El Rincón Literario de Paco Marín: "El demonio escondido"
TÍTULO: El demonio escondido
AUTOR: José Antonio Jiménez-Barbero
EDITA: Ediciones Dokusou (2018)
Encuadernación: Rústica con solapas. Tamaño: 15 x 23 cm. Número de páginas: 268. PVP: 17,00 €. ISBN: 978-84-948938-3-4
«Ganador Premio Palin 2018»
En El demonio escondido presumo que hay más conocimiento sobre el mal que el expresado a lo largo de sus 268 páginas. El autor, José Antonio Jiménez-Barbero, ha escrito una historia en la que la maldad está presente en cada momento, en diversas formas -múltiples caras muestra el diablo-.
El aparente suicidio de un adolescente problemático. Una presencia malvada, hambrienta, acechando entre los centenarios muros de un estricto colegio religioso. Una conspiración de silencio. Y el miedo, siempre el miedo, que se palpa, que se huele…
El marco, por desgracia, muy de moda en la actualidad por la cantidad de denuncias de abusos sexuales por parte de los curas sobre antiguos alumnos.
Augusto Salas, veterano inspector de policía de carácter huraño y solitario, deberá colaborar esta vez con Carmen Reverte, joven y tenaz oficial experta en psicología infantil, a fin de desentrañar los secretos que alberga el siniestro edificio y poner fin a su maldición antes de que se cobre más víctimas.
Muy importantes e interesantes son las conversaciones que, a lo largo de la novela, llevan a cabo Augusto y Carmen, entre ellos, con los padres del niño y con los responsables del colegio.
Pero a medida que avanzan en su investigación, descubrirán que la verdad que se esconde en el interior del colegio es mucho más siniestra de lo que imaginaban y que el Mal puede presentarse bajo las formas más perversas y crueles.
Novela que se lee con tranquilidad, y desarrollada con una prosa rica, nos pone frente a protagonistas que, en principio, parecen querer colaborar con su mejor cara… cara, también, del diablo.
José Antonio Jiménez-Barbero (Barcelona, 1975). Actualmente reside en Murcia. Tras varios años como agente de policía, y después, enfermero especialista en salud mental, actualmente ejerce como profesor en la Facultad de Enfermería de la Universidad de Murcia. Obtuvo el doctorado en 2013 con una tesis sobre la violencia escolar y los problemas de conducta en adolescentes, y dirige varias líneas de investigación sobre el tema.
Basadas en la amplia experiencia profesional y académica atesorada a lo largo de esos años, sus obras de ficción abordan la psicología infantil y juvenil desde una visión cruda y realista de su problemática.
El niño que no quiso llorar (2015). Confesiones de un psicópata adolescente (2016). El rostro de la locura (2016) (Continuación de la anterior). Los viajes de Ariadna (2017).
Así mismo ha realizado incursiones en el mundo del humor autobiográfico: Desventuras de un padre novato (2017), y el terror Cuentos Oscuros (2015).
Sin presencia del demonio, quiero creer, charlamos con José Antonio… Impresionante…
P.- ¿Quién es José Antonio Jiménez-Barbero?
R.- Difícil pregunta. Podría contestar de muchas formas: un profesor de universidad metido a escritor. Un escritor que imparte clases en la universidad. Un enfermero que enseña. Un policía que un buen día decidió ponerse a escribir… Quizá la mejor definición es la de una persona en el mundo que ha descubierto en la literatura la mejor manera de comunicar su visión de la realidad.
P.- ¿Cuándo, cómo y por qué nace El demonio escondido?
R.- Cuando llegué a El demonio escondido acababa de terminar dos novelas, escritas casi de forma simultánea: El niño que no quiso llorar y Confesiones de un psicópata adolescente. Esta última ya jugaba con los conceptos de la novela negra y digamos que le tenía ganas a este género. Era una forma de emplear mi experiencia en la policía, así como en la salud mental. El tema de que la historia transcurriera en un colegio religioso fue un poco casual: durante una cena en compañía de dos buenos amigos, José Belmonte y Bartolomé Llor, estos comentaron alguna anécdota de su niñez y eso me sirvió de inspiración. Esa misma noche imaginé todo, o al menos lo más importante, de lo que iba a ser El demonio escondido.
P.- Además de su experiencia ¿Cuál ha sido su base documental?
R.- Me he tenido que documentar poco ya que estoy familiarizado con casi todos los mimbres que sustentan la historia. Los escenarios, el proceso de investigación, hasta algún concepto psiquiátrico que se menciona … Bien es cierto que parte de la trama está basada en sucesos que han aparecido en prensa en los últimos años y de los que he tratado de informarme mejor a fin de dar cuerpo a la intriga.
P.- ¿Existe el demonio o, en algún momento, todos nos convertimos en demonio?
R.- No creo que exista el demonio como ente real, tal y como defienden los sectores tradicionales de la Iglesia, sino más bien el concepto asociado a él. El Mal, en esencia, al igual que el Bien, y todos los estados intermedios entre uno y otro, existen en todo aquello que toca el ser humano porque al fin y al cabo está asociado a la naturaleza humana misma, a nuestras pulsiones. En todas mis obras juego con esta idea, con la de que, en definitiva, todos y cada uno de nosotros alberga un demonio en su interior y que a veces solo es necesario que se den las circunstancias idóneas para que salga a la luz.
P.- ¿Qué diferencias hay entre violencia escolar y acoso escolar?
