MIGUEL RÍOS Y CARLOS TARQUE SE ASOMAN A LA VENTANA DE EVA EN MARES DE PAPEL

Eva
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MIGUEL RÍOS Y CARLOS TARQUE SE ASOMAN A LA VENTANA DE EVA EN MARES DE PAPEL

MIGUEL RÍOS Y CARLOS TARQUE SE ASOMAN A LA VENTANA DE EVA EN MARES DE PAPEL

 

Corría el año 1980 y en el Puerto de Mazarrón se colgaban carteles del Festival MAZARROCK. Se decía que cualquier rockero que tuviera intención de no morir nunca tenía que tocar en aquel estadio de Playasol.

Miguel Ríos con su Rock and Ríos pisaba fuerte por este trocito de Mediterráneo. Este trocito que alumbra el Faro a lo alto, donde  nos arropa La Virgen del Milagro, donde los romanos preparaban garum y las mujeres se lavaban el cabello en el mar con greda. El lugar donde se dibuja el paisaje lunar más bonito, donde los café cantante daban refugio al duro día de trabajo del minero.

Puerto de Mazarrón, enclave del Castellar. Festival de festivales de Puerto de Mazarrón, un miércoles de agosto de 2024.

Abuelos, padres y niños caminan sonriendo hacia el paseo de la playa del Castellar. Amigos, jovencitos que lucen su mejor outfit canturrean canciones de entonces, hitos de la música a los que quizá no les ponen nombre. El Puerto de Mazarrón rezuma alegría, noches de verano de las de entonces. Veo un grupo de personas a lo lejos que han quedado para cenar y entre ellos se dicen aquello de, esperad, vamos a ver qué pasa allí, hay un escenario y mucha gente que camina en esa dirección.

Seguramente sea algún despistado que no sepa que durante todo el verano el Ayuntamiento de Mazarrón ha acercado la cultura a todo aquel que ha querido disfrutar del teatro, el jazz, la música, las tertulias.

Y aunque todas las noches han sido y son especiales, esta era muy especial para mí. Desde aquella tarde charlando con Jorge Durán, Concejal de Cultura de Mazarrón, vi la emoción en sus ojos cuando me contaba cómo había conseguido que Miguel Ríos confirmara que vendría a Mares de Papel.

Me cuenta Jorge que tiró de ese hilo invisible para conectar con el que fue imprescindible en Mazarrock de los 80 con Mares de Papel  2024.

Él imaginó un formato donde la música y las historias se unieran. Un sofá donde el artista contaría como él sabe hacerlo, todos sus recuerdos con nosotros, sus comienzos, sus proyectos. Y esa sorpresa de que Miguel Ríos, la historia del rock, nos hiciera cantar y volver a aquellos instantes especiales de la vida de cada uno.

Y así lo hizo. Ese hilo conductor me cuenta Jorge que fue la hermana de Miguel, y entusiasmado me dice, desde el minuto uno nos dijo que sí, que Miguel estaría con nosotros. Y como a veces hace falta una pieza para que todo encaje, surgió la idea de que Carlos Tarque, fundador y compositor de las canciones del grupo M CLAN, con el que Miguel hace tiempo que hace magia en los escenarios, también estuviera allí.

Mucho trabajo detrás, para el que siempre tiene que haber personas que creen, piensen y disfruten preparando proyectos como este, que sacarán sonrisas y nos harán un poquito más felices a todos.

¡2500 personas ocupan las gradas y los asientos en Mares de Papel! Todo con un orden exquisito, con la seguridad necesaria y sobre todo con las ganas de pasar una noche inolvidable.

Yo hace un rato que estoy por allí. Me encantan los preludios, no lo puedo evitar. En un ratito podré acercarme a Miguel Ríos y Carlos Tarque y charlar lo suficiente como para subir mi emoción, esa que luego os transmito a vosotros.

Fotografía de Nacho Ros

Nacho Ruiz ya anda de un lado a otro con su cámara al hombro, es un profesional, un fotógrafo que tampoco pierde detalle. En la puerta de camerinos veo a poquitos metros a un Miguel amable, acompañado de Carlos que atiende con amabilidad a algunas personas que se han arriesgado y han tenido suerte de llevarse una foto y una sonrisa.

