AULA DE TEATRO DEL DESVÁN , LLENO TOTAL CON LA OBRA LISÍSTRATA EN BENEFICIO DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA CONTRA EL CÁNCER DE CARTAGENA

AULA DE TEATRO DEL DESVÁN , LLENO TOTAL CON LA OBRA LISÍSTRATA EN BENEFICIO DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA CONTRA EL CÁNCER DE CARTAGENA
Todo comenzó mucho tiempo atrás…
Sí, un octubre todavía caluroso abría sus puertas de nuevo al reencuentro de un grupo singular, especial, increíble, generoso. Los abrazos no tardaron en llegar, las risas, las ilusiones, las ganas de contarse cosas. Él venía con un texto bajo el brazo. De cara tierna y ojos cristalinos, dibujaba la sonrisa que siempre le provoca el iniciar un nuevo camino con nosotros. José Salguero, nuestro Pepe, se armaba de nuevo de ilusión y ganas para contar una historia, a la manera de Pepe. Las risas estaban aseguradas, la locura, lo esperpéntico, sin dejar a un lado el compromiso y la solidaridad que siempre acompaña a las historias llevadas a escena del Aula de Teatro del Desván.
Me crucé en sus vidas por casualidad. O quizá estábamos predestinados a ello. El primer día que acudí al aula de ensayo, descubrí el compañerismo en estado puro. Y me quedé. Pese a mis inseguridades y algo de temor, me quedé con ellos, a su lado.
Y recibí todo el cariño, el apoyo, los consejos y las ganas de subirme con ellos a un escenario. Aunque nunca antes lo había hecho.
Ante mi nerviosismo en los ensayos, creyendo que no saldría bien, ellos siempre aportaban esa tranquilidad que la experiencia de los años juntos, les arropaba.
Y en un instante supe que formaba parte de la familia del Desván. Porque eso somos, una familia que no necesita lazos de sangre.
Ayer, 5 de junio, estrenamos Lisístrata. Una adaptación a la obra griega de Aristófanes. Estoy segura de que es la mejor adaptación de todos los tiempos, o al menos escrita con la mayor dedicación, entusiasmo y profesionalidad.
¿Os cuento un secreto? A las seis de la tarde estábamos en el escenario sin dar pie con bola. El texto olvidado, las canciones desafinadas, Pepe a punto del colapso, yo histérica perdida con un ir y venir al baño con nauseas…
¡Estábamos poniendo a prueba la paciencia de Pepe! Ja, ja. No era otra cosa.
Lo que quiero contar es que detrás hay un trabajo inmenso. Lunes de ensayo, de cambios, de adaptaciones por circunstancias personales. ¡Somos 17! Imaginad lo que cada uno lleva detrás para que todo cuadre.
Pero nos crecemos ante las adversidades. Siempre hay un achuchón el día que estás en horas bajas, un trocito de jengibre cuando notas que la garganta no responde, una sonrisa o un guiño de complicidad.

Y por encima de todo, el compañerismo. Nunca, fuera del teatro he sentido ese compañerismo. ¿Estáis acostumbrados a que la gente se alegre del éxito de otros? ¿De que las cosas les vayan bien?

No, por desgracia no es así. Vivimos en un mundo de envidias, sin generalizar, pero así es. Pero yo he descubierto ese compañerismo en ese desván del que no tengo llave porque siempre está abierto para todos.
Compañerismo y un trabajo detrás que no se ve. Estudiar, ensayar, encontrar el punto a tu personaje, desinhibirte…
Desinhibirse ha sido importante, porque, Pepe, ¿en qué estabas pensando cuando escribiste la adaptación?
Me la tienes que bajar. ¿Y qué quieres que te la baje de un puñetazo?
¿Qué estarían pensando tus padres cuando te pusieron tu nombre, Pollerum?
Mi chichi, mi ojiva del amor
Te voy a decir dónde vas a escribir tu nombre con esa tiza tan grande que tienes.
¡Viva el fornicio!
¿Qué sabrás tú de la vida de mi toto?
Bueno, bueno, pero todo esto porque estábamos luchando por la paz, y decidimos hacer una huelga de piernas cruzadas hasta que nuestros maridos firmaran la paz.

Y dio resultado, vaya que sí. Por una paz larga y duradera.
Porque el mundo necesita estar en PAZ.
Y el reloj marcaba las ocho. Era el momento. Incertidumbre, nervios, emoción al escuchar el bullicio al otro lado del telón.
¡Todo fluyó! En la primera escena las mujeres lo dieron todo. Desapareció lo ocurrido en el ensayo anterior. Los que estábamos entre bambalinas nos mirábamos tranquilizadores. Un apretón de manos en silencio nos hacía llegar ese, todo va a ir bien.
Una escena tras otra. Risas, aplausos, canciones, energía bonita flotando en el teatro.
Dicen que los decibelios subieron a 90 con los aplausos.
El cariño del público es el mejor regalo. Y los abrazos de después.

Gracias, Pepe, por tu entrega y tu paciencia. Gracias, compañeros. Gracias a todos los que nos acompañasteis ayer, porque llevamos un trocito de todos vosotros en nuestros corazones. Gracias, Pollerum, por esa seguridad que me has transmitido en el escenario, y por ser un marido teatral de diez.
Montse, de SolMon Teatre, enhorabuena por el premio Pata de Gallo que recibiste por tu gran trabajo en el teatro inclusivo.
Y viva la solidaridad. Porque mueve el mundo.
Porque cada uno de los que estuvisteis anoche, habéis contribuido al comprar vuestra entrada con la Asociación española contra el cáncer de Cartagena.
Teatro lleno, público en pie, y nosotros… nosotros felices de tener el valor de subir a un escenario con un par de... pritones.