Rincón Literario de Paco Marín: "Cristales de plata"

CRISTALES DE PLATA
CRISTALES DE PLATA
Rincón Literario de Paco Marín: "Cristales de plata"

TÍTULO:     Cristales de plata

AUTOR:      Antonio J. Ruíz Munuera

EDITA:       Algar Editorial (2025, septiembre)

Encuadernación: Rústica sin solapas. Tamaño: 13 x 20,5 cm. Número de páginas: 136. PVP: 10,95 €. ISBN: 978-84-9142-829-9

Con esta historia, Antonio J. Ruiz Munuera ha obtenido el Premio Avelino Hernández de Novela Juvenil.

Narrada por Kibwe, un niño que vive en un suburbio de Nairobi, esta novela nos sumerge en una historia de superación, descubrimiento y belleza en medio de la pobreza. Una historia inspiradora basada en hechos reales

En Mathare, uno de los barrios más duros de Nairobi, Kibwe Mwelu nunca ha visto más allá de sus calles de barro y chapa. La vida en el slum es implacable, y soñar con algo distinto parece un lujo. Hasta que, un día, una cámara de fotos cae en sus manos.

La fotoperiodista Kyra Aislinn le enseñará que la luz puede revelar lo invisible, igual que los cristales de plata en un negativo. Junto a sus amigos Fatu y Rafiki, Kibwe empezará a mirar su mundo de otra manera, atrapando con su cámara la belleza oculta en lo cotidiano. Jugando con las imágenes, emprenderán un viaje que jamás habrían imaginado.

La novela reúne tres claves para su lectura:

La mirada transformadora. La fotografía se convierte en una herramienta de cambio y esperanza para Kibwe, quien aprende a ver belleza donde antes solo había miseria.

La infancia en contextos vulnerables. La novela visibiliza la vida de los niños en los suburbios africanos, mostrando su dignidad, creatividad y capacidad de soñar.

Inspiración en hechos reales. Basada en la experiencia de la Fundación Mwelu, la historia conecta con la realidad y promueve el pensamiento crítico y la solidaridad.

Antonio J. Ruíz Munuera (Lorca, 1966) es autor de siete novelas y libros de relatos. Su obra abarca el género negro, juvenil y thriller ecológico. Amante de la fotografía y el deporte al aire libre, con frecuencia sus textos se ambientan en montañas y océanos, y convierte así la naturaleza en un personaje más. Entre sus títulos más relevantes se encuentran: “La luz de Yosemite” (Desnivel, 2015) finalista del Premio Setenil. “Ojo de pez” (Ed. Juventud, 2016) XXº Premio Nostromo de Novela. “La ira del insecto” (Ed. Studio, 2018) XXIIº Premio de Novela José María de Pereda. “La Troupe” (Ed. Edelvives, 2021) XXº Premio Internacional Alandar de Literatura Juvenil. “Mortales” (MurciaLibro, 2019): 21 relatos de viaje al otro barrio.

Muchas gracias por su presencia en “Los jueves Literarios” en el Teatro Romano de Cartagena y ahora en “El Rincón Literario”… Gracias…

P.- Por favor presente a Antonio J. Ruiz Munuera.

R.- Un presunto escritor, con muchas historias dentro, pugnando por salir. Historias nacidas en una casa donde nos alimentábamos más de libros que de embutidos.

P.- ¿Cuándo, cómo y por qué nace "Cristales de plata"?

R.- Nació a raíz de una noticia de prensa. Hace más de veinte años descubrí la historia de un fotógrafo de Nairobi. Un hombre que puso en marcha una iniciativa de lucha contra la exclusión a través de las imágenes. Una fórmula donde 30 niños y niñas de uno de los suburbios más duros del planeta buscaron la belleza (casi imposible) de su entorno mirando a través de una cámara fotográfica. De aquello nació  “Cristales de plata”, una historia de ficción con largas raíces en la realidad.

P.- ¿Cuál fue el proceso de documentación?

R.- Me documenté con personas de ‘ONGs’ que trabajan sobre el terreno. También, con muchísimos textos sobre las diferentes culturas de Kenia. En particular, sobre la vida en los slums, los suburbios de Kibera y Mathare, en las afueras de Nairobi.

P.- ¿Cuánto hay de imaginación y cuánto de realidad?

R.- Es una obra de ficción, donde los personajes, la trama, el desenlace, se nutre de la imaginación del autor. Pero hay una base real que sirve de engranaje y es imprescindible: la durísima realidad en los guetos de Nairobi. La vida, por llamarla de alguna manera, en poblados de chapa levantados sobre montañas de basura. La supervivencia en uno de los lugares más violentos de África. La improbable manera de seguir adelante, especialmente por los niños, que ni en esa horrible realidad pierden la sonrisa.

P.- ¿Ha 'pateado' los escenarios de la novela?

R.- No. En novelas anteriores, también ambientadas en sitios muy lejanos (como La Troupe, situada en Canadá, o La luz de Yosemite, en California) si los “pateé”. Pero en esta ocasión, no. Es todo fruto de mi imaginación, desarrollada a partir de las experiencias de otras personas.

