Opinión

QUERIDO MAR MENOR DOS PUNTOS

Ana Belén Nicolás
Ana Belén Nicolás Salas - Investigadora&Redactora&Profesora
QUERIDO MAR MENOR DOS PUNTOS

QUERIDO MAR MENOR DOS PUNTOS

Me encuentro aquí de nuevo, frente a ti, con el corazón lleno de ternura y, al mismo tiempo,  preocupación por no saber cómo te encuentras. Ha pasado un año y sin conocer cuál es tu estado, he decidido escribirte.

Estoy emocionada al saber que ahora tienes derechos. Creo que tienes garantizada la protección y conservación de tus aguas. Pero creo que no es ahora, es a largo plazo... eso dicen. Recuerdo con nostalgia las aguas cristalinas que albergaban mújoles, almejas, caballitos ... ¡sí! muchos caballitos de mar con los que jugábamos en la orilla. ¡Qué tiempos tan felices aquellos! Lo recuerdo como si fuera ayer. Sin embargo, en los últimos tiempos, y a pesar de mis esfuerzos, no he logrado encontrar ninguno…

¿dónde están mis caballitos de mar?

He mirado a izquierda y a derecha, pero no he visto a nadie a quien preguntar. Hoy me encuentro escribiéndote sola. Pero yo a ti te siento presente. Siento tu olor... Así, papel en mano, lápiz y un corazón que late lleno de emociones encontradas, te escribo estas líneas.

Son muchos los momentos felices que hemos compartido. Ahora estoy ahogada de tristeza de no saber cómo te encuentras y, a la vez, tengo nuevas expectativas para ti. Será porque puedes ser considerado un ser vivo. Lo que para algunos puede ser extraña esta idea, parece ser que tiene fundamento científico y hasta filosófico.

El mar, los mares están llenos de una gran diversidad de formas de vida que interactúan entre sí. El mar, la mar para almas marineras, dicen que es pieza fundamental para regular el clima y también produce oxígeno y alimentos para la supervivencia de la vida en nuestro planeta. ¿Lo entiendes? Además, tienes un valor propio, mucho más allá de la utilidad para nosotros, los seres humanos. Por eso, no debería sorprenderte que miles y miles de personas nos hayamos concentrado para hacernos oír al unísono: Salvar el Mar Menor. Fue una auténtica locura. Todo para exigir una protección real y efectiva para nuestras aguas, tus aguas. Vinieron de todas partes y de todas las edades… con ese grito, traspasamos fronteras. Desde Cartagena,  pusimos este problema de todos en el mapa internacional.

¿Sabes? Eres muy importante para el equilibrio del ecosistema. Será eso. Ahora, me pregunto. Si ya tienes personalidad jurídica y puedes ser considerado ser vivo ¿también tienes consciencia? Si la tienes, perdona nuestra ausencia en los temporales de invierno. Yo me perdono. Tan soleada, tan hermosa, tan única,... y solo nos acordamos de ti en verano.

Pronto volveremos a abrazar con fuerza tus aguas saladas y soñar bajo la luz de la luna y frente a las miles de luces chispeantes que te rodean cada noche. De momento, no me suena que tengas abrazos kilométricos. De esos que se organizan en cadena. No será el momento... Lo mismo volverán pero más adelante. ¿Quién sabe? Parece resultón que la gente nos unamos en torno a una causa común. Realmente es inspirador cuando la unión y la determinación se pronuncian en cada rincón de una reunión multitudinaria para querer cambiar el estado del Mar Menor. Ahí, hasta desaparecen las diferencias entre políticos, sindicalistas, representantes vecinales, ecologistas, conocidos de arriba, conocidos de abajo… somos capaces de hacer nuevos amigos con los que cambiar el mundo… todo un fenómeno. Unidos solo para dar con la posible solución. Porque así es como se cambian las cosas, ¿no?

No sé. En este momento, aquí estoy. No he cambiado de lugar y aquí sigo esperando que asome alguien. Mientras tanto, estaré  leyendo un libro y viendo sin prisa el atardecer. Otro día vendré, ya para verano. Espero que apriete el sol y se sigan llenando tus aguas de gente que te aprecie y respete tanto como yo lo hago. Feliz travesía, con viento a favor y olas en calma. ¡Nos vemos pronto! Mi querido Mar Menor punto final.

Ana Belén Nicolás Salas