Montanaro de aquí: LA VALENTÍA DE UN SOLDADO. ASTURIAS 2024 Y LAS FUERZAS ARMADAS

Montanaro de aquí: LA VALENTÍA DE UN SOLDADO. ASTURIAS 2024 Y LAS FUERZAS ARMADAS

LA VALENTÍA DE UN SOLDADO. ASTURIAS 2024 Y LAS FUERZAS ARMADAS

“¡Español soy, sin duda! Y lo soy, lo he sido y lo seré mientras que viva, y aún después de ser muerto ochenta siglos.” Miguel de Cervantes en La Gran Sultana.

Vivimos tiempos convulsos donde la indigencia política nos arroja  a precipicios morales impensables para una nación con tradición, clase y elegancia, cualidades hoy solo establecidas en el uniforme de las FAS y Cuerpos y Seguridad del Estado, lo demás, sólo son mendigos, okupas de fortuna en las instituciones, unos con desgraciados pactos de taberna con delincuentes golpistas y asesinos terroristas, otrosí con los eternos traidores con escandallo comunista que forman el verdadero fango de nuestro particular lupanar institucional basado en la mentira, el cinismo y en el oportunismo de fortuna, en el amiguismo y el nepotismo, una herrumbre y además, derrotando noblezas y honores, una ministra de defensa mediocre, un presidente por accidente democrático que reniega de la Constitución y de su responsabilidad, solo su interés y como luctuosa señal de socorro, una bandera despreciada pero protegida por las FAS.

Podemos recrear la desvergüenza de un Congreso lleno de macarras de discoteca como representan los independentistas y tardo terroristas, okupado por cortesanas poligoneras nacionalistas del PNV o comunistas de pandereta y fotonovela de Gucci, haciendo de proxenetas políticos de fortuna, frustración quizás porque el sentimiento de patriotismo y el propio patriotismo con la izquierda no maridan en España, ni con un Rioja ni con un Ribera, aunque sea adulterado.

Podía incluso hablar del fango socialista, de las campañas electorales recientes o citar el síndrome de Estocolmo en muchos personajes, un pueblo secuestrado por la mentira, el plagio y el compadreo o denominadores comunes con la bajeza del gobierno socialista inmersa en juicios y prejuicios nacionales y constitucionales.

Huelga decir lo que daría para ríos de tinta explicando los fracasos económicos, embustes groseros y desvergonzadas negociaciones presupuestarias sobre enjuagues post electorales dilatados hasta el 10 de junio de esta cruel horda sociata que nos gobierna, independientemente de los viajes por todo lo largo y ancho de este mundo del capitán Tan, líder de este grupo de Chiripitifláuticos, en Falcón claro, predicando el evangelio apócrifo de la apología tardo terrorista de Gaza. Un rosario de impertinencias y desaciertos que nos dan estos ministros y ministras estrellas y su jefe, que ¡asústense! están haciendo bueno a Zapatero, increíble pero cierto.

Podía hacer herida de la traición de Zapatero a España al postrarse cual pelele ante los asesinos de ETA, Venezuela o Cuba y mancillar la memoria de los cientos de víctimas sometidas al terror, pero esto desgraciadamente no nos sorprendería, son como cucarachas por todos sitios.

Decía el poeta Gil de Biedma que; “De todas las historias de la Historia, sin duda la más triste es la de España, porque termina mal. Como si el hombre, harto ya de luchar con sus demonios, decidiese encargarles el gobierno y la administración de su pobreza”.

Pero no es así, me quedo en Asturias y en la siempre querida participación militar de las FAS en tierras del Principado, leales y heroicas tierras y gentes. No es casual que esta horda progresistas tengan alergia a las Fuerzas Armadas, ya que representan las antípodas, antónimos o lo más opuesto a sus postulados tardo anarquistas, son el “honor”, “elegancia”, “educación”, “cultura”, “conocimiento”, “honestidad”, “valentía”, “limpieza”, “higiene”, “respeto”, “trabajo” y sobre todo, “sacrificio y esfuerzo” , un sinfín de cualidades que son el decálogo de una institución a la que todavía no ha alcanzado la onda expansiva de la mediocridad actual y la trivialidad corrupta de este país de arlequines de la política.

Lo único cierto es que son las Fuerzas Armadas, Guardia Civil y Policía Nacional quienes se la juegan a diario y, como hemos visto dando su vida dentro y fuera de este país por solventar los desmanes naturales y los provocados por humanos, alejándose de las huestes cobardes de lo absurdo, okupas, cdrs, terroristas y pro terroristas, secesionistas, independentistas y demás tribus.