P.- ¿Por qué el título "Cristales de plata"?

R.- La historia se basa en la llegada de una fotógrafa de National Geographic a Mathare, uno de esos suburbios de Nairobi. Y de la relación con tres chicos que fotografiarán el entorno de su mano para acabar, un día, muy lejos de allí. La trama habla en todo momento de “aprender a mirar alrededor”, de fotografiar con una cámara, o con la propia mirada. El título hace referencia a los cristales de plata. La emulsión fotosensible que llevaban hace años las placas fotográficas, la química que permitió conservar una imagen sobre un negativo.

P.- ¿En algún momento los personajes le han desobedecido y han actuado por su cuenta?

R.- Lo han intentado, alguno de ellos con un carácter muy independiente. En especial Fatu, la niña protagonista. Intentó -y me hubiera encantado que lo consiguiera- darle la vuelta a su destino.

P.- Lleva acumulado un gran número de premios ¿espera muchos más?

R.- Los premios literarios me han servido para varias cosas. La primera es que han adoquinado un camino directo hacia la publicación, en muchos casos con editoriales prestigiosas. Algo que, bien lo sabemos los escritores, se hace muy complicado si llamas directamente a la puerta de esas empresas. Un umbral que difícilmente podemos franquear sin padrinos. El premio, en este caso, es tu carta de presentación. De segunda ventaja, los premios ayudan a tener cierta visibilidad como escritor, servir de aval para que alguien te preste atención en ese entorno tan hermético. Y una tercera razón, porqué negarlo, alimentar un poco mi ego, y servir de acicate para seguir ilusionado en esto de escribir. Una tarea en la que no pocos autores se desengañan, pese a ser muy buenos en el oficio.

P.- ¿Cuáles son sus géneros y autores favoritos?

R.- Me gustan varios géneros. Aún hoy, ya casi “sexalescente”, sigo leyendo mucha literatura juvenil. También novela negra. Y, especialmente, quizá porque no me conformo con eso de hacerme mayor, literatura de aventura y viajes. No tengo autores favoritos. Hay cientos de escritores y escritoras a los que admiro.

P.- ¿Qué está leyendo ahora mismo?

R.- Tengo entre manos “Yo soy el abismo”. Una estupenda novela negra de Donato Carrisi. También (porque me encanta leer a dos bandas) “Luces de montaña”, de Galen Rowell, la vida de un fotógrafo estadounidense.

P.- Recomiende, por favor, un par de títulos.

Una petición difícil. Pero ahí van dos: “Laberinto Mar”, de Noemí Sabugal. Y “Andarás perdido por el mundo”, de Oscar Esquivias.

P.- ¿Qué manías tiene a la hora de escribir?

R.- Más que manías, unas necesidades. Preciso estar tranquilo para arrancar a escribir. Y, sobre todo, ilusionado con la historia. A veces tardo meses en encontrar ese estado de gracia. Aunque una vez que lo consigo, no hay quien me pare. Entonces escribo a cualquier hora, en cualquier sitio. Una costumbre, más que una manía, es tener un título antes de arrancar con la primera frase de la novela. Sin él, estoy perdido.

P.- Relate alguna curiosidad literaria personal que le haya ocurrido y no ha desvelado hasta ahora...si la hubiere.

R.- Me ocurren cosas maravillosas a partir de las novelas. Os cuento una. Cuando me otorgaron el Premio Nostromo con “Ojo de pez”, fui a Barcelona a recoger el reconocimiento. Tras el acto de entrega, tomando unas cervezas con los miembros del jurado y comentando curiosidades sobre la novela, interviene uno de ellos, que estaba muy callado.

-   Me pareció una historia muy chula -indica. -Pero cuando describes la llegada del barco de Greenpeace a Cartagena lo caracterizas como una goleta de tres palos. Y ese barco, el Rainbow warrior, era en realidad un carguero reconvertido en buque oceanográfico.

-   Así es -contesté- Eso fue una licencia mía. Me pareció mucho más literario un velero que una chatarra de metal. Pero… ¿usted… cómo sabe eso?

-   Porque ese día, un lejano 1986, yo era el capitán de ese barco - desveló, dejándome con la boca abierta.

Cosas que solo te ocurren con las novelas. Cuando narras historias que, en ciertos momentos, no se sabe si están en el mundo real o en el imaginario.

P.- Venda su libro ¿por qué hay que leer "Cristales de plata"?

R.- Porque, a pesar de la durísima realidad que describe, es una novela positiva, que inocula al lector unas tremendas ganas de vivir. Es una novela hermosa, que busca la belleza escondida en lo imposible. Que nos reconcilia con nuestra propia humanidad.

P.- Sus planes a corto y medio plazo ¿son?

R.- A nivel personal, seguir disfrutando al máximo de esta vida que, mientras nadie demuestre lo contrario, solo tenemos una. En cuanto a lo literario, aprovechar la suerte que tengo de poder escribir y que alguien quiera publicar mis historias. Y más allá, que existan lectores que disfruten leyéndome. Mientras esto siga así, seguiré oficiando de cuentista.

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