Rincón Literario de Paco Marín: “El único camino”

Rincón Literario de Paco Marín: “El único camino”

 

TÍTULO:     El único camino

AUTOR:      Hermógenes Patón

EDITA:       Esdrújula Ediciones (2022, octubre) -Sístole-

Encuadernación: Rústica con solapas. Tamaño: 15 x 22 cm. Número de páginas: 188. PVP: 16,00 €. ISBN: 978-84-125542-9-8

“El único camino” pone sobre el tapete varias cuestiones, algunas de ellas de gran actualidad como es la transexualidad. Otro asunto es el “conseguidor”, individuo que desde lo más bajo de la sociedad va ascendiendo hasta que se hace con una clientela muy potente social y económicamente.

La corrupción el abuso y agresión sexual, se ven reflejados perfectamente en sus páginas, con desenlace mortal. Historia que desde la primera página te atrapa y te mantiene amarrado al sillón hasta que llegas al final. Un comienzo espectacular: “Suicídate y mantengo a tu mujer e hijo”.    

¿Qué harías si una mala decisión te abocara a una situación límite en la que debes elegir entre salvar tu vida o salvar a tu familia?

¿Qué relación tiene esa decisión con la aparición en una exclusiva zona de la costa granadina de los cuerpos semienterrados de dos adolescentes desaparecidas en la Costa del Sol dos meses antes?

El inspector Mónico Peña, de la Policía Nacional de Granada, se ve envuelto en un caso de consecuencias impredecibles, que le llevará a enfrentarse al más horrible rostro de la crueldad humana, al tiempo que inicia un viaje interior que le ayudará a encontrar su verdadero lugar en el mundo.

Una historia que comienza con este primer episodio y que nos obligará a replantearnos dónde reside la justicia y cómo alcanzarla realmente, cuando te enfrentas a la cruda realidad.

Hermógenes Patón (1970). Para este catalán de nacimiento, manchego de crecimiento y andaluz (más concretamente granadino) de maduración, descubrirse a sí mismo escribiendo una novela del modo en que lo ha hecho «a borbotones», tras haberla tenido iniciada, pero, en stand by durante largo tiempo, ha sido toda una sorpresa a la vez que un verdadero disfrute. Ha sido atropellado, poseído y dirigido en cierto modo por sus personajes cada noche cuando se quedaba a escribir. Hermógenes Patón, profesor de Lengua y Literatura, a la par que director en un centro de secundaria granadino, ha dado a luz una saga de novelas que, al menos por el momento, son imparables.

Agárrense, esta solo es la primera.

Un auténtico placer dialogar con Hermógenes Patón… Gracias…

P.- Por favor presente a Hermógenes Patón.

R.- Básicamente soy un amante de la literatura, cuya pretensión ha sido disfrutar de la lectura todo lo posible. Fui un ávido lector desde muy pequeño, lo que me llevó a estudiar Literatura española primero, y a ser profesor de secundaria después, labor en la que llevo más de 25 años. Hoy en día ejerzo de director del IES El Temple en La Malahá, pueblo de Granada y, aunque de origen catalán y pasado manchego, actualmente vivo feliz como granadino.

P.- ¿Desde cuándo escribe y por qué?

R.- Escribo desde siempre, pero como muchos profesores y profesoras de Literatura, mi espíritu crítico me ha llevado a desechar absolutamente todo lo que había escrito, hasta que hace unos cinco años empecé a sorprenderme porque lo que estaba escribiendo comenzó a gustarme. Lo más curioso es que estaba escribiendo poesía. Y si de algo no me creía capaz era de escribir poesía, pues siempre he entendido que es la más alta expresión de la Literatura y del arte en general. Sin embargo, a raíz de un problema de salud (tuve un infarto hace 6 años), perdí el miedo que me atenazaba y me impedía enfrentarme a muchos desafíos, y di el paso. Gracias a esa experiencia y al apoyo recibido por parte de muchas personas, pero especialmente de mi pareja, que siempre me ha animado y alentado a escribir, fui capaz de comenzar a escribir como una manera de transmitir mis experiencias personales, mis miedos, exorcizar demonios internos, casi como una catarsis personal. Toda esa experiencia de abrirme en canal y mostrar de forma cruda y real lo que soy, lo plasmé en Crónica del vértigo, mi primer libro, que publiqué en la editorial Esdrújula. Y a partir de ahí, escribir se ha convertido en una necesidad imperiosa de la que no puedo escapar.

P.- ¿Cuándo, cómo y por qué nace “El único camino?

