Montanaro: FANATISMO IDEOLÓGICO O LA PARANOIA SÁNCHISTA
FANATISMO IDEOLÓGICO O LA PARANOIA SÁNCHISTA
En el ámbito de las ideologías, el fanatismo alude a creencias extremas que superan la racionalidad. Así, el fanatismo puede convertirse en un gran problema para una persona y para su entorno, y si el entorno son 50 millones de almas, entonces es crítico. Genera problemas de todo tipo, tanto para sí mismo como para las personas que le rodean y así van.
El fanatismo como enfermedad cognitiva presenta aletas y alarmas a modo de señales que pueden indicar el comportamiento de un fanático, vean, comparen y si encuentran alguna coincidencia con la realidad, vuelvan a votar a esta banda de cuatreros.
La falta de flexibilidad cognitiva es una de las características principales que presentan los fanáticos y consiste en una imposibilidad o dificultad para cambiar de opinión, aprender lecciones de los propios errores o bien adaptar sus planteamientos a un entorno cambiante. Es una forma monolítica y cuadriculada de ver la vida, impide modificar los propios planteamientos, aunque la evidencia o la lógica inviten a lo contrario. Es habitual que esta falta de flexibilidad es una suerte de interacción con otras personas poco satisfactoria y marcada por el conflicto y la falta de cortesía y respeto.
Otra señal es creer que uno lo sabe todo. Tendencia a creer que lo saben todo de la vida y que no les queda nada por aprender, asumiendo que los propios esquemas mentales ya encajan lo suficiente con la realidad. Las personas que presentan un modelo de pensamiento fanático también suelen considerar que quienes no comparten sus posicionamientos o puntos de vista están equivocados o son idiotas…
A propósito de idiotas. "La palabra 'idiota' viene del griego ἰδιώτης idiṓtēs y originalmente no era un adjetivo irrespetuoso, despectivo ni insultante. Tampoco tenía ninguna relación con la inteligencia de la persona a la que se refería, argumento que justifica a Oscar Puente, Bolaños y al propio Sánchez. Se usaba para referirse a alguien promedio o un ciudadano privado, a diferencia de un erudito o alguien que actuaba en nombre del Estado u ocupaba un cargo público, que paradoja. Los griegos valoraban mucho la participación cívica, reconociendo que sin ella la democracia colapsaba, se esperaba que todos los ciudadanos estuvieran interesados, y versados, en los asuntos públicos. O sea, que no fueran idiotas. Mantenerse al margen de la vida pública era un signo de ignorancia, de falta de educación, de desinformación y de abandono del deber." Hoy esos ignorantes, esos idiotas forman nuestro tejido político más mediocre.
“Los fanáticos son personas que tienden a simplificar en exceso la vida y el mundo que los rodea, así como a generalizar constantemente sobre grupos de personas determinados”
Un pensamiento fanático empuja a la persona a considerar que ella tiene la razón en cualquier posicionamiento por el que toma partido, ya sea político, ideológico, deportivo, social o religioso, también en el tema técnico y energético como ha demostrado el sátrapa.
Los fanáticos son personas que tienden a simplificar en exceso la vida y el mundo que los rodea, así como a generalizar constantemente sobre grupos de personas determinados. Esta tendencia a la generalización se debe también a una falta de flexibilidad cognitiva que impide a la persona tener en cuenta los matices de la realidad y las partes complejas que rodean un tema determinado o una problemática de cualquier tipo. Simplifica lo complejo para derivar la atención.
Se obsesionan con una idea y no ven más allá. Es habitual que las personas fanáticas vivan su vida en torno al tema del que son fanáticos, ya sea un partido político o una ideología determinada. No presentan ningún tema de conversación aparte del tema central que le ocupa y vive su vida obsesionada con dicho fenómeno, llegando a interaccionar y estableciendo amistades que presenten un grado de fanatismo similar al suyo. Es el puto amo.
El proselitismo como identidad, hábito consciente y sistemático que ponen en práctica la mayoría de fanáticos para atraer a más adeptos a su causa, a su partido político y a su organización. Este proselitismo se pone en práctica con todas las personas a las que los fanáticos tengan acceso, ya sean amigos, familiares, parejas o desconocidos.
“Curioso que, fuera de su entorno socialista y preparado, Sánchez solo sabe salir huyendo.”
