PENSANDO EN VOZ ALTA: MORIR
PENSANDO EN VOZ ALTA
MORIR
Siempre he confesado que el morir no me preocupaba ni me causaba un problema. Nunca me ha obsesionado algo que, en un momento o en otro, llegará de forma natural e irremediable; no así el hecho de nacer y, aquí, recuerdo las palabras de Sándor Márai: “Nacer no es una experiencia, porque es accidental: nos pasa sin más, involuntariamente. La muerte si constituye una experiencia, puesto que nos sobreviene contra nuestra voluntad”.
Reitero que nunca me ha preocupado ni he tenido miedo a morir, más, he de confesar que estas semanas me he sentido inquieto, preocupado, asustado (aún no queda claro) por si moría a causa del COVID-19. Manifiesto: he sentido auténtico pánico, y lo sigo sintiendo, sigo aturdido.
Tengamos en cuenta que la muerte no siempre se presenta como el último destino dictado por el curso biológico de la existencia. Puede aparecer de forma imprevista en cualquier momento… esta es mi zozobra.
Por lo que veo, no estoy solo en esta trinchera del miedo y, en ella, mi mente, como apunta Köstler, se vale de mecanismos para alejarse del pensamiento de la muerte. Así es capaz de dividir en dos mitades la conciencia para que una de ellas examine fríamente lo que la otra está experimentando.
Cuando alguien muere hay un cierto ‘círculo’ de indiferencia con un pensamiento muy ‘rastrero’: siempre son los otros los que mueren. Pues bien, en este confinamiento, me ha dado por pensar si no seré yo ese “otro que muere” de alguien… bien de un próximo o no tan próximo. Realmente estoy asustado e inquieto. Experimento sensaciones controvertidas, como nunca lo había hecho. ¿Por qué? Es una pregunta que varias veces al día me hago: Si nunca me ha preocupado el morir; pues con la fecha de caducidad, nacemos; ¿por qué ahora sí? Será porque uno tiene una edad, enmarcado hoy día en población de riesgo, y me da mucha rabia. Creo que me da rabia e intranquilidad por lo mal que se está gestionando todo y por lo desamparado que estamos. Hay momentos en que dudo y reparto el “acojono” entre la muerte y la nula coordinación.
Tengo que tranquilizarme y relajarme, pues de otra forma puedo caer en una depresión… me evade y me hace mucho bien, lo recomiendo, este pequeño ejercicio de meditación: Haz una respiración profunda y siéntete totalmente relajado… deja que todo se aquiete… siéntete profundamente presente… de forma natural y sin esfuerzo… Te acabas de sentar para vivir un momento… un instante eterno… no lo pierdas… éste es un momento único, el de ahora mismo… Trata de sentir cada cosa… tal y como es… mantente presente… atento…despierto y relajado. De esta forma avanzamos más profundamente en el estado natural, en el estado desnudo del ser auténtico. Necesitamos una transformación del aquí y del ahora. Es un renacimiento espiritual que aleja el miedo al morir.