 Otros, más humildes pero sin protagonismo, hacemos un sumiso tributo con esta acepción de hidalguía y nobleza a todos aquellos que dan su vida por su Nación, dentro y fuera de la misma, y que no es otra la acepción que la que se refiere a la cualidad de noble y generoso como gallardo y valiente, fuerza de voluntad que puede poseer una persona para llevar adelante una misión a pesar de los impedimentos, creo que es la identificación más acertada para definir a nuestros compatriotas de uniforme, personas que lejos de cualquier postura política han decidido entregar su esfuerzo y, como tristemente comprobamos, hasta su vida, como recientemente los Guardia Civiles en Barbate Don Juan Jesús López Álvarez y Don Eneko Lira Gómez, no son políticos, no son futbolistas, no dejan a la familia holgada económicamente, no son nadie…, ¡¡¡Y LO SON TODO!!!, no han tenido más homenaje que el de sus compañeros y además, por el trabajo y el sacrifico, fue efímero, si el desprecio de sus mandos y del gobierno y ahora, estas humildes notas de agradecimiento y recuerdo y sobre todo, exaltación al honor como ejemplo del servicio solidario al prójimo.

La gallardía de nuestras Fuerzas Armadas, personas con vida propia pero anónima, con familia y que han decidido en una etapa de su vida dedicarse a cubrir con orgullo y sacrificio una necesidad indivisible de nuestra patria, dentro y fuera, hoy no son batallas interiores, de momento, es la bandera de la solidaridad y la generosidad la que cubre nuestras divisas, divisa que con orgullo y mucha historia defienden nuestros soldados, es la misión más humana y decorosa con la que se puede encontrar un soldado, o cualquier persona; salvaguardar la vida humana, en todas sus vertientes; la construcción de hospitales, el velar por la seguridad ciudadana, una misión táctica de reconocimiento,  o repeler un ataque de fortuna, son muchas penurias que solo el corazón del soldado sabe agradecer al término de su jornada, de hecho, son contingencias que no siempre se aceptan mentalmente y marcan el resto de la vida del propio individuo, es una labor sin precio, con el único estúpido agradecimiento de un tiro a traición o una emboscada sangrienta o, cualquier otro fútil percance, como perecer en un rescate crítico o en una persecución, donde la integridad y la solidaridad de estas personas son su bandera, esa que algún imbécil moquea o niega, la propia condición humana le lleva a emprender estas tareas sin ningún tipo de titubeo, conscientes que están poniendo su grano de arena en la construcción pacifica de una civilización y lejos de pensar en su propia existenciasalvando vidas, evitando ingratos incidentes, colaborando en la educación cuando no los discriminan. A última hora –decía Oswald Spengler -, siempre ha sido un pelotón de soldados el que ha salvado la civilización”.

Bajo ningún concepto podemos politizar estas nobles acciones, acciones que se verán recompensadas únicamente con el respeto, el agradecimiento y el cariño que se han ganado, lejos de foros de demagogia política y de estercoleros anarquistas que intentan desbancar a grupos o personas con la excusa de estos sentimientos, hay circunstancias que obligan a colaborar con el engrandecimiento de la paz, tarea difícil de conseguir, pero que quebrar la vista no es la solución acertada, es la fácil.

El soldado no se forma para la guerra, sino para defender la paz y gracias a esa paz, engreídos y engreídas meretrices de la política pueden alterar las instituciones, es la democracia que salvaguardan las FAS y su estado de bienestar y libertad. Nuestros caídos tienen que estar por encima de todo y de todos y honrar su memoria con respeto, admiración y agradecimiento es la única misión que nos corresponde como leales compatriotas, y en algún rincón de nuestro corazón rendirle nuestro recuerdo y agradecimiento recordando que la muerte no es el final para un héroe.

Quisiera en este pequeño testimonio, con en estos simples renglones expresar mi más sincero reconocimiento a todos aquellos que día a día, callada y anónimamente hacen que España sea un poco más grande a pesar de las miserias de sus instituciones y su gobierno, y que todos nosotros, seamos cada día un poco más grandes gracias a su entrega y su sacrificio. Despedía el verso Gil de Biedma. “Pido que España expulse a esos demonios. // Que la pobreza suba hasta el gobierno. // Que sea el hombre el dueño de su historia”.

-Andrés Hernández Martínez-