Montanaro: ENTRE EL MAR Y LAS ESTRELLAS
ENTRE EL MAR Y LAS ESTRELLAS
“Poder disfrutar de los recuerdos de la vida es vivir dos veces.” Marco Valerio Marcial
No todos podemos tras 45 años poder dedicar un artículo a un amigo, hoy soy un privilegiado, quién iba a enumerar las sorpresas que te daría la vida, hay malas, pero también las hay muy buenas. Hoy tiene sentido el nombre de la columna o cita semanal, hoy Montanaro se viste de gala, hoy hablamos de un gran marino, de un extraordinario estratega, de una gran persona con un enorme corazón, hoy hablo del caballero de la eterna sonrisa, pero principalmente hoy hablo de un amigo y eso no lo hago habitualmente. Hoy hablo de recuerdos de la infancia y casi adolescencia, de la “repla”, al pie de España 18, Antigones, punto de “rendez-vouz” entre la Muralla del Mar y Montanaro, camino de aquél vetusto pero entrañable Instituto masculino que significaba el nombre de “Issac Peral”, un centro que tanta grandeza ha dado a esta tierra, que tan buenos alumnos y profesores ha catapultado al éxito. Recuerdos de aquellos traslados llenos de historias compartidas de un día para otro e inquietudes de juventud, unas veces acompañados de Gustavo, al que le debo unas emotivas palabras de reconocimiento y otras de Ignacio el pequeño de la saga de nuestro protagonista de hoy. ¿Qué tiene aquel tiempo para el ser humano que nos hace felices en la nostalgia a pesar de la distancia temporal en más de cuatro décadas? Amistad y sinceridad, algo que el transcurso de la vida nos ha marcado con más de un golpe de arresto.
Hoy la Armada ha formado en Babor y Estribor de Guardia para saludo a la voz por ambas bandas, despedir al Vicealmirante Benigno Gonzalez -Aller Gross es una tarea que, al menos, implica que Cartagena, Bruselas, Madrid y Málaga cubran candeleros, cuatro generaciones de marinos y con laureados en sus ancestros, notable con valentía y honor, en más de 40 años de servicio no elude responsabilidad alguna, es lo que hoy es llamado con orgullo un referente de esfuerzo, sacrificio, dignidad y honradez, tanto dentro como fuera de casa, Beni siempre lo ha sido, ahora en su pase a la reserva más, es el punto y seguido a otra etapa, bien desde dentro o bien desde fuera de la Armada, no olvidemos que las instituciones la forman personas y esa es la debilidad y el agravio a pesar de que la Armada está muy por encima nuestra. Al igual que la muerte nunca es es final para los héroes, el cambio de situación sólo implica el cambio de actitud, pero hay aún mucho que dar, serenidad, pedagogía, excelencia, las enseñanzas de una larga carrera llena y completa, lo digo por experiencia.
Benigno es lo que hoy entendemos como un marino “de casta”, amante de su profesión desde antes de iniciarla, heredada por convicción, serio y honesto, de ideas claras y de fácil argumento, amigo de los amigos, ajeno a los enemigos y lo más importante, sabe granjearse muchas y buenas amistades que perduran en el tiempo y en la distancia.
En palabras de Benigno, «las Fuerzas Armadas no sólo es una profesión, sino una forma de vivir», y por eso el título no es casual, dedicado a su padre y ahora a él que se mantiene “Entre el mar y las estrellas”. el Almirante Gonzalez-Aller Gross ha sido ese marino de proximidad que ha largado el penúltimo “spring de proa”, algo más significa en este texto, el cual, y muy humildemente sólo quiere ser un homenaje a un Caballero del Mar, un Marino de excepción que deja una huella imborrable a su paso, pero sobre todo a un amigo, orgullo y referente durante décadas.
Así las cosas, nos encontrarnos ante un marino que abandona puerto madrileño, en nuestras almas marinas queda su impronta, sus hechos, sus actos, acciones y éxitos, nobles y austeros, eficaces desde la sutileza de sus actos y desde la severidad de las decisiones y así, implícito en la carrera, se impone una nueva singladura como continuación de la ya cumplida y aún queda otra, orlada por la profesionalidad y la experiencia dilatada que conforman en su espita militar y humana sus cuadernas más profundas.