Y entonces me dicen que tengo unos minutos, que no quiero desaprovechar porque son un regalo.

Miguel y Carlos comienzan a hablar de Mazarrock, y Carlos dice entre risas que él nunca estuvo allí, que era muy pequeño y sus padres no le dejaban. Recuerda que es del 69 a Miguel, y bromean con los años de uno y de otro. Me preguntan si se sientan o se quedan de pie, y prefiero que se sienten, porque no paran juntos. Cantan, se ríen, se cuentan cosas… No les interrumpo, tengo en privado un mini concierto y estoy inmersa en sus conversaciones más íntimas.

 

Hasta que Miguel me dice, venga muchacha, ¿qué quieres saber?

¿Qué quiero saber?, ja, ja. Todo.

Miguel, Carlos ¿lo que se dice de que los viejos rockeros nunca mueren es porque tenéis esa pócima de sexo droga y rock and roll que os hace inmortales? ¿Es la esencia que os mantiene jóvenes y activos?

Carlos dice,  Eva, el inventor del rock and roll es Miguel.

Mi amigo David Summers dice que ahora los viejos rockeros tienen otra premisa, gimnasio, buena alimentación y rock and roll.

Ahora y siempre, me dice Miguel. Esa es la premisa. Y dile a David que él es un buenazo, que el gran Manolo Summers, ese sí era más golfo, ja ja.

Desde ese instante, sé que todo va a ser fácil. Son cercanos, alegres y me encantan.

Miguel se ha cuidado siempre, ha sido siempre un atleta, me dice Carlos. Le recuerdo hace 15 o 20 años en el Calderón haciendo estiramientos antes de salir al escenario, en algo de los 40 principales.

Sí, es cierto, confirma Miguel, sigo estirando, aunque cada vez hay más partes de mi cuerpo que …

EN LOS BARRIOS DE ESTA CIUDAD SE SIENTE QUE EL ROCK ESTÁ AQUÍ… (Carlos canta)

Es Carlos Tarque, ese chico guapo con sus 54 años, interesante y por el que he cantado tantas canciones en mi juventud, el que rompe a cantar esa canción. Un lujo esos minutos donde sólo son ellos y nosotros antes de salir a actuar.

Los viejos rockeros nunca mueren, un temazo, se reitera Carlos después de esta improvisación.

¿Os habéis convertido en una buena pareja de hecho?

De desecho, dice Miguel entre risas.

Esa fusión tan bonita, ¿cómo surge? Y sobre todo tú, Carlos, ¿qué ha supuesto para ti cantar junto a Miguel, tener proyectos juntos?

Siempre he dicho que la mayor influencia para mí siempre fue Miguel Ríos. Él fue el que me impulsó para ser cantante. Y la música y esos discos que nos marcaron de niños.

Mira Eva, me dice Miguel Ríos, cuando yo era pequeño con 14 años y entré a trabajar en la tienda de discos, me di cuenta, al abrir una caja y ver a Elvis Preysler… Era una llamada a una parte emocional que no sabía qué era, entonces yo entiendo en diferente medida que eso sirva a otra gente. Porque a mí me descubrió que era un oficio. Descubrí que había algunos con dos años más que yo que vivían de esto.

Seguimos charlando y hay algo que me llama la atención. Miguel habla del rock y cómo actualmente piensa que ha perdido influencia.

Lo tenemos menos presente en la calle. Nosotros nos hemos convertido en cierta forma en un clásico moderno. Somos clásicos porque ya tenemos historia detrás, ya podemos contar cómo fue, por qué sucedió la evolución de la cultura en la mitad del siglo pasado, el salto que pegó cuántico la cultura, precisamente por representar a una gente joven que no había tenido nunca una representación. Pero hubo un impulso filosófico y un peso en la historia que sí nos han convertido en un referente. Es probable que la gente esté oyendo ahora otra música, porque es lógico…

Carlos asiente. Hoy en día hay jóvenes que también necesitan contar sus propias vivencias con otros estilos de música.

