Montanaro: ISRAEL Y LA MANIPULACIÓN INTERESADA ATAVIADA DE ODIO

ISRAEL Y LA MANIPULACIÓN INTERESADA ATAVIADA DE ODIO
Desde su fundación en 1948, Israel se ha enfrentado a una sucesión de guerras, atentados y campañas de exterminio. La negativa árabe a aceptar su existencia desde la guerra de independencia hasta la yihad de Hamás ha convertido su supervivencia en una lucha constante. En 1967, fue atacado por tres países simultáneamente. En 1973, durante Yom Kipur, se buscó su aniquilación. Desde entonces, ha soportado miles de cohetes, túneles de infiltración, masacres civiles y una propaganda que lo demoniza por existir. Puede ser que su respuesta a los ataques de octubre sea desmesurada pero no es injustificada y esto no deja dudas. Israel ha sido arrinconado por quienes no quieren paz, sino por el odio y su desaparición. Cuando un Estado es asediado, la respuesta no es cortesía ni diplomacia, sino con la determinación de su supervivencia y seguridad. La historia no perdona a quien se deja asesinar. Absuelve a quien, tras siglos de persecución, decide que nunca más será víctima.
“Israel es un verdadero muro entre el Islam y occidente, entre las dictaduras religiosas islámicas y la democracia”
Se ha escrito mucho sobre el antisemitismo, desde tratados teológicos hasta ensayos sociopolíticos. Pero quizá la clave esté menos en los libros que en los gestos cotidianos, en esa mirada de sospecha, de desprecio o de burla dirigida contra una comunidad que, siendo el 0,2 % de la población mundial, ha producido una cantidad desproporcionada de conocimiento, arte, ciencia y riqueza cultural.
Israel es un verdadero muro entre el Islam y occidente, entre las dictaduras religiosas islámicas y la democracia a pesar de que España y Europa este sufriendo una autocracia tercermundista por gobiernos templados en la fragua de la hipocresía democrática y con una ansia extrema de censura y autarquía, de hecho España está gobernada por una suerte de comunismo retrogrado en manos de un golpista huido y con el apoyo de delincuentes, comunistas y terroristas, enemigos de la unidad de España convergen con un gobierno timorato, autócrata y recesivo.
Desde la proclamación del Estado de Israel en 1948, Oriente Próximo se ha convertido en una de las zonas más convulsas del mundo. Se han sucedido en la zona guerras y enfrentamientos que han provocado decenas de miles de muertos y millones de desplazados que viven en la miseria.
Después de la Primera Guerra Mundial, el imperio Otomano se desmoronó y se puso fin a 13 siglos de dominio musulmán sobre Palestina. El territorio fue ocupado por Gran Bretaña que lo administró en virtud del mandato de la sociedad de Naciones. En la Declaración Balfour Gran Bretaