PENSANDO EN VOZ ALTA: SENTIMIENTOS ENCONTRADOS
PENSANDO EN VOZ ALTA
SENTIMIENTOS ENCONTRADOS
Muchos, y variados, son los sentimientos que afloran, de cuando en vez, en mi persona a la vista de la situación y actuación de algunos, más bien muchos, políticos que pululan por este nuestro maravilloso país llamado España.
Comportamiento penoso de los miembros del gobierno, mejor desgobierno, con su presidente al frente. Digo “su presidente” y no “mi presidente” porque no me siento representado por él. Reitero, el comportamiento es alucinante ya que están destrozando España de una forma totalmente incomprensible y demencial.
Demencial porque, salvo error u omisión, al día de hoy quien maneja los hilos de estos títeres es un huido de la justicia, reclamado, pero al que se le rinde pleitesía y se le da, de momento, todo lo que pida, aunque lo que solicite sea ‘la luna’.
Dentro de estas emociones me embarga y me preocupa, señalado está en otros pensamientos, el refranero español. En dicho refranero se encuentra esta ‘sentencia’ «Otro vendrá que bueno te hará». Si así es yo emigro a otro lugar fuera de esta maravillosa y entrañable tierra; porque para hacer bueno a lo actual tiene que venir con un pico y, pasando un poco más de todos nosotros, destrozar físicamente todo lo que a su paso encuentre.
Me siento interiormente humillado porque parece que hay dos bandos: por un lado, ellos -los listos, los que más saben, los que nos arrojan migajas económicas para callarnos la boca, los que siempre tienen razón, los que…-, por el otro nosotros, el llano pueblo que, al parecer, -es analfabeto, los que nada sabemos, los que esperando estamos esas migajas económicas, los que jamás tenemos razón, los que…-. Me da mucha pena la soberbia que destilan y ese mirar por encima del hombro a quienes, en definitiva, los mantenemos con nuestros impuestos. Es auténticamente vergonzoso.
Interiormente, el cuerpo me pide no volver a votar. Pero si no voto, no tendré derecho a quejarme. El no votar es dejar el camino libre a los que se presenten en unas listas, no confeccionadas por nosotros el “populacho”, listas a las que alguna vez he votado tapándome las narices. Otra cuestión sería que nadie fuera a votar. ¿Qué ocurriría? Ahí dejo la idea.
Personal que se dedica a la política: Dejen de pensar en si mismos y en sus bolsillos. Piensen en la ciudadanía. Dejen de aliarse con personas que, apenas, representan a una mínima parte de la ciudadanía -normalmente parte extremista-. Todos tienen ideas buenas y menos buenas; pues bien, tomen aquellas mejores ideas y pensamientos que cada grupo tenga y desechen aquellas que no enamoren. De verdad hagan las cosas de forma y manera que puedan pasearse por las calles de nuestras ciudades y pueblos y que la ciudadanía, no los abucheen. Es muy triste el ver como se juntan en cortijos apartados en el campo para hablar de sus cosas… insisto “SUS COSAS” no las ‘cosas’ del ciudadano de a pie. Una auténtica pena que cada día me encuentro y restriego interiormente con mis sentimientos encontrados.
SENTIMIENTOS ENCONTRADOS
Muchos, y variados, son los sentimientos que afloran, de cuando en vez, en mi persona a la vista de la situación y actuación de algunos, más bien muchos, políticos que pululan por este nuestro maravilloso país llamado España.
Comportamiento penoso de los miembros del gobierno, mejor desgobierno, con su presidente al frente. Digo “su presidente” y no “mi presidente” porque no me siento representado por él. Reitero, el comportamiento es alucinante ya que están destrozando España de una forma totalmente incomprensible y demencial.
Demencial porque, salvo error u omisión, al día de hoy quien maneja los hilos de estos títeres es un huido de la justicia, reclamado, pero al que se le rinde pleitesía y se le da, de momento, todo lo que pida, aunque lo que solicite sea ‘la luna’.
Dentro de estas emociones me embarga y me preocupa, señalado está en otros pensamientos, el refranero español. En dicho refranero se encuentra esta ‘sentencia’ «Otro vendrá que bueno te hará». Si así es yo emigro a otro lugar fuera de esta maravillosa y entrañable tierra; porque para hacer bueno a lo actual tiene que venir con un pico y, pasando un poco más de todos nosotros, destrozar físicamente todo lo que a su paso encuentre.
Me siento interiormente humillado porque parece que hay dos bandos: por un lado, ellos -los listos, los que más saben, los que nos arrojan migajas económicas para callarnos la boca, los que siempre tienen razón, los que…-, por el otro nosotros, el llano pueblo que, al parecer, -es analfabeto, los que nada sabemos, los que esperando estamos esas migajas económicas, los que jamás tenemos razón, los que…-. Me da mucha pena la soberbia que destilan y ese mirar por encima del hombro a quienes, en definitiva, los mantenemos con nuestros impuestos. Es auténticamente vergonzoso.
Interiormente, el cuerpo me pide no volver a votar. Pero si no voto, no tendré derecho a quejarme. El no votar es dejar el camino libre a los que se presenten en unas listas, no confeccionadas por nosotros el “populacho”, listas a las que alguna vez he votado tapándome las narices. Otra cuestión sería que nadie fuera a votar. ¿Qué ocurriría? Ahí dejo la idea.
Personal que se dedica a la política: Dejen de pensar en si mismos y en sus bolsillos. Piensen en la ciudadanía. Dejen de aliarse con personas que, apenas, representan a una mínima parte de la ciudadanía -normalmente parte extremista-. Todos tienen ideas buenas y menos buenas; pues bien, tomen aquellas mejores ideas y pensamientos que cada grupo tenga y desechen aquellas que no enamoren. De verdad hagan las cosas de forma y manera que puedan pasearse por las calles de nuestras ciudades y pueblos y que la ciudadanía, no los abucheen. Es muy triste el ver como se juntan en cortijos apartados en el campo para hablar de sus cosas… insisto “SUS COSAS” no las ‘cosas’ del ciudadano de a pie. Una auténtica pena que cada día me encuentro y restriego interiormente con mis sentimientos encontrados.