Nosotros no queríamos escuchar la música de nuestros padres, dice Carlos. Creo que la generación del rock no viene de escuchar la música de sus padres. Hay otra música que no entiendo, que no comparto ni me gusta, pero respeto profundamente, además me alegra de que existan movimientos nuevos. No vamos a estar toda la vida anclados en Chuck Berry. Pero el rock de una manera casi estética, lo que tiene es un poder, que dudo mucho que músicas nuevas perduren en el tiempo de esa manera. Y una profundidad sentimental que ahora lo que veo es que hay una superficialidad en la música y en las cosas que no va a aguantar. Creo, ojalá y me equivoque.

Y Miguel que ha estado escuchando a Carlos con interés, añade, son signo del tiempo, aquí todo es usar y tirar mientras nosotros pertenecíamos a una cultura que era usar y aprender. Y nosotros queríamos ser como Elvis…

Usar y reciclar, era lo nuestro, añade Carlos entre risas.

Les doy las gracias y un abrazo. Yo siempre incluyo un abrazo a las personas bonitas, a las personas vitamina, esas que estás a su lado y sientes que todo es especial.

El show va a comenzar. Encarna Talavera ya está preparada y hace una presentación exquisita, como siempre. Tiene un don especial para la comunicación, una voz bonita y una profesionalidad de muchos años. De nuevo les veo salir, Miguel y Carlos siguen con esa complicidad también en el escenario. Un escenario increíble con un sofá de piel marrón donde van a surgir los recuerdos, se van a contestar las preguntas del público y van a cantar para nosotros.

Fotografía de Nacho Ros

Y así, con la entrevista de Encarna y la cercanía de estos dos grandes artistas, escuchamos cómo se conocieron. Carlos cuenta que Miguel Ríos necesitaba canciones para su nuevo disco, que les pidieron a M clan algunos temas, se los enviaron pero nunca les contestaron.

Fotografía de Nacho Ros

 

 

Miguel se ríe, Carlos ríe, el público hace un rato que lleva pintada una sonrisa.

Ante la pregunta de Encarna sobre la cualidad de Miguel, este responde que tener pelo, porque toda la gente de su generación están calvos y un cantante de rock calvo…

 

Fotografía de Nacho Ros

Me encanta Miguel y su sentido del humor. Su templanza de los 80 años que le acompañan con la manera de contar las cosas es genial, y la chispa que surge con cada comentario de Carlos, es algo insuperable.

¿Insuperable?, no, no.

Se levantan, y cantan juntos. Bienvenidos en acústico comienza a sonar. ¡Qué bonito lo hacen! ¡Qué momento más mágico!

Y la magia continúa toda la noche. Del sofá de piel marrón con Encarna a los taburetes y el micrófono van dando luz a ese formato que Jorge Durán imaginó y le dio forma. Un sueño hecho realidad.

Fotografía de Nacho Ros

Un sueño, como dice Carlos, que nunca hubiera imaginado estar sentado junto a Miguel cuando con 14 años le idolatraba. Cuando años más tarde recorría las playas de Mazarrón componiendo para M clan, trabajando en la noche mazarronera a las dos de la mañana en Galipote. Aquel lugar que estaba al final del todo, cuando se unían la luna y el sol. Y es que Mazarrón ha sido ese lugar donde ambos artistas han estado afincados, el lugar donde esta noche se han encontrado y con las canciones Año 2000, Santa Lucía, Miedo, Roto por dentro, Maggie despierta… nos han hecho el regalo más grande. Volver a imaginar, a soñar, a sentir con la banda sonora de varias generaciones.

Fotografía de Nacho Ros

Todavía hoy estoy en las nubes cuando os cuento esto. Porque es lo más bonito que he vivido en mucho tiempo. Es la muestra de que cuando se trabaja en un proyecto con ilusión y te juntas con las personas adecuadas, nada puede salir mal.

Gracias al Ayuntamiento de Mazarrón, por dejarme ser un barquito en MARES DE PAPEL, que va llegando a su fin pero que seguirá surcando las olas de la cultura siempre.

Y a los hijos, los nietos, los primos, los abuelos, los vecinos, los amigos del rock and roll, BIENVENIDOS.

EVA GARCÍA AGUILERA

LA VENTANA DE EVA

MARES DE PAPEL

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