Efemérides de Juan Manzanares García del 31 de enero
31 ENERO
La frase del día.
El hombre que mueve montañas empieza apartando piedrecitas
CONFUCIO
PERSONAJE DEL DÍA
Javier Azagra Labiano nació en Pamplona en enero de 1923. Fue un obispo español que desempeñó su cargo como obispo de Cartagena entre 1978 y 1998.
Tras estudiar en el seminario de su ciudad natal. fue ordenado presbítero el 23 de julio de 1950.
Posteriormente obtuvo la licenciatura en Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca y, en el año 1954 obtuvo el título de Derecho Canónico en la Universidad Gregoriana de Roma, regresando a Navarra donde desempeñó labores eclesiales.
Marchó a Málaga en el año 1967 donde fue Vicario episcopal hasta el año siguiente, regresando a la capital navarra, donde fue Vicario Diocesano de Pastoral hasta 1970.
El 17 de julio de 1970 fue nombrado Obispo Auxiliar de Cartagena y, el 26 de septiembre de 1978 fue nombrado Obispo de Cartagena, permaneciendo en ella hasta que en el año 1998 fue aceptada su renuncia por razones de edad.
Plenamente enraizado en todo el territorio de la diócesis de Cartagena, recibió numerosas muestras de aprecio como Hijo Predilecto de varias de sus ciudades, como la de Cartagena, entre otras. Además de otras consideraciones y nombramientos. A su muerte fue enterrado en la capilla del Sagrado Corazón de Jesús de la Catedral del obispado.
Monseñor Azagra pastoreó la Diócesis de Cartagena durante 20 años, de 1978 a 1998, año en que pasó a ser obispo emérito de Cartagena.
Entre los montones de libros que tenía en su despacho, Javier Azagra guardaba una pequeña y modesta revista cuya pertenencia y lectura le resultaban muy gratificantes. No contenía poemas de Santa Teresa ni de filósofos ilustres, o quizá sí, según confesó en una entrevista. Era una revista sobre el Club Atlético Osasuna que, confesó a un periodista que era su gran debilidad, al que comparaba con el equipo de Cartagena, el EFESÉ. No había que tocarle al obispo a su Osasuna, ni por supuesto, al Cartagena, pero por lo demás, no se corría el peligro de verlo caer en las redes de la intolerancia, ni de la cerrazón mental. No rechazaba a sus semejantes por cuestiones de fe o de ideología. Conocía bien las debilidades humanas, el sabor amargo de la derrota, de la pobreza, de los desastres provocados por las injusticias. Javier Azagra era obispo, sí, pero sobre todo era una de esas personas que iluminan con su sola presencia los lugares donde habitan, y los hacen más cálidos y familiares.
Como comentó en muchos momentos de su vida, él sí que estaba convencido de que la fe mueve montañas, y resultaba difícil que se desesperase este obispo sencillo y entrañable.
Azagra era un sentimental del Norte, de Navarra, que para dormir a gusto no se olvidó jamás, mientras ella vivió, de llamar a su madre por teléfono para desearle buenas noches.
De sus tiempos jóvenes mantenía el buen gusto de tomar una copa de vino en las comidas. Desde muy pronto descubrió el placer de la comunicación con sus semejantes y, bien pronto también, conoció los placeres de consolar y de ayudar. Agradecía que los demás le dijeran lo que pensaban y que no temiesen llevarle la contraria. Dialogante y buen conversador, con el paso del tiempo fue aceptando que podría ser que su visión de las cosas no fuese la mejor.
Hablaba con todo tipo de gente, sin prejuicios, con verdadero deseo de escuchar, de entender, de colaborar. Y lo cierto es que solía caer bien, incluso a los que claramente se manifestaban contrarios a la religión.
No había forma humana, de que no dejase de defender el mandamiento en el que más creía, por muy adversas que fuesen las circunstancias: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Y eso hizo porque, como dijo en algún momento: “No solo te tomaré de la mano si estás perdido, también te ofrezco mi hombro y sobre todo, mi corazón”.
Javier Azagra Labiano falleció el 16 de noviembre de 2014.
