La UCO, ese olvido que ahora lamentan

Juan M. Uriarte

Desde niño me engancharon las películas del Oeste. Probablemente los western eran las únicas películas ´violentas´ -sonroja llamarlas así con lo que hoy puede verse en TV- que no parecían inadecuadas en casa para mis tiernas edades. Había una historia épica, o un conflicto local, a veces amor…, pero lo que más me erizaba era la arbitrariedad, la injusticia, el abuso del débil, la risa del malvado y la impotencia al contemplarlo. Dice el salmo que el camino del impío acaba mal, pero tantas veces en la vida, resulta que los tramposos, ladrones y malvados tienen victorias, al menos temporales.

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La maquinaria Sánchez contaba con manipular todas las piezas: CIS, RTVE, Fiscalía General, Tribunal Constitucional… En suma, que cada parte funcionara con perfecto engranaje ad maiorem gloriam Petri. La ocupación institucional y el trapicheo-latrocinio iba bien, el pacto con el prófugo, los indultos, la amnistía para dejar en papel mojado la sentencia del TS contra los actores del Procés, etc. Tacita a tacita, todo parecía iba saliendo. Abalos feliz, Cerdán sonriente, Sánchez, inmarcesible. Pero hubo un flanco que el gobierno sanchez-progresista olvidó y ahora empieza a lamentar. Se trata de la UCO, vamos de la Guardia Civil de toda la vida.

Felipe González, cuando estaba en la oposición y llevaba chaqueta de pana, sí pensó en eliminar la Guardia Civil. Al llegar a Moncloa se hizo sin embargo fan de los tricornios. Pérez-Reverte contó una vez que le preguntó por ello a González con esta respuesta: «Descubrí que tener un Cuerpo disciplinado que cumple órdenes contra viento y marea, siempre en su puesto pase lo que pase, es algo extremadamente valioso».

La Guardia Civil no es una policía franquista con bigote. La Benemérita es un cuerpo policial de estructura militar fundado en 1844, profundamente imbricado con los españoles. “La pareja” de la guardia civil ha sido señal inequívoca de la legalidad por los caminos y pueblos de España.  “Viva España, viva el rey, viva el orden y la ley, viva honrada la Guardia Civil”. ¿Cómo su himno no lo ha derogado este gobierno y sustituido por una balada menos castrense y más happy flower? No han reparado en ello, o quizá saben que eliminar a la guardia civil sería ciscarse en nuestras esencias.

No cayeron en ello, olvidaron esos políticos que la GC no iba a claudicar. Sacrificio, valor, y cumplimiento del deber. Han dado buena cuenta de ello, y mucha sangre; solo ETA asesinó vilmente a más de doscientos tricornios.

El enorme éxito que está teniendo la UCO de la Guardia Civil en desentrañar esta banda de forajidos de las entrañas del PSOE se debe a dos motivos principales: 1) el ansia de justicia 2) su independencia operativa.

La capacidad de trabajo y de perseguir el delito a las órdenes -esto es importante para un guardiacivil- de un juez instructor. Son funcionarios del Ministerio del Interior, pero funcionalmente la UCO actúa como Policía Judicial, a las órdenes exclusivas de los jueces instructores. No informan de sus investigaciones al gobierno; ni deben ni quieren. Bien lo sabe Fernando Marlaska, que se las tuvo que tener tiesas con el coronel Pérez de los Cobos cuando quiso meter las narices ministeriales en una investigación jurisdiccional en mayo 2020 (primer estado alarma por COVID).

Además sostengo que el maltrato de estos últimos años hacia la Guardia Civil ha acentuado el celo investigador de los agentes de la UCO y su hermetismo ha sido aún más perfecto, sabiendo como saben que están investigando mierda de alto voltaje muy cerca del sancta santorum gubernamental y de Ferraz. Investigan sobre un polvorín de guano que pringa potencialmente a ministros, diputados, expresidentes autonómicos y vaya usted a saber…

Las pelis del oeste, decíamos sí, cine y algo más. Hace pocas semanas el actor y director Clint Eastwood cumplió noventa y cinco tacos.  Siempre fui devoto suyo. El viejo y enjuto Clint encarna con frecuencia en sus películas la idea de que el mal no quede impune. La justicia no es una utopía concepto inalcanzable. El viejo y enjuto Eastwood explicita pues el aforismo -él diría que llamarlo aforismo es una mariconada de mierda -de que la justicia es dar a cada uno lo suyo. Icónicamente todo queda resumido en aquella mítica foto de descanso del rodaje de  El bueno, el feo y el malo: Clint Eastwood, Lee Van Cleef y un sargento de la guardia civil, una terna de garantías frente a corruptos.

La vida no es un spaguetti-western, pero hacer el mal no puede ser igual que hacer el bien, ni aquel debe quedar impune. Eso es muy importante, para Eastwood, para la UCO y para cualquier bien nacido.