R.- Violencia escolar hace referencia a cualquier acto violento, físico, verbal, psicológico y social que puede darse en un centro escolar. El acoso escolar o bullying es un tipo de violencia escolar, probablemente el más perverso y dañino. Se caracteriza por un conjunto de acciones reiteradas y sistemáticas entre las que existen agresión física, intimidación psicológica o aislamiento social de un escolar o escolares, apoyados en un grupo, hacia otro alumno que se encuentra en situación de indefensión. Aquí existe además un desequilibrio de poder y las consecuencias son mucho más graves ya que la personalidad de la víctima puede verse afectada irreversiblemente.
P.- ¿Cómo pueden detectar los padres si su hijo es acosado o es el acosador?
R.- Respecto a lo primero, hay signos que pueden ayudar: las víctimas de bullying suelen tener cambios en su conducta, como ansiedad o depresión, pérdida de apetito, insomnio o pesadillas, somatizaciones (síntomas físicos sin que haya causa orgánica, como dolores de estómago o cabeza recurrentes). Además, evitan hablar en casa sobre temas escolares y pueden utilizar rutas alternativas para ir al colegio. Sufren descensos del rendimiento académico, y suelen traer la ropa o los enseres deteriorados con demasiada frecuencia. No reciben llamadas ni invitaciones a los cumpleaños… etc. Y sus amistades suelen limitarse a niños más pequeños o adultos.
Respecto a los acosadores, es más complicado. Hay que estar muy vigilante de niños con peleas frecuentes en el colegio, que empleen la violencia de manera habitual para resolver sus problemas, o patrones de interacción social basados en la dominación y sumisión. Los padres suelen ignorar cuando sus hijos acosan a otros niños y cuando se les informa lo niegan o, peor aún, lo justifican.
P.- Actualmente, día sí día no, sale a la luz algo que estaba tapado, los abusos, por parte de elementos de la Iglesia a niños ¿por qué? ¿Cuál es su opinión sobre esta cuestión?
R.- Siempre han existido los abusos a menores, en la Iglesia y fuera de ella, en el ámbito doméstico, escolar, deportivo… El que ahora se conozcan más los casos o salgan a la luz con mayor frecuencia se debe exclusivamente a la pérdida del miedo, a la eliminación del tabú de hablar de ello. Movimientos como el Me To, en EEUU, y otros similares aquí en Europa y en España y que han conseguido que las víctimas de abusos, especialmente los cometidos por sacerdotes, se atrevan a contarlo.
P.- Al escribir temas negros prefiere ¿psicología o sangre? ¿Cuál es su arma favorita para matar?
R.- La psicología siempre está detrás. Para que haya sangre, antes debe existir un proceso psicológico previo, patológico o no, que lleve a un ser humano a desear o buscar la eliminación de otro. Para mí es muy importante, no tanto el cómo ni el porqué, sino qué es lo que llevó al criminal a plantearse ese porqué.
P.- ¿Cuáles son sus géneros y autores favoritos?
R.- Creo que he leído y leo de casi todos los géneros. No tengo preferencias al respecto y estas se basan únicamente en que la historia me seduzca. Me gusta leer por diversión. Por eso tengo en mi librería a Poe, Conan Doyle, Ágatha Christie, Stocker, Stephen King, Matheson, Bradbury, Shirley Jackson… pero también a Salinger, Steinbeck, Orwell, Huxley o, por supuesto, a Cervantes, Delibes, Borges, Bioy Casares, Cortázar, Asensi… Me dejo unos cuantos, en el tintero, pero es que, como digo, no tengo género ni escritor favorito.
P.- ¿Qué está leyendo ahora mismo?
R.- Releo El nombre de la rosa, de Umberto Eco (me encanta releer), los relatos del Padre Brown de Chesterton y Las lentejas de la guerra, de mi buen amigo Fernando da Casa.
P.- Como lector, elige: ¿libro electrónico o papel?
R.- Papel, sin duda.
P.- ¿Qué manías tiene a la hora de escribir?
R.- Solo una. El silencio. O mejor dos: el silencio y la soledad.
P.- Relate alguna curiosidad literaria personal que le haya ocurrido y no ha contado hasta ahora.
R.- Un día vinieron a verme dos alumnas a mi despacho. No tenían cita previa para tutoría y yo iba muy cargado de trabajo esa mañana, así que las hice esperar una media hora hasta que pude desliarme un poco. Cuando al fin pasaron traían cada una de ellas un ejemplar de uno de mis libros. Habían venido expresamente a que se los firmase. Confieso que me quedé de piedra.
P.- Venda su libro ¿por qué hay que leer El demonio escondido?
R.- Porque es una novela entretenida y ágil que mantiene la tensión hasta el final. Porque los detalles sobre el funcionamiento interno de la policía son muy fieles (no en vano he sido policía durante casi nueve años). Y, en definitiva, porque retrata el lado más sórdido y desconocido de nosotros mismos y de nuestra sociedad.
P.- Sus planes a corto y medio plazo ¿son?
R.- A corto plazo se preparan dos reediciones de obras mías: El niño que no quiso llorar y La trilogía del psicópata. A medio plazo estoy preparando otra novela con Augusto Salas y Carmen Reverte (los protagonistas de El demonio escondido) que, si todo va bien, podría publicarse en 2020, cuyo título provisional es La Facultad. Me preocupa un poco ya que contiene detalles sobre el funcionamiento de la universidad en España que podrían causar cierta polémica. No se trata de una segunda parte de El demonio escondido, que es auto conclusiva como sabes. Además, hay dos manuscritos inéditos que están rodando por ahí (en manos de mi agente) y alguna colaboración en libros de relatos o antologías.