FENÓMENO FAN, UN PASEO HACIA LAS ILUSIONES
FENÓMENO FAN, UN PASEO HACIA LAS ILUSIONES
Todos hemos tenido 15 años y hemos soñado con nuestro cantante o grupo preferido. Ese con el que lloramos en los conciertos sin saber por qué, cantamos sus canciones a todas horas, forramos de póster nuestras paredes e intentamos, a veces sin lograrlo, darles un abrazo al final de un concierto.
Luego está el otro grupo de fans, más asentaditos. Que no tienen edad fija, que disfrutan de la música de manera más pausada, pero que son incondicionales sin necesidad de gritos y llantos cuando los oyen cantar.
Yo soy de las que viví la movida madrileña. El pop español de los ochenta es mi identidad. También el internacional. En realidad me gusta todo tipo de música. Bueno, menos el reguetón, aunque lo respeto, claro está.
Pero no me gusta que me encasillen en esa música de los ochenta para siempre cuando entro en un local donde acuden los que ya pasaron los 45. Me gusta poner Los 40 Principales cada mañana, escuchar a los grupos de las nuevas generaciones. Tengo dos adolescentes en casa, así que aprendo mucho de ellas y de todo lo que observo y escucho.
Y por una de ellas es por lo que desde hace un tiempo estaba con ganas de conocerlos. Escuchaba a mi quinceañera hace ya unos tres años cantar y acudir a conciertos de estos chicos. Yo escuchaba sus canciones en el coche, y con el tiempo más allá de algunos tacos, me enganchó su melodía y mensajes que escondían en sus letras.
¡Habían llenado el WIZIN CENTER!
No sé, necesitaba conocerlos, charlar con ellos, porque eran un fenómeno fan y quería saber por qué.
Así que un correo electrónico a su representante, una respuesta inmediata, una logística perfecta y allí estaba yo hace unas semanas, en una plaza de toros vacía, que esperaba a miles de universitarios en un festival patrocinado por Estrella de Levante, en la ciudad de Murcia.
Habíamos quedado temprano, a las diez y media de la mañana. Mi sorpresa, había personas en la puerta en sacos de dormir. Necesitaba darle explicación a todo esto, necesitaba por mis propios ojos, con mis cinco sentidos saber qué ocurría.
Me estaba preparando cuando escuché a mi quinceañera preguntar, ¿mamá, dónde vas hoy?
A Murcia, a charlar con FUNZO & BABY LOUD.
¿En serio, mamá?, me llevas a hacerme fotografías en un palacio de la ciudad, a conocer el Submarino Peral, a las exposiciones de pintura y no me dices que vas con mi grupo favorito?
¿Tienes exámenes hoy?, le pregunto.
No, me responde.
Sube al coche que nos vamos, le digo. Ah, y déjate el Rimmel que llegamos tarde.
Y allí estábamos las dos, yo intentado no pasarme la salida correcta y evitar atascos y ella con la máscara de pestañas, pensando en abanicar con ellas a sus cantantes favoritos.
Llegamos puntuales, Ángela, mi hija, con la cámara colgada al cuello y yo con un folio y cuatro preguntas que luego no necesité.
No necesité porque todo fue tan bonito, sin necesidad de nada más, sólo presentarnos, sentarnos tranquilos a charlar y escucharles, sobre todo escucharles.
Adrián y Juan Carlos son dos chicos increíbles. A los dos minutos me dejé llevar por la voz de ambos, por su manera de expresarse, por el cariño en su mirada, por ver cómo intentaban hacer partícipe a esa chica de casi 16, que disimulaba su emoción mientras su madre les escuchaba embelesada, con esa sonrisa que se me pone cuando me cruzo con personas especiales.
Dos hermanos alicantinos, 21 y 26 años, que contagian su entusiasmo, su alegría desde la primera palabra.
Me interesa saber cómo gestionan la fama, este fenómeno que mueve a miles y miles de jóvenes.
Ellos me cuentan que su éxito ha sido algo progresivo. No ha sido como cuando alguien saca una canción y le lleva a la fama de cero a mil. Llevan años haciendo música, componiendo, a veces juntos y otras por separado, según si es algo muy personal que uno de ellos necesita vomitar hasta sacarlo todo, como le ocurrió a Adrián con la canción Si tú supieras.
Sin embargo, en canciones como ¡Me suda la p****!, sí que lo han hecho.
Y entonces hablamos de eso. De cómo a veces tendemos a juzgar a cantantes que con un micrófono y poco más llenan estadios con miles de personas, con canciones con este título.
