Opinión

Abonarse o no abonarse, esa es la cuestión

Juan M. Uriarte
Juan M. Uriarte
Abonarse o no abonarse, esa es la cuestión

Llevo algunos meses, deshojando la margarita del posible abono al FC Cartagena en la próxima temporada 2025-26. Esa duda hamletiana: Abonarse o no abonarse, ¡qué dilema! Creo que muchos abonados han tenido dudas, aunque las posturas se van inevitablemente decantando. He escuchado y leído a mucha gente: a los de sangre vehemente, y a los fríos sosegados; a los bisoños impulsivos y a los veteranos flemáticos. Dentro de cada familia hay sensibilidades no homogéneas; todavía hoy, no sé con certeza lo que va a hacer mi hijo, hoy mismo hemos vuelto a hablar del asunto. Después de un tiempo ya he tomado una decisión intentando no dejarme llevar por inercias, calenturas mentales, vehemencias, seguidismos acríticos, ni mecánicas rutinas.  Es una decisión, por tanto, mía, intransferible; no busco convencer a nadie, solo compartírosla como confidencia y desahogo, tras observar acontecimientos y comprobar si había actitudes de rectificación. Tenía que hacer lo que sintiera más justo, más ajustado, y me dejara moralmente más satisfecho, lejos de rencores o sentimentalismos.

No pertenezco a ninguna peña, no tengo intereses, ni vinculaciones. Llevo más de quince años de socio, desde la 2009-10; no es ningún record, pero tampoco soy un advenedizo. Hoy he recuperado una foto de aquel sábado 17/04/2010. Estábamos viendo entrenar al mejor FCCT cuando el fotógrafo (JM Rodríguez) del diario La Verdad sacó casualmente al menor de mis hijos delante de aquel plantillón con el añorado míster JIM. Ha llovido mucho y aquel hijo mío ha crecido viendo miles de horas de fútbol conmigo; hemos disfrutado mucho. Como aquel día nos hemos sentido cerca del equipo

IMG_6691

Comprendo al que quiera abonarse ahora, no lo juzgo; abonarse en julio es lo normal: abonarse es ratificar un vínculo anual a un club, a una emotividad, renovar un contrato emocional. Entiendo que un equipo y sus emociones están por encima de sus dirigentes y así lo consideran cuando se renuevan carnets; a otros quizá les duele no renovar y perder la antigüedad de un número de carné, perder una butaca espléndida, o unos compañeros de futbol de muchos años. Ir al futbol cada dos semanas es algo que muchos llevamos ya dentro metido. Os entiendo, pero este año no del todo.

Para mí, esta vez, es diferente. No es un berrinche, no es una rabieta. Ya tenemos unas edades como para saber que las cosas hay que meditarlas, y ser consecuente. No se trata de escribir tuits como gaseosa para luego abonarse ovinamente. Se trata de ser consecuente, y en este asunto tan importantes han sido las formas como el fondo de la cuestión. Han sucedido demasiadas cosas durante demasiado tiempo que no tienen un pase. No es una decisión fácil, pero no puedo coparticipar de un proyecto opaco, “casándome” con un club por un año. No puedo comulgar con lo visto, no puedo aceptar que una directiva haya abandonado literalmente el palco (y por tanto la representación institucional del club) ¡¡en todo el último tercio de la liga!!  No haber querido dar explicaciones con luz y taquígrafos delante de la prensa de los asuntos económicos y deportivos no es para mí baladí. No puedo casarme pues ahora con este proyecto actual, lleno de opacidades, porque abonarse es casarse por una temporada. Me duele perder mi numero de carnet, echaré de menos ciertas cosas, pero no soy un adolescente que no pueda asumir que uno tiene que hacer lo correcto, aunque haya incomodidades. Ya tenemos todos una edad para saber tomar decisiones, y pasar por este ayuno de futbol presencial que va a ser transitorio, pero que este año toca ejercer con la cabeza bien alta. Voy a transicionar pues de abonado del FC Cartagena a simpatizante del mismo equipo. Voy a seguir con sumo interés la singladura deportiva, y sobretodo la económico-institucional del FC Cartagena. Tengo mucha curiosidad en ver cómo van sucediéndose los episodios de esta nueva temporada, como si fuera una serie de Netflix, pero no puedo unirme con mi abono. No puedo dar ahora un dinero a cuenta, sin unas explicaciones abundantes y unas disculpas obvias a la afición. No podría comprar ningún producto a plazos con las garantías que se nos han expuesto hasta ahora. El único momento en que los abonados podemos hacer saber nuestra opinión, nuestro momento de votar esta “cuestión de confianza” es precisamente en el momento de abonarse. No renovaré pues mi abono. A día de hoy, mi relación con el club se ha modificado; se lo han ido ganando esta anterior temporada tacita a tacita. No hay decisión visceral, no es despecho, no hay gritos ni aspavientos, ni chispa de odio. Simplemente moralmente no debo abonarme.  Cada cual sabrá lo que hace. Mi negativa es una decisión irrelevante para el club, lo sé, pero quiero manifestarla. No pasa nada. Tengo una bella familia, algunos hobbies y la vida sigue. Toda postura es susceptible de modificarse; seré el primero en abonarme el próximo año si las cosas cambian de manera irreversible. Hacerlo ahora me parecería un error; sería algo así como reírles la gracia. No estoy disgustado por haber descendido de categoría; estoy triste porque ha habido muchos meses de silencio y errores graves, y en un plis-plas se nos quiere decir que pelillos a la mar. No me iba a sentir cómodo siguiendo ahora.

Respeto a los abonados que renuevan, lejos de mí acusarles de nada, entiendo sus razones, que creo son sobretodo de índole sentimental, les respeto; por ello recíprocamente permítasenos también a los que no renovamos el abono, (ya ex abonados) el beneficio de la duda de que somos tan buenos albinegros como los que cogen ahora su nuevo carné.

En la última semana he escuchado invitaciones a abonarse al FC Cartagena del presidente de la Federación de Futbol de la Región de Murcia, señor Monje, o a periodistas regionales como el señor León; conociendo sus itinerarios y postulados, sus recomendaciones de ahora son para mí verdaderos discursos con efecto boomerang que me ratifican en que lo correcto es no abonarse.

 

Hace seis meses terminaba así aquel artículo sobre esta crisis que ya entonces emergía: “Todos sabemos que unas veces se gana y otras no, que a veces se asciende y que se puede descender. Esa no es la cuestión. Lo que no puede hacerse es no rendir cuentas a una ciudad, a un escudo y a un sentimiento. No, no es una simple empresa privada; es un sentimiento de todos.”

Como parece que los que llevan esto, siguen pensando que esto solo es una empresa privada, conmigo que no cuenten ahora mismo.  Y aunque yo sea simple tropa sin galones, me atrevo a repetir la frase de aquel general MacArthur: I shall return – Volveré, cuando se vio obligado a retirarse de las Filipinas por el avance japonés.  Douglas MacArthur cumplió su palabra y retornó dos años después. Confío en poderme reenganchar pues y renovar mi abono en una próxima temporada. Un abrazo a toda la parroquia albinegra.

Comentarios