Este fanatismo político se caracteriza por una falta de habilidades sociales, derivada, a su vez también, de una falta de flexibilidad cognitiva y una incapacidad por considerar otras opiniones contrarias a la propia. Las habilidades sociales son aquellas aptitudes que nos permiten relacionarnos correctamente con nuestro entorno y establecer vínculos emocionales y sociales significativos con las personas que nos encontramos en la vida. Curioso que, fuera de su entorno socialista y preparado, Sánchez solo sabe salir huyendo. Algunas de estas habilidades son la asertividad, la empatía, la escucha activa, la capacidad de cambiar de opinión, la inteligencia emocional, la capacidad de disculparse y la negociación, entre otras. Características claras de nuestro presidente por accidente democrático y traición. Para terminar con las señales del psicópata, hay una tendencia a la confrontación agresiva y sistemática para tener y crear conflictos con todo el mundo con el que se relacionan debido a su fanatismo e incapacidad de ceder o dar el brazo a torcer. Esta tendencia a la conflictividad puede ocasionar también conductas agresivas o violencia cuando se encuentran con una oposición directa a sus ideas o concepción de la vida. No toleran la disidencia. Comportamiento que podemos observar en todo tipo de sectas y organizaciones en las que se exige una adhesión absoluta a los principios y valores que rigen dicha institución, partido político u organización, radicados que no erradicados de la izquierda y extrema izquierda española.
“Ejemplo de sumisión es el de la cateta “ministra de defensa”, que no ha leído a Galdós y los Episodios Nacionales, o lo desprecia.”
Las personas fanáticas suelen tolerar muy poco o nada las muestras de disidencia y los enfrentamientos hacia sus ideas, creencias o planteamientos vitales en general. Ejemplo de sumisión es el de la cateta “ministra de defensa”, que no ha leído a Galdós y los Episodios Nacionales, o lo desprecia. Si hay un símbolo de unión de pueblo y ejército en la defensa de la integridad y libertad de la Nación, ese es el 2 de mayo y la Guerra de la Independencia. Luego refrendado en la Constitución de 1812, constitución liberal pionera.
Esta cateta por muy jueza que sea, es una impresentable analfabeta histórica, obviamente socialista, una impresentable analfabeta para dirigir las FAS, actúa con acritud e ignorancia como “menestra de verduras” pero, como todo tiene su contrapeso, ella, que no ha permitido el desfile, se cree que las FAS son de ella, que diría su líder sectario y fanático pero, Ayuso les ha vacilado otra vez a todos, al denigrante Bolaños otra vez, a Oscar López, que todo lo que tiene de grande lo tiene de lelo y de bedel de Ábalos, sin duda es la bestia negra del socialismo, es otra heroína en el 2 de mayo del 2025 ante la mediocridad socialista representada por Sánchez y una horda de idiotas contractuales, ya en el banquillo ante los jueces el primero, el hermano favorecido, presuntamente…
“El mérito molesta por draconiano. El talento incomoda y se desprecia. Y el resultado es tan predecible como repugnante, los mejores huyen mientras los inútiles aplauden. Y lo peor es que ya no se echa de menos a los mejores.”
Las críticas a la democracia no son nuevas. Los filósofos griegos criticaron la democracia y cómo encajan con la política actual su mediocridad, su demagogia y su populismo como norma. La democracia como farsa colectiva. Así las cosas, durante los años 80 y 90 aún se veía cierta dignidad institucional. Los ministros sabían de lo que hablaban, eran cultos y formados. Se elegían por su competencia y no por obediencia. Había ingenieros en Fomento, médicos en Sanidad, empresarios y agrónomos en Agricultura. No eran apóstoles, pero tenían oficio y estaban de paso aportando experiencia y conocimiento. Hoy todo eso ha volado por los aires. Hoy es un nuevo oficio absentista de conocimiento dónde, no se requiere ningún mérito más que, la obediencia.
Ahora forman el tejido institucional los más obedientes, no los más capaces. Hoy se premia la lealtad y sumisión al partido, no el conocimiento. Los cargos se reparten como botín. El mérito molesta por draconiano. El talento incomoda y se desprecia. Y el resultado es tan predecible como repugnante, los mejores huyen mientras los inútiles aplauden. Y lo peor es que ya no se echa de menos a los mejores.
En La República, Platón comparaba la democracia con un barco en el que los pasajeros, sin saber nada de navegación, deciden por mayoría quién lleva el timón. ¿El resultado? El naufragio. La democracia, cuando degenera, no produce libertad, sino caos. “La democracia, en su afán de libertad, termina por caer en la anarquía.”