Yo, que les he escuchado despacito, he sacado mensaje de sus canciones. Mensajes que llegan directos a estos chicos y que les calan hondo sin ni siquiera darse cuenta.
Escribo los himnos de mi generación para que se sientan cómodos con lo que son.
Vamos a celebrar que estamos vivos
¡Qué le follen al destino!
Para mí ellos son un punto de inflexión en el mundo de la música actual. Una fusión entre el pop y música que consiguen tener un sello de identidad propio.
Un algo, un qué se yo, que les ha hecho tocar la fama y saber gestionarla.
Me cuentan que llevan una vida normal en Alicante. Van al gimnasio y bajan a comer pipas al parque de su barrio. Salvo cuando están componiendo, grabando o de gira y participaciones en festivales.
Sí Ángela, al parque de su barrio, que te estoy leyendo el pensamiento, ja, ja.
Les pregunto qué sienten cuando salen al escenario, cuando ven la multitud.
¿Y sabéis que me responden?
Si piensas en magnitudes y se le suma mucha importancia a la situación, puede hacer que eso te haga fallar o no actuar con fluidez.
En ese momento salen a cantar, a interactuar con el público, a que disfruten todos los que están allí, que compraron su entrada y esperaron horas en una fila eterna de ilusiones.
Pero cuando llegan a casa, al hotel, entonces sí que son conscientes de lo que ha ocurrido, dan gracias a la vida por abrirles las puertas a hacer lo que más les gusta.
Destino es una palabra que he escuchado en muchas de sus canciones. Y sí, asienten, la utilizan, al igual que a Juan Carlos le gusta todo lo relacionado con el universo.
Entonces mi adolescente les cuenta, cómo en una de sus canciones, Canción de pop, en la que comienza como una noticia, yo voy subiendo la voz a la radio del coche. Ja , ja, todos ríen, porque hablan de algo de un OVNI y es el preludio a una canción. Mamá, que es una canción de FUNZO & BABY LOUD.
¡Y eso que no creo en los OVNIS!, ja ja.
¿Habéis estado dando alguna charla en un instituto?, les pregunto. Ya sabéis, de esas que hacen en semanas culturales, o cuando se quiere asesorar a los alumnos o ayudarles a que elijan un futuro.
Se quedan ojipláticos. Pero les hago reflexionar. Porque son un referente, los chicos y chicas se fijan en su ropa, en cómo hablan, qué les gusta.
¿No os habéis dado cuenta de la responsabilidad que tenéis?, les digo.
Y sí, ahora es cuando me cuentan que esto no es fácil, que no están pendientes de las redes sociales, que son hermanos que se nutren el uno del otro, de vida sencilla. Que el éxito es muy volátil, que hay que luchar por tus sueños pero con la cabeza amueblada y los pies en el suelo.
Y de repente, les escucho hablar de que podían hacerlo en su colegio, San Blas, en Alicante. Y les miro, y sonrío. Son increíblemente achuchables, emanan educación, respeto, trabajo e ilusión.
Quizá esa es la conexión con los demás. No hay una fórmula mágica, sólo ese algo especial que te une al que tienes delante.
Es hora de la prueba de sonido. Nos despedimos. Yo contenta, de haberlos descubierto desde dentro. De reafirmar que no juzguemos por una palabra malsonante en una canción, por la envidia, por el desconocimiento.
Tenemos una generación donde también hay cultura, respeto, proyectos, lucha. Y hoy yo quiero sacarla a la luz.
Gracias por este momento de enseñanza, por vuestro tiempo, por el cariño, por ser como sois.
Que sigáis haciendo cantar a miles de jóvenes que por unas horas flotan entre nubes de notas musicales y mensajes que quizá todavía no se han dado cuenta.
¡Prueba de sonido!
Un concierto de lujo en privado, en una plaza de toros vacía, unos chicos increíbles arriba. Una canción, EL POEMA. Una niña de 15 canta y llora emocionada.
Esta es la chispa de la vida.
Y esta noche, el concierto. No he estado, pero he visto los videos de Ángela, las fotografías que ha hecho su padre. Me ha contado que vuestros padres han salido al escenario.
Gracias, de corazón.
Y Ángela, ahora entiendo por qué para estas ocasiones, tu máscara de pestañas es wáter proof. Resistente a lágrimas de emoción.
FELIZ DOMINGO DE SORPRESAS DE LA VIDA
EVA GARCÍA AGUILERA