EFEMÉRIDES DE CARTAGENA DEL 31 DE ENERO
©Juan Manzanares García
-1588. Como curiosidad, señalamos lo consignado en el presupuesto de gastos de la ciudad de Cartagena la siguiente partida: “Al encargado de abrir y cerrar las puertas de la ciudad, dos ducados de salario al mes”.
-1589. Dos galeotas moras, desembarcan a su gente y atacan la Torre de cabo Cope, donde se habían refugiado algunos pescadores que logran resistir hasta que llega el corregidor D. Diego de Argote y Aguayo con 200 hombres consiguiendo derrotarlos y hacerles huir, dejando en tierra algunos muertos.
-1592. Al haber sólo una parroquia en Cartagena y ser mucha gente la que acude a cumplir con el precepto pascual, el Ayuntamiento solicita al obispo que extienda el tiempo para el cumplimiento del precepto.
-1601. Hallándose 5 galeotas de moros a la vista de las costas de Cartagena, el Ayuntamiento manda que los vecinos de Alumbres nuevos, al ponerse el sol, recogiesen a las mujeres, niños y ancianos en la fortaleza, y que los hombres se pusiesen en armas, apercibidos ante cualquier amenaza.
-1750. De R. O. comunica el Marqués de la Ensenada que, han sido condenados a servir varios años en las galeras reales y destierro perpetuo de la ciudad de Orihuela, seis soldados que se llevaron seis mujeres mundanas acogidas en la Casa de Misericordia de dicha ciudad.
Asimismo, se terminan las obras del Arsenal de Cartagena que habían dado principio el 1 de julio de 1744, durando por consiguiente 33 años. Liquidado el coste de dichas obras por el sobrestante mayor de S.M.D. José Miguel Felices, dieron la suma de reales vellón 112.284.684 maravedíes. Fueron dirigidas estas obras por el brigadier de ingenieros D. Sebastián Feringán Cortés, y en 16 de agosto de 1750 fue comisionado por el rey el capitán de navío Jorge Juan, para que con los alféreces de navío D. José Solano y D. Pedro de Mora pasase a Cartagena para examinar los planos y ponerse de acuerdo con el susodicho ingeniero, a fin de verificar los trabajos con arreglo a los que tenía presentados D. Jorge Juan.
-1782. Después de casi 34 años, se terminan las obras de construcción del Arsenal. Han sido dirigidas por el brigadier de ingenieros Don Sebastián Feringán.
-1812. Desembarcan en el Arsenal, una parte de las tropas inglesas aliadas de España en la guerra contra Napoleón.
-1823. Llegan a Cartagena, en calidad de presos, varios vecinos de Orihuela desafectos a la Constitución.
-1827. Corre el rumor que deja el gobierno de la ciudad Don Francisco Nebot, y no pueden los liberales ocultar la satisfacción de su marcha.
-1862. Por una Orden Real se condona al Hospital de Caridad de Cartagena el préstamo de 20.000 reales hecho al mismo por el Gobierno con motivo del cólera del año 1.859.
-1865. Esta noche, los arenales de la Manga del Mar Menor, las salinas de Cabo de Palos y todas las aguas vecinas a este Cabo, se vieron iluminadas por la luz que irradiaba la luz de la Torre de 84 metros de altura sobre el nivel del mar. Acababa de nacer el faro de Cabo de Palos.
La torre vigía anterior era parte de un sistema defensivo que recorría el litoral cartagenero cuya idea se atribuía al rey Felipe II. En el año 1861 el ministro de la guerra, Leopoldo O’Donnell autoriza su demolición para levantar sobre ella, el actual faro.
-1890. Se emite un Real Decreto concediendo el título de Condesa de Peralta a la cartagenera, Francisca Tacón y Ache.
-1956. Tiene lugar la creación de la fábrica "La Española del Zinc" ubicada en terrenos del barrio de Torreciega, en Cartagena.
-1968. El Ministerio de Defensa cede al Ministerio de Hacienda el Castillo del Atalaya.
-1970. Es proclamado "Cartagenero del año Don Rafael de la Cerda y de las Bárcenas.
-1992. Se inscribe en el Registro de Asociaciones la Tropa Cartaginesa, TROPA DE MERCENARIOS CELTAS, fundada el 11 de octubre de 1991, siendo su primer presidente Serafín Ruiz Rubio.
-2003. Se cierra el cine Carlos III, ubicado en la plaza de San Francisco.