientes y una recuperación más complicada del hueso que los sujeta. Esto se debe a la acumulación de productos de glicación avanzada (AGEs), que provocan un exceso de azúcar en sangre, y de unas proteínas, las citoquinas, que promueven la inflamación en los tejidos que rodean al diente. 

 

“En pacientes diabéticos, incluso con tratamientos ortodóncicos bien planificados, el entorno inflamatorio es más agresivo, y esto conlleva un mayor riesgo de pérdida ósea y complicaciones periodontales”, explica Francisco Javier Rodríguez Lozano.

 

El hueso también sufre

 

En estos pacientes, el hueso que sostiene los dientes, el hueso alveolar, no se remodela con normalidad: se rompe más de lo que se regenera. Estudios en modelos animales muestran que las células que desgastan el hueso (osteoclastos) y el ligamento que sujeta el diente funcionan de manera alterada. Esto hace que el movimiento de los dientes durante la ortodoncia sea más lento o siga un patrón distinto al esperado.

 

Otros efectos observados incluyen una capacidad reducida de los tejidos internos del diente para repararse ante estímulos y una mayor propensión a la reabsorción de raíces dentales, especialmente en casos con mal control glucémico. Sin embargo, el estudio también señala que estos efectos pueden atenuarse con una buena gestión médica y farmacológica del paciente.

 

Insulina, metformina e inhibidores de la DPP-4 son algunos de los fármacos cuya influencia en el entorno bucal también ha sido analizada. En varios estudios incluidos, se ha comprobado que el uso combinado de insulina y metformina ayuda a restaurar la respuesta periodontal y a reducir el daño tisular durante el tratamiento ortodóncico.

 

Hacia una ortodoncia personalizada y segura

 

El equipo de la UMU insiste en la necesidad de un abordaje multidisciplinar. “Los tratamientos deben adaptarse a cada paciente con diabetes, con controles glucémicos previos y durante la ortodoncia, y una vigilancia periodontal más frecuente”, explica García Ríos.

 

Los hallazgos de esta revisión ofrecen una base científica para diseñar protocolos personalizados que mejoren la eficacia y seguridad de la ortodoncia en pacientes con diabetes. Además, abren la puerta a nuevas líneas de investigación clínica y farmacológica que integren salud oral y control metabólico como pilares conjuntos del tratamiento.