Rincón Literario Dominical de Paco Marín: "El humo dormido"

Rincón Literario Dominical de Paco Marín: "El humo dormido"

TÍTULO:     El humo dormido

AUTOR:      Gabriel Miró

EDITA:       Drácena (2024, enero) -singulares-

Encuadernación: Rústica con solapas. Tamaño: 14,2 x 21,8 cm. Número de páginas: 162. PVP: 16,95 €. ISBN: 978-84-12706-6-0

Escribía el poeta Jorge Guillén: «cada día leemos nuestro evangelio, el Evangelio según san Gabriel, el del Humo dormido». En efecto, este libro fue crucial para la Generación del 27, como atestiguaron también Pedro Salinas o Dámaso Alonso. Sin embargo, “El humo dormido” no es un poemario, sino una colección de estampas en prosa; quizás una de las más poéticas y hondas que se hayan escrito en la lengua española durante el s. XX.

No en balde, como atestigua, entre otros, el profesor Prieto de Paula, Gabriel Miró es el más exquisito escritor español del s. XX, y contra su olvidada figura e incluso contra los prejuicios que lo han tildado de difícil, este raro libro —compuesto sobre un puñado de artículos que nacieron con vocación de unidad— supone una magnífica cuanto breve oportunidad para acercarse y descubrir su genuina y extraordinaria forma de concebir la literatura y hasta la existencia.

Gabriel Miró nació en 1879 y murió en 1930; es considerado el novelista hispánico más exquisito del s. XX. Su vida transcurrió en su Alicante natal hasta la primera década del siglo, cuando se trasladó a Barcelona para trabajar en la inconclusa Enciclopedia sagrada, y luego, desde 1921 hasta su muerte, en Madrid, donde ocupó un puesto en el Ministerio de Instrucción Pública. Reconocido en los círculos literarios españoles desde que le concedieron el primer premio de novela organizado por El Cuento Semanal’, en 1908, colaboró en los más importantes periódicos de Madrid (Heraldo, El Imparcial, ABC) y de Barcelona (Diario de Barcelona, La Vanguardia, La Publicidad) y hasta de Buenos Aires (la revista Caras y Caretas o el diario La Nación). Su concepción novelística, plena de hiperestesia, con un amplísimo vocabulario y una forma narrativa a menudo fragmentaria, lo empareja con los planteamientos de sus contemporáneos como Proust o Wolf, al tiempo que le procuró una notoria influencia sobre los narradores españoles inmediatamente siguientes o llamados de la República, e incluso entre los poetas del 27. No obstante, su popularidad aquejó siempre el prejuicio sobre la insustancialidad de sus argumentos, cuando en absoluto lo son; al contrario, pues el gran tema de su novelística fue la huella del tiempo sobre la mente de los personajes. Sus títulos más conocidos son Nuestro padre San Daniel” (1921) y su continuación El obispo leproso” (1926), o su casi biográfica El libro de Sigüenza” (1917) o la colección de relatos Años y Leguas” (1928).

“Las cerezas del cementerio” (1910) es su primera novela de madurez y, por tanto, donde hallamos ya los portentosos elementos que caracterizarán su narrativa. Reeditada por ‘Drácena’ en 2022.