Sócrates, en los diálogos de Platón, desmonta otro mito: que todos los votos valen lo mismo. ¿Por qué exigimos conocimientos para operar un corazón o para construir un puente o un avión, pero no para legislar en un país? Por ejemplo…
La democracia convierte el juicio en lotería emocional. El voto sin formación es un acto de fe. Y una sociedad sin ciudadanos virtuosos está condenada a elegir a sus propios verdugos.
En su Política, Aristóteles distingue entre formas puras como la monarquía, la aristocracia o la Politeia -Estado, constitución, régimen político, república. ciudadanía- y sus degeneraciones como la tiranía, la oligarquía o la democracia. Para Aristóteles, la democracia es una forma corrupta de gobierno, no es el gobierno del pueblo, sino del populacho. Del interés de los muchos frente al bien común. Del saqueo al rico con coartada legal. Del resentimiento como política. “La democracia surge cuando, al ser todos iguales en ciertos aspectos, se pretende que lo son en todo.”
En su crónica sobre la guerra del Peloponeso, Tucídides muestra cómo la democracia ateniense fue arrastrada al abismo por los demagogos. Promesas huecas, decisiones suicidas y oratoria manipuladora. ¿Les suena?
El pueblo, convertido en masa, no piensa, no reacciona. Y quien mejor lo agite, gana. El resultado era, es y serán catástrofes políticas, guerras absurdas y una sociedad sin rumbo. El resentimiento como ideología, como fanatismo ideológico.
“Como decía antes, el problema no es solo que los mejores se vayan. Es que ya nadie los echa de menos.”
Lo más actual de estos clásicos es su intuición de que la democracia degenerada se basa en el resentimiento. Se legisla, no para construir, sino para castigar. No para mejorar, sino para vengarse. ¿Más de lo mismo en Moncloa y Ferraz, ojo y en Génova? El votante elige al que menos odia, se vota en contra y no a favor, el político en las listas de desconocidos se convierte en terapeuta emocional de masas frustradas. Y el sistema premia al que más divide.
Hoy tenemos ministros sin ideas, directores generales sin currículum y amancebados, y políticas redactadas por tertulianos de fortuna, en este país todos sabemos de fútbol y de política, menos de toros…. Lo grave no es solo que esto ocurra. Lo grave es que se aplauda. ¿Consuela ver a un inútil llegar a ministro? si él puede, yo también…. Se hace más llevadero mirarse al espejo sabiendo que el mérito ya no importa, que la ignorancia también tiene su cuota de poder. Es como el burro, tonto y lelo…
Como decía antes, el problema no es solo que los mejores se vayan. Es que ya nadie los echa de menos.
Siempre que alguien, a lo largo del devenir humano, colocó a la ideología por encima de otros seres humanos, alguien sufre. Una navaja filosófica es un atajo mental que puede ayudar a llegar a mejores explicaciones de un fenómeno al descartar hipótesis innecesariamente complejas o poco probables. Y Así, con Occam, se manipula la estupidez.
Hitchens decía que, "Aquello que se afirma sin evidencia se puede rechazar sin evidencia", o Hanlon, "Nunca atribuyas a la malicia aquello que puede ser explicado adecuadamente por la estupidez". Así «La escoba de Occam establece que cualquier persona pasa por alto aquello que puede debilitar sus posicionamientos políticos, sociales o culturales», y Sánchez se la aplica sin piedad.
No será la primera vez, por desgracia tampoco la última en la que un hecho trágico se convierte en un trampolín ideológico para ensuciar los hechos con una carga política que no tienen, lo vivimos con la Pandemia, con la Riada de Paiporta en Valencia, con el apagón pronosticado, con el deterioro de los trenes, incluso al tráfico de seres humanos y a las mafias de inmigrantes. Nos hemos acostumbrado a que los crímenes puedan ser utilizados a gusto del consumidor en este estado de guerra cultural permanente. Nadie está a salvo, y es muy complejo escapar de estas dinámicas. Como aquel personaje de una novela de Claudio Magris, “no soy pesimista porque las cosas siempre suelen salir peor de lo había pensado”.
Las teorías de la maquinación y manipulación son promiscuas y llevan a generar combinaciones extrañas de elementos. Muchos se aprovechan de estas insólitas conexiones para fortalecer sus conjeturas. Las teorías de la conspiración son especialmente epidémicas en nuestros días. Cuando ya se ha elaborado una trama, simplemente hace falta soltarla para que continúe engordando.
Andrés Hernández Martínez