CRÍA CUERDOS, CON LA COMPAÑÍA DE TEATRO DECONNÉ SE ASOMAN A LA VENTANA DE EVA EN MARES DE PAPEL

Eva
Eva
CRÍA CUERDOS, CON LA COMPAÑÍA DE TEATRO DECONNÉ SE ASOMAN A LA VENTANA DE EVA EN MARES DE PAPEL

CRÍA CUERDOS, CON LA COMPAÑÍA DE TEATRO DECONNÉ SE ASOMAN A LA VENTANA DE EVA EN MARES DE PAPEL

 

ME HA ENCANTADO, ME HA ENCANTADO. NO SÉ CÓMO EXPLICARLO PERO HE SENTIDO MUCHAS COSAS. HACÍA TIEMPO QUE NO ME SENTÍA ASÍ DESPUÉS DE UNA REPRESENTACIÓN TEATRAL

Sí, soy yo la que hablo. Acaba de terminar la obra de teatro Cría cuerdos y todavía no sé lo que ha pasado, pero me ha pasado. He sentido cosas, y cuando yo siento cosas…

No he quitado la vista de cada uno de los personajes, sus gestos, movimientos, conversaciones. Puesta en escena, los espejos, las voces en off, las risas, los silencios, las reflexiones.

Pero vamos a comenzar por el principio. Son casi las diez de la noche y estamos frente a un escenario cerquita del mar donde todo el verano se está llenando de vida, de música, de emociones. Estamos en Mares de Papel en Puerto de Mazarrón, donde desde el Ayuntamiento se ofrece a todo el público incluir la cultura gratuita en sus vacaciones.

Esta noche toca teatro. Javier Galindo, coordinador de este festival de teatro ha sabido elegir bien. La compañía se llama Deconné y al frente, los productores Pepe Galera y Rocío Bernal, esta última también actriz y dramaturga, y Pepe Galera junto con Javier Mateo también se encargan de la dirección escénica.

Sólo me ha hecho falta un segundo para conectar con Pepe Galera. Su tono de voz, la pasión en sus ojos y cómo nos cuenta las cosas ha sido el detonante para saber que estaba junto a una de esas bonitas casualidades, regalos del destino como después me comentó Pepe.

Cría cuerdos, vaya, vaya. Una obra que ha tenido el reconocimiento del Ministerio de Cultura al ser elegida junto a otras obras por la Red Nacional de Teatro. Que comienza aquí en el Puerto de Mazarrón su gira de temporada por toda la región de Murcia y que en Enero recorrerán España.

Pepe nos dice, esta obra es una DISTOPÍA. Vivimos en una sociedad con falta de diálogo, de comprensión.

Y es por eso, que cuando ocurre un hecho catatónico, como que desaparece el martes de la semana, el día se convierte en oscuridad, sale la verdad de cada uno.

¿Os ha transmitido el público el mensaje que captan después de cada actuación? ¿Ese mensaje que quizás les ha empujado a dar un pasito más para cambiar algunas cosas?

Sí, de todas las edades. Personas mayores por las pequeñas referencias religiosas. Y sobre todo que es una tragicomedia. Hay una parte en la que explotamos al máximo de nuestras posibilidades los estereotipos de hoy en día y esas clases que nos metemos todos para intentar ser felices, como abrazar árboles…

Hablamos del concepto de cuerdos y sobre todo de qué es lo normal. Quiénes somos nosotros para establecer ciertas cosas y sobre todo las imposiciones de la sociedad y tratarnos como personas pequeñas de manera continua…

Pepe, es mejor ser un loco en un mundo de cuerdos.

Totalmente, y dialogar.

Pepe es maravilloso. Para él reírnos más, sonreír, conseguiría que este mundo fuera puro teatro, pero cree que para que sea tal y como él lo ve, todavía nos quedaría mucho por conseguir. Abrazarnos, querernos, comunicarnos…

¡La función va a comenzar!

 

Me siento rápida, y el silencio se rompe en un segundo. Cuatro actores en escena, Susi Espín, Javier Ruano, Rocío Bernal y Mª Jesús Baeza. Un día cualquiera de caos cualquiera. Los teléfonos móviles en cada una de las manos de los personajes, con su propia inercia de los días anteriores. Seguramente un día cualquiera como el nuestro. Las prisas, las cosas pendientes, caminar sin mirar…

Pero de repente todo se para, el día se convierte en noche. A veces en nuestro día a día ocurren cosas así, que decimos que no podemos ir a este sitio, ni tomar un café con una amiga porque no tenemos tiempo, lo dejamos todo para después y de repente ocurre algo que te hace parar.

Y comienza el programa de readaptación a los nuevos ciclos vitales.

Es increíble cómo el ser humano oculta su verdadero yo, bien por miedo, bien por lo que la sociedad espera de él. Vivimos con miedo de mostrarnos cómo somos, o a veces quizá no sabemos quiénes somos, qué queremos o hacia dónde vamos. Vivimos con una máscara bajo la que escondemos los miedos, las inseguridades, que sólo nos la quitamos cuando queremos que nos vean decididos ante la vida.

No nos observamos, no escuchamos, no miramos, no vemos… No mostramos debilidades ni decimos te quiero por temor. Juzgamos y prejuzgamos, damos por hecho que mañana amanecerá, tomaremos el café, cogeremos el coche, llegaremos a la oficina… ¿Y ya está?

Mis queridos lectores, esto sólo es mi percepción de la obra. No soy entendida en teatro, ni en vinos, ni en pintura… Soy simplemente yo, atenta a lo que sucede a mi alrededor, observadora de lo que a muchos les pasa desapercibido. Me gusta escuchar y mirar a los ojos cuando me hablan. Me gusta sentir que estoy delante de algo muy bueno porque me ha hecho sonreír, o quedarme callada durante unos minutos sin saber qué decir.

Me gusta imaginar y salir del caos, simplemente mirando a una pareja de ancianos cruzar de la mano un paso de peatones. Me gusta que lo que me ocurre cuando me acerco a las personas adecuadas me haga feliz.

 

Y yo esta noche he sido feliz. Dentro de la oscuridad, del humor y el desazón, de las sonrisas y el miedo. Porque me gustaría convertir la distopía en utopía, aunque la distopía interpretada por Deconné es increíble.

Y me gusta el mundo sin etiquetas. Porque esta noche más de 700 personas acudieron a disfrutar una obra sin prejuicios, sin saber que dos de los actores no eran como muchas veces la sociedad actual espera.

Mª José Baeza con síndrome de Down en el escenario nos dio una lección a todos de esfuerzo, perseverancia y sobre todo de ternura. Seguramente muchos de vosotros os quedasteis sorprendidos.

 

¿Pero si os digo que Javier Ruano, ese hombre con bufanda que recorría el escenario y que hablaba sobre el espejo es invidente  en un 98%?

Apuesto a que ninguno se dio cuenta. Pero ese actor increíble cogió su bastón al finalizar su actuación con una sonrisa, pese a que para él todos los días parezcan noches.

Estas cosas son las que nos llenan de esperanza, esos regalos del destino de los que hablaba con Pepe, esos pequeños detalles que al final nos harán que consigamos hacer de cada día, un teatro.

 

Gracias a Nacho Ruiz, por sus fotografías impresionantes que cada noche comparte conmigo, y ¿por qué no reconocerlo, si es lo que esta obra pretende? Por eso también le doy las gracias a Nacho porque cada noche de este verano compartimos un ratito de conversación, de sonrisas y de todo eso que nos hace sentir bien.

EVA GARCÍA AGUILERA

LA VENTANA DE EVA

MARES DE PAPEL