MI CHICA, 33 AÑOS JUNTOS Y ME SIGUE SORPRENDIENDO

MI CHICA, 33 AÑOS JUNTOS Y ME SIGUE SORPRENDIENDO
Siempre me he preguntado cómo se enfrentan los escritores a una página en blanco, cómo nacen esas historias.
Y aquí estoy yo, que no tengo el don de la palabra y además siento que tengo el listón muy alto en casa. Hay varias personitas que escriben bellas historias y de las que estoy muy orgulloso. Ellas son mi familia.
Conocí a Eva con dos años. Una historia preciosa que ella ha incluido en este libro. Buscadla, se llama noviembre del 75.
Ella iba en su silleta y yo en la mía, y 17 años más tarde nos encontramos una noche de verano en las playas de Mazarrón. Estaba preciosa, vaya ojazos y vaya sonrisa. Esos mismos ojos y esa misma sonrisa que todavía conserva intacta.
Recuerdo el primer día en la playa después de aquella noche. Llevaba un bañador con tejido como los jeans. Según decía ella, era la novedad ese verano de la firma Majestic. Y le hacía una figura… Eva y su bañador crearon furor en todo el Puerto de Mazarrón.
Os voy a contar algo. Yo en teoría iba a estar todo el verano trabajando en un bar en La Manga con mi amigo Juanma. Pero al llegar agosto pedí un aumento de sueldo. El dueño me dijo, ¡cómo te voy a subir el sueldo con lo que comes!
Y me marché. Y salí ganando al dejar mi trabajo de verano. Porque han pasado 33 años y ella me sigue preguntando si sigue igual de alocada. ¡Por supuesto que sigue igual! No ha perdido su esencia, desprende luz, buen rollo y es pura sensibilidad. No pasa desapercibida allá dónde va, aunque a ella le gusta ser discreta, su ilusión acapara la atención siempre.
Disfruta con las pequeñas cosas de la vida. Un paseo por la playa, fotografiando los almendros en flor, un refresco en un chiringuito, hacer pompas de jabón. Le gusta lo sencillo, observar cada detalle y disfrutar de cada instante.
Sin embargo su exceso de perfeccionismo, la responsabilidad que pone en lo que hace…
Soy testigo del trabajo interminable que lleva con el libro que pronto estará en vuestras manos. Días enteros durante meses escribiendo, buscando financiación, pensando en las colaboraciones, en cómo hacer la presentación… Y todo sin descanso, porque me cuenta que los niños oncológicos a quienes va destinado el importe de la venta de los libros lo merece.
Cuando nota que no puede más, se refugia en mis abrazos, en el apoyo de sus hijas y en el ánimo de todos vosotros.
Estoy muy orgulloso de ella. A veces es una supermamá, otras es mi mejor amiga, y siempre será la mejor compañera de vida. Su chispa te envuelve.
¿Os cuento un secreto?
Cuando empezamos a salir en septiembre del 92 y quedábamos a tomar un café, a pasar la tarde, yo llegaba muy nervioso. Porque me daba miedo no saber de qué hablar. Pero me lo puso fácil, porque hablaba por los codos. Ya se ocupaba ella de sacar mil temas.
Una vez me contó que ella empezó a hablar mucho y muy claro desde muy temprana edad y os aseguro que sigue igual.
Por eso me hace cómplice de sus historias, sus ideas y siempre le doy mi opinión. Es una mente inquieta, a veces se desvela por la noche y me despierta para contarme que ha escrito un relato.
Y es que desde niña le gustó escribir, contar historias, participar en concursos y ganar más de uno.
Hay personas que pasan por la vida y dejan huella, y mi chica es una de ellas. Dice que la clave para ser feliz es relacionarte con las personas adecuadas, esas personas bonitas de las que siempre habla.
Sé que no soy imparcial, pero pienso de corazón que con personas como Eva, el mundo es mucho más bonito.
Pronto llegará ese segundo libro, y sé que estaréis todos con ella para apoyarla. Porque tiene en la cabeza un sarao para la presentación...
Y es que después de 33 años, Eva siempre te puede sorprender.
Miguel Ángel H.