R.- El único camino es una novela que nace hace casi 10 años. La historia comenzó a dibujarse en mi cabeza, pero no me sentía capaz de escribirla. Hasta hace poco más de un año, tan solo había escrito unas 30 o 40 páginas con la escena inicial. Toda la historia estaba, pero no encontraba la manera de expresarla. Y a raíz de la publicación de mi libro de poemas, y gracias a la insistencia de Isa, mi pareja, y al apoyo de la editorial Esdrújula, decidí sentarme e intentar continuarla. Y desde ese momento, no he podido dejar de escribir. Fue como una descarga eléctrica, como sentir que se abrían las compuertas de un pantano. De hecho, esta novela es la primera entrega de las cuatro novelas que conforman esta historia.

P.- ¿Hay base documental o todo es producto de su mente?

R.- Prácticamente todas las historias que se cuentan en el conjunto de la tetralogía tienen un referente en la realidad. De hecho, el trabajo de documentación que he tenido que llevar a cabo ha sido muy intenso, pues entiendo que este tipo de novelas deben beber directamente de la realidad en la que vivimos. Sin embargo, al adentrarse en el mundo de la delincuencia y del crimen, al detenerse a analizar las partes más peligrosas de nuestra sociedad, no siempre es fácil acceder a la información necesaria, por lo que ha habido que leer mucho. Mucha prensa, muchas webs, foros, documentación de todo tipo, testimonios… y mucha novela negra.

P.- El inspector Mónico ¿tiene modelo real? Y Paco el Man.

R.- Mónico no tiene un modelo real directo, pero sí he leído noticias y entrevistas a policías, guardias civiles, mossos d’escuadra, etc. que han vivido lo que él. Sin caer en hacer ningún espoiler, sí que es cierto que yo mismo me sorprendí de que todos y todas han sido siempre muy bien tratados dentro de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, sea cual sea, y nunca se han sentido discriminados. Así que con Mónico ocurre como con el resto de personajes protagonistas, he procurado crear un personaje complejo, lo más creíble y verosímil posible, en su caso apoyándome en personas que han pasado por lo mismo, pero dotándolo de rasgos que le confiriesen un carácter distintivo. Y eso solo se consigue mediante lo que considero que es la gran pasión de todo escritor: observar y analizar todo lo que nos rodea y, especialmente, a las personas. Mónico, Ilsa, Antonio, Paco el Man incluso, son personajes configurados a través de los rasgos de muchas personas que he observado y analizado, algunas más cercanas a mí y otras más lejanas. Sí es verdad que, en el caso de Paco el Man, no conozco a nadie como él, afortunadamente, pero creo que gran parte de aquellos que llegan a convertirse en alguien así tienen unos rasgos de personalidad muy similares y, en definitiva, son más el resultado de una sociedad enferma, que basa el éxito personal en la cantidad de dinero que tienes, en el coche que conduces, en lo popular que eres, sin pararse a pensar en cómo se alcanza todo eso.

P.- En la novela se presentan varias denuncias sociales ¿es la razón fundamental de la misma?

R.- Sí. Para mí, la novela negra se ha convertido en la novela social de finales del XX y principios del XXI. Sinceramente entiendo que es el gran género de nuestra época, por mucho que durante mucho tiempo se haya considerado un género menor y de escasa calidad. No hay mejor manera de mostrar nuestro mundo de una manera fiel y descarnada, que acercarse a su lado oscuro. Pero no para hablar del delincuente o del policía en sí, por muy importantes que sean en la historia. Mi principal intención es lograr que los lectores entiendan que en esta sociedad occidental nuestra tan civilizada hay una serie de reglas, de principios, de estructuras, que son prácticamente inamovibles. La democracia, la cultura, la justicia, la libertad, son conceptos con los que se nos conforma, por un lado, y por otro nos permiten dormir con nuestra conciencia tranquila. Pero la democracia, la libertad, la justicia… están al alcance de muy pocos. El resto nos conformamos con el reflejo deforme de esas ideas. Y era necesario, al menos personalmente para mí, que algo ocurriera al respecto,aunque solo fuera en una novela.

P.- ¿Tiene referente en la novela negra?

R.- Desde los diez años he leído novela policiaca (E. A. Poe, Agatha Christie, Arthur Conan Doyle…). Luego ya pasé a la novela negra y he disfrutado mucho de Dashiell Hammett, Raymond Chandler y por supuesto de autores españoles, como Vázquez Montalbán, Alicia Giménez Bartlett, Francisco González Ledesma y actualmente Lorenzo Silva o Juan Gómez Jurado. No tengo un único referente, sino que intento beber de todos aquellos autores y autoras que me gustan y aprender constantemente de lo que voy leyendo.

P.- ¿Cuáles son sus géneros y autores favoritos?

