PENSANDO EN VOZ ALTA: EL ESCRITOR Y SUS MANÍAS

Paco Marín

PENSANDO EN VOZ ALTA

 

EL ESCRITOR Y SUS MANÍAS

 

En esta barahúnda de noticias, de dimes y diretes, el ánimo decae ante tanta poca vergüenza y tanto payaso. Por eso quiero, al menos lo voy a intentar, relajar el ánimo; para ello voy a referirme hoy a las manías que tienen algunos escritores. Omito el nombre, nombre que se conocerá, si esta columna de hoy es del gusto de los lectores. Espero sus opiniones y teniendo en cuenta las mismas me decidiré a publicar, si alguna editorial se arriesga, un libro con dicho título “El escritor y sus manías”. Todos los que se dedican al noble oficio de escribir en el momento de ponerse a ello y durante dicha labor tienen una serie de tic-costumbres-manías… cada uno la catalogue como mejor le parezca.

Comenzamos haciendo referencia al gusto musical: «Me concentro muy bien y escucho música barroca con oboes. Algunas veces, oigo música de los guateques de los años sesenta y sonrío pensando en lo que se fue para siempre». «Música en inglés para no despistarme con la letra. Y un rito que se repite desde hace muchos años: la primera canción que oigo justo antes de empezar a escribir es Aguas de marzo, una versión de Elis Regina y Antonio Carlos Jobim». «Necesito música que no pueda cantar para aislarme. Pueden derruir un edificio a mi lado, si tengo música, no me desconcentro». «Me gusta escribir mientras oigo trova de cantautores españoles, Serrat, Sabina, Aute, Alberto Cortez».

Lugar de trabajo, estado y elementos complementarios: «Yo escribo siempre medio borracho. Con un vaso de whisky sin hielo junto al ordenador. Le voy dando sorbitos y escribo mejor a medida que el vaso se vacía. En el momento en que me pongo el segundo, empiezo a escribir peor y cuando me lo termino, me voy a dormir. Como dijo Hemingway, escribo borracho y corrijo sobrio». «Tengo frío cuando escribo, así que lo hago bien abrigada, con mantita, chaqueta de lana e incluso mitones, un café de vez en cuando y poco más». «Escribo con un secador de pelo conectado. El ruido me aísla del ruido. Algunos podrían decir que es una conducta extraña, pero es porque no lo han probado»«Sobre todo, que no me miren mientras escribo. Escribir para mí es un acto íntimo y me bloqueo si alguien me mira mientras lo hago». «Escribo sentada en el sofá, descalza, con las piernas estiradas sobre una mesita baja y el portátil apoyado en las rodillas». «Escribo a partir de las tres de la mañana y cuando voy a empezar una novela me preparo casi como lo haría un jugador de fútbol, corro y hago abdominales casi hasta matarme, sólo entonces cuando mi mente está lúcida empiezo a escribir». «Escribo de noche. Soy noctílope (no lo busquen en el diccionario). Y no puedo escribir si no tengo en casa Coca-Cola Zero y avellanas». «He tenido manías de todos los colores, he llegado a escribir sólo de madrugada, con música clásica, con ópera, sin música, luego otras novelas las he escrito únicamente de día, una vez escribí tomando generosas dosis de cierto whisky porque era lo que bebía uno de mis personajes».

 

Llama la atención, también, las vestimentas o no de los escribidores, su aseo y sibaritismo, veamos: «Tres requisitos fundamentales cuando escribo: soledad, desnudez y una copita de calvados. Preferiblemente por la tarde; casi nunca por la noche. Aunque ocasionalmente tomo notas en pequeños cuadernillos escribo siempre a ordenador, con el que siento una mayor fluidez y precisión. Reviso mis textos invariablemente repitiéndolos en voz alta una y otra vez mientras deambulo por casa, es por eso, que, aunque escriba desnudo nunca lo hago descalzo». «Escribo descalzo y nunca paso por la ducha antes de terminar mi jornada novelística».

Para acabar vamos a observar los elementos de escritura y su relación con ellos: «Escribo a ordenador, muy rápido, y corrijo mucho durante y después de acabar el texto. Ni siquiera imprimo el texto antes de mandarlo a la editorial». «Suelo escribir a mano, en cualquier terraza, con un café y un puro. Utilizo libretas y a veces papel reciclado. Me gusta el ritmo, el tempo que precisas cuando escribes a mano. El bolígrafo es una prolongación del pensamiento. Por la noche, en casa, lo reescribo delante del ordenador». «Voy escribiendo en el móvil, que son las servilletas de antes pero que no suena tan romántico, las bromas que se me ocurren». «Escribo a mano y en lápiz. Me gusta escribir en los cafés, en cuanto noto que pierdo la concentración, cojo mi cuaderno y un estuche con lápiz, goma y sacapuntas y me voy a algún café». «Un ordenador de última hora, donde centro los textos, y varios cuadernos de altísima calidad en cuanto a la encuadernación y el papel, a los que sumo un arsenal de lápices mecánicos y de colores».

 

Hay infinidad de manías de toda índole. Hemos expuesto una minúscula muestra, prometo muchas más. Y, finalizamos con esta: «Ninguna. Mi única manía es no tener manías, en eso soy muy maniático. Le tengo manía a las manías».