Persona directa y sencilla, notable anfitrión de una cercanía humana singular, las andanzas de la vida nos situaron equidistantes, hoy la JAL, la Dirección de Sostenimiento de la Armada, la Armada en sí, junto a la ciudad de Madrid, Capital del reino de España, forma cubriendo metafóricos candeleros en perfecto homenaje de despedida que, como en las más prestigiosas ocasiones que, con Peto de Gala, con el 14 botones y las dos estachas sobre entorchado despide al que ha sido su Director de Sostenimiento de la Armada, una dirección compleja y notablemente estratégica en la integración de los arsenales al mundo actual con el advenimiento de los S80, los BAN y las F110 y, que un gran equipo de profesionales define y defiende con orgullosa y notable profesionalidad.
En su figura y su talante marino se han forjado ilusiones y proyectos que han alcanzado puertos seguros, en él, se han visto reflejada la siempre sonora y en esta ocasión materializada gallardía española, una cualidad que ostenta el ser que es valiente y noble en su actuación y humilde en su austeridad militar y marina.
Durante más de cuatro décadas ha surcado mares enarbolando el pabellón español con gentileza y orgullo, siempre en vanguardia, pero un sentimiento de unidad y camaradería ha blandido y enarbolan sus respectivos mandos, digno exponente del Arma representada, con una habilidad a la vez que cualidad que es la de hacer que las penurias se conviertan en gloriosas aventuras, en una clara evidencia y claro reflejo de la alta preparación y disposición de las Fuerzas Armadas españolas pero sobre todo, su Armada, nuestra Armada, hizo de la amenaza una oportunidad y de la debilidad una fortaleza.
Con él y bajo su mando a lo largo de estas cuatro décadas se han forjado profesionalmente centenares de hombres y mujeres, oficiales, suboficiales y marinería, un ejemplo permanente de esfuerzo y trabajo y no es “ardor” fruto de la amistad, del respeto y del reconocimiento, que también, lo que se divisa en el horizonte no es baladí, fruto del continuo esfuerzo y permanente formación ha forjado una carrera al servicio de la patria bajo el más noble hábito castrense, “el uniforme”.
El cuaderno de bitácora del Almirante González-Aller Gross se nutre de mares de tinta, de estelas de éxitos aéreas y navales, de estrategias nacionales e internacionales austeras y templadas, de torrotitos izados tanto en espacios afables como hostiles, y ahora, señalar sucintamente y navegando de la misma vuelta en una imaginaria, pero presente Parada Naval este Currículo uniformado por aquél gris naval que nos identificaba a los antiguos marinos.
El vicealmirante Benigno Gonzalez-Aller Gross es natural de Málaga. Estudió en la Escuela Naval desde 1981 donde obtuvo el despacho de alférez de navío en el año 1986.
Ha mandado el patrullero “Laya” (1997-1998), el cazaminas “Turia” (2002-2003), la fragata F-100 “Almirante Juan de Borbón” (2009-2012) y la 31ª Escuadrilla de Escoltas (2013-2015), integrada por las fragatas de defensa aérea y elite de la Armada de la clase “Álvaro de Bazán”.
Entre sus destinos en tierra, destacan su paso por la Sección de Planes de Recursos y Definición de Medios del Estado Mayor de la Armada, primero como oficial, y posteriormente como jefe (2012-2013). Fue también jefe del gabinete del AJEMA (2015-2016).
Ha estado destinado dos veces en la estructura de la OTAN representándonos con profesionalidad y distinción española, entre 1998 y 1999 fue Jefe de Operaciones del Estado Mayor de la Fuerza Permanente de la OTAN en el Atlántico (STANAVFORLANT) y desde 2006 a 2009 estuvo destinado en SHAPE en la División de Operaciones como responsable de operaciones marítimas (Cuartel General Supremo de las Potencias Aliadas en Europa -Supreme Headquarters Allied Powers Europe- es el cuartel general del Mando Aliado de Operaciones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Asimismo, en 2012, fue jefe de la División de Planes en el Cuartel General de la Operación de la Unión Europea contra la piratería de origen en Somalia (operación ATALANTA).