R.- Me es muy difícil elegir algo así. La Literatura es parte indisoluble de mi vida y todos los géneros han sido importantes en mi vida en uno u otro momento. Soy más lector de novela que de poesía, pero la poesía ocupa momentos muy intensos y vívidos en mi experiencia vital. Y el teatro, por ejemplo, es una experiencia culturales estética y emocional de la que no puedo prescindir. En cuanto a los autores, quizás sí tengo a algunos que son, por así decirlo, mis autores de cabecera: Lorca, Gil de Biedma o Luis Cernuda en poesía. Jorge Luis Borges, Cortázar, Murakami o Paul Auster en novela. Y Lorca, Valle, o los clásicos en cuanto al teatro. Aunque en lo que respecta al teatro no puedo olvidar a los directores de teatro que convierten en una obra literaria en una verdadera obra de arte: Helena Pimenta, Lluís Pascual, Mario Gas, Calixto Bieito… siempre me han impactado y emocionado con sus montajes.

P.- Como lector, prefiere ¿libro electrónico, papel o audio libro? ¿Qué está leyendo actualmente? Recomiende, por favor, un par de títulos.

R.- Siempre he preferido leer en papel, hasta que descubrí el libro electrónico, el iPad en mi caso. Sé que suena poco romántico y casi una blasfemia para un profe de Literatura como yo, pero es mucho más cómodo, sobre todo cuando uno llega a cierta edad y la vista te falla cada vez más. Puedes regular la luz de fondo, puedes leer,aunque haga viento, puedes llevarte todos los libros que quieras en tus viajes sin necesidad de ir tirando de tanto peso… Siempre he creído que, en esta vida, los avances tecnológicos hay que aprovecharlos solo si merecen la pena porque aportan algo, y a mí el libro electrónico me parece tan bueno como la lavadora, el ascensor o la cámara de fotos. Podemos ser todo lo románticos con el pasado que queramos, pero no creo que haya mucha gente que lave su ropa a mano en casa por el placer de revivir el pasado y la tradición y rechace el uso de las lavadoras. Sin embrago, con el audiolibro tengo un problema, pero no por lo que es, sino por la manera en que se hace. Vuelvo a lo mismo que antes, a nadie se le ocurriría rechazar la radio o el radio teatro, así que tan bueno es eso como los audiolibros. El problema para mí es que la lectura que se hace en ellos es demasiado plana. Es una voz que debe hacer de narrador/a, leer el diálogo de todos los personajes… y eso hace que pierda emoción y verismo, pues los narradores de audiolibros no interpretan. A mí, esa manera de hacerlos me impide escucharlos, pese a que lo he intentado. No consigo meterme en la historia, no consigo emocionarme. Leer bien e interpretar bien es un verdadero arte que, en general en este país no se valora. Yo, de hecho, he estudiado durante cuatro años doblaje cinematográfico, he hecho ficciones sonoras como actor de voz, hago recitales con mis poemas (algunos recitados los podéis encontrar en YouTube simplemente buscando Crónica del vértigo) y siempre he cuidado mucho la expresión de la emoción, pues mediante la voz puede transmitirse mucho y puede emocionarse al público. Pero en los audiolibros no se cuida nada de eso, se lee plano, sin más.

En cuanto a qué estoy leyendo, básicamente novela negra. Estoy comenzando a escribir la cuarta novela de esta tetralogía y desde hace más de un año no me permito salir de ese género, pues no quiero perder el tono, el ritmo, la tensión que caracteriza a estas novelas, así que me apoyo en su lectura. Ahora mismo, de hecho, acabo de empezar a leer la última de Juan Gómez Jurado, Todo arde.

En lo que respecta a recomendaciones, he de decir que he disfrutado mucho de la lectura de la trilogía de la Reina Roja, de Gómez Jurado. También me sorprendió un autor francés llamado Pierre Lemaitre con una novela titulada Irene, aunque recomendaría la lectura del japonés Ryu Murakami y sus novelas Sopa de miso o Piercing, básicamente porque se salen del género negro creando historias realmente perturbadoras que te desequilibran emocional y éticamente.

P.- ¿Qué manías tiene a la hora de escribir?

R.- Pues no me lo había planteado hasta que me has hecho la pregunta, y entonces he descubierto que tengo muchas, y no era consciente. A ver, siempre suelo escribir de noche, cuando todos en casa duermen. Aunque tengo un despacho con todo lo necesario, escribo sentado en mi sofá con el ordenador apoyado en las rodillas. Necesito tener mucha agua cerca y, por supuesto, algo para comer a mano (todo poco sano y poco recomendable). Siempre escucho música mientras escribo… Mejor lo dejo aquí, porque al final voy a darme cuenta de que padezco un TOC enorme.

