Un estudio de la UMU revela que resistir el calor no asegura la supervivencia de las especies ante el cambio climático

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Un estudio de la UMU revela que resistir el calor no asegura la supervivencia de las especies ante el cambio climático

Un estudio de la UMU revela que resistir el calor no asegura la supervivencia de las especies ante el cambio climático

El artículo publicado en Global Change Biology pide replantear cómo se evalúa su vulnerabilidad frente al cambio climático.

Investigadores del Departamento de Ecología de la Universidad de Murcia (UMU) han analizado cómo afrontan el cambio climático aquellas especies con baja capacidad de dispersión, es decir, las que no pueden desplazarse fácilmente para escapar de condiciones adversas.

El trabajo, que acaba de ser publicado en Global Change Biology, cuestiona la idea simplista de que habrá especies “ganadoras” entre aquellas que mejor toleran el calor,  frente a “perdedoras” entre aquellas más sensibles a los cambios de temperatura.

La realidad es mucho más compleja

Las especies más resistentes suelen ser aquellas que han evolucionado en entornos con una fuerte variabilidad climática histórica, como zonas de alta montaña, regiones continentales interiores o latitudes elevadas. Sin embargo, precisamente en estas zonas se proyectan algunos de los cambios climáticos más extremos, lo que genera una paradoja: incluso los organismos más tolerantes al calor podrían enfrentarse a niveles de estrés similares —o incluso mayores— que los menos resistentes. 

Un ejemplo cercano se encuentra entre los insectos de arroyos y ramblas salinas, ecosistemas muy típicos del sureste ibérico y comunes en la Región de Murcia. La poblaciones de estos insectos en arroyos de zonas interiores, con un clima más continental, toleran un rango más amplio de temperaturas que las poblaciones próximas a la costa, donde los cambios térmicos están más amortiguados. “La paradoja es que las poblaciones del interior están expuestas a temperaturas mucho más extremas y variables, por lo que no podemos dar por hecho que vayan a soportar mejor el cambio climático”, explica la investigadora Susana Pallarés. 

Esto significa que la vulnerabilidad de una especie o población no puede evaluarse solo midiendo su tolerancia térmica. También es imprescindible considerar el grado de exposición a los cambios previstos, algo que en la práctica resulta difícil de aplicar. “Los métodos actuales presentan limitaciones: a menudo no tienen en cuenta la duración de los episodios de calor, la capacidad de los organismos de adaptarse mediante cambios fisiológicos o evolutivos, o los efectos de la variabilidad climática frente al simple aumento de la temperatura media”, concluye Pallarés.

Además, predecir esa variabilidad a escalas espaciales y temporales relevantes para cada organismo sigue siendo un reto. “Solo con un enfoque integrador y adaptado al contexto de cada especie podremos diseñar estrategias de conservación eficaces”, subraya David Sánchez, también del Departamento de Ecología.

En definitiva, este estudio destaca la necesidad de mejorar las predicciones ecológicas para orientar con mayor precisión las estrategias de conservación de la biodiversidad en un planeta cada vez más expuesto a los efectos del cambio climático.

Más información:

Referencia al estudio:

Pallarés, S., Mammola, S., Sánchez-Fernández, D. (2025). Adapted Yet at Risk: The Paradox of Thermotolerant Species in a Warming World. Global Change Biology 31: e70500. https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/gcb.70500

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