Ascendió a contralmirante en 2016, empleo en el que ha sido jefe de la División de Operaciones del Estado Mayor de la Armada y jefe de la División de Planes del Estado Mayor Conjunto de la Defensa. En agosto de 2019 fue destinado a Bruselas como Adjunto al Representante Militar ante los Comités Militares de la OTAN y Unión Europea. Estando destinado en este puesto, fue ascendido al empleo de vicealmirante el 28 de enero de 2020.
Este número UNO de promoción, número UNO en el curso de Estado Mayor y número UNO como persona y profesional ha sido hijo, es esposo, padre y abuelo que con orgullo y cercanía desde el 5 de septiembre de 2022 ocupa el puesto de Director de Sostenimiento de la Armada, cargo que deja este 21 de octubre de 2023, un día después de esta publicación.
Hoy, en estancias cuasi espaciales y especiales por su responsabilidad, y con más coraje si cabe, seguirá surcando mares, entrando en el exclusivo elenco como destacado protagonista de la historia de nuestra nación como antes lo hicieran sus tres generaciones anteriores, ondeando los nobles sentimientos de miles de almas que conforman la Armada Española y de la cual, tan orgulloso siempre se ha sentido, se siente y se sentirá. Albert Einstein: “El azar no existe, Dios no juega a los dados”, el éxito no es aleatorio.
Apoyándome en esta cita y tomando palabras de un periodista gallego defino, “Cuando uno habla con los González-Aller se da cuenta de que está ante una familia de marcada tradición militar, fiel a las Fuerzas Armadas, a sus valores y a su forma de vida. De ahí que este apellido esté presente desde el siglo XVIII en los Ejércitos o la Armada, principalmente en este último cuerpo, pues el mar parece ser el terreno en el que mejor se mueven.
La carrera del abuelo de Benigno está muy ligada a los submarinos y a la historia de la Marina, motivo por el cual mañana recibirá el premio «Marqués de Santa Cruz de Marcenado». Tiene también primos-hermanos en el Ejército de Tierra, uno de los cuales luchó en el Alcázar de Toledo. José Ignacio tiene 7 hijos, el único marino es Benigno, aunque sus hermanas están casadas con marinos.
Dejan claro que ingresaron en la Armada por «el amor a la profesión y a España». En palabras de su padre. “Si le decía que me gustaba la física nuclear me decía que podía hacerme ingeniero de la Armada. Para él todo se podía hacer en la Armada”, y para la Armada también…
Y quedan tus soberbias disertaciones y tu risa espontanea, tu puesta en escena natural con la elegancia de un marino y la contundencia de un comandante en el puente de mando en una fuerte marejada y, alejándote de la ambigüedad política edulcorada, no es fácil en estos tiempos que diseñan un tétrico panorama, estableciendo un fundamento y el más profundo reconocimiento a un Almirante, pero sobre todo amigo. Hago mías y para ti, por esto de la herencia, unas palabras del cartagenero Pérez Reverte dedicadas a tu padre, “podemos conocer a ese hombre cuya delicadeza y su hombría de bien me sedujeron en el acto, y desde entonces le guardo un aprecio especial y un respeto…”. Aprecio, Respeto y Estima, pero, sobre todo, Orgullo. “BRAVO ZULU ALMIRANTE” y buena singladura en la que espero acompañarte de forma más cercana y como antes les decía a buenos amigos, en este mismo balcón divulgativo, al contrario que ese coronel de García Márquez olvidado por la penumbra y el ostracismo. Con los brazos abiertos y con un levante plácido al orto en una mañana de verano cartagenera, no sé si a la ministra, al Presidente y a otros pero, el almirante si tiene quien le escriba.
Escribiendo y recordando he vuelto a revivir, dos veces como dice el clásico romano. Entre el mar y las estrellas, no hay mejor definición para sintetizar la singladura de un marino, solo entre la grandeza del momento y la parca austeridad de lo sencillo y extraordinario. Entre el mar y las estrellas solo queda el alma de un marino.
Andrés Hernández Martínez