P.- ¿Cómo ve el panorama literario español?

R.- La literatura en nuestro país siempre ha tenido un nivel excepcional, y ahora también. Pese a que no seamos el país más lector o que el acceso a la cultura no sea el más sencillo e incluso que la generalidad de la población no valore las manifestaciones artísticas o literarias, siempre ha existido un sector muy implicado y comprometido. A ello hemos de añadir el hecho de que los momentos de crisis ayudan al desarrollo de la Literatura y el arte, y si algo caracteriza a este país es que vivimos en una crisis constante. Sinceramente, disfruto mucho de leer a Elena Médel, a Agustín Fernández Mallo, pero me sigo sorprendiendo de encontrarme en Granada con compañeros de editorial con un gran nivel como Juan Carlos Friebe, por ejemplo. La verdad es que supongo que fruto de mi acercamiento al mundo editorial y literario como escritor, he entrado en contacto con muchos escritores y escritoras que siguen despertando mi admiración y demostrando que aquí escribimos mejor de lo que leemos.

P.- ¿Ha participado en algún festival de novela negra? ¿Qué opinión le merecen?

R.- Tan solo he participado en uno, pues esta es mi primera novela y la publiqué el pasado 13 de octubre. Sin embargo, recibí la invitación para formar parte del festival Granada Noir a través de mi participación en una mesa redonda sobre la ciudad de Granada como escenario para el género negro. Para mí fue emocionante que contaran conmigo y que me consideraran para participar en este evento, así que estoy muy agradecido por ello. Creo que no hay escritor al que no le guste hablar de lo que escribe. Así que si me dan la oportunidad de hablar un rato sobre lo que hago y eso me permite llegar a algunas personas más, para mí es un regalo. Además, he de decir que el trato por parte de los directores del festival, tanto de Jesús Lens como de Gustavo Gómez ha sido excelente. Así que mi opinión sobre los festivales es excelente hasta la fecha.

P.- Relate alguna curiosidad literaria personal que le haya ocurrido y no ha desvelado hasta ahora...si la hubiere.

R.- Que no haya desvelado es difícil, porque hablo demasiado en general. Pero siempre me gusta recordar que yo estudié Literatura porque en mis años de estudiante de 2º de BUP en el instituto, suspendía constantemente Literatura porque no entendía nada, especialmente a Lorca. Y mi profesora de aquellos años en Barcelona, que además era granadina, me decía siempre que me alejara de la Literatura porque no iba a ser capaz de entenderla nunca. Yo, desde luego, no hice ni caso y me decanté por letras, porque no podía soportar que se me resistiera la asignatura. Si cedía a lo que ella me recomendaba para mí era como rendirme. Así que me fui por letras, estudié Literatura y hoy en día soy profe de Literatura y director en un instituto de secundaria en Granada. Me encanta y me siento tremendamente orgulloso de haberle dado la vuelta absolutamente a aquellas expectativas.

P.- Venda su libro ¿por qué hay que leer "El único camino?

R.- Estoy convencido de que aquellos que se atrevan a adentrarse en la lectura de El único camino van a sentirse atrapados tanto por la historia como por los personajes. Por un lado, la historia ofrece constantes cambios y giros inesperados que ayudan a mantener la tensión y el ritmo narrativo. Y por otro, es muy fácil empatizar con los personajes y sentir como tuyo lo que les está ocurriendo. Es fundamental que el lector se vea reflejado en ellos y, en el caso de esta novela he de decir que uno de los personajes más fascinantes es Ilsa que, además, fue una sugerencia de mi pareja que me gustó muchísimo, aunque me obligó a cambiar muchos planteamientos que tenía de inicio. Ahora bien, estoy convencido de que ha merecido la pena. También he de comentar que, como he dicho anteriormente, la novela no es solo una historia de buenos y malos, es una historia crítica, donde surgen constantes dilemas éticos y morales que llevan a los personajes al límite, provocando la misma tensión y las mismas preguntas en quienes lo leen. Así que, creo que es una novela que merece la pena, porque además es de lectura fácil y ágil. En realidad, todo esto es lo que me digo a mí mismo para convencerme, solo espero que algunos de los que la lean piensen de modo parecido.

P.- Sus planes a corto y medio plazo ¿son?

R.- A corto plazo, publicar la segunda parte de El único camino este próximo abril, que se llama Nunca caminarás solo. De momento estamos con las correcciones, así que la cosa ya se ha puesto en marcha. Y a medio plazo, terminar con la cuarta y última parte de este proyecto. Estoy dándole unos últimos retoques a la tercera, que se llamará Un camino, todos los caminos y ya he comenzado a escribir la última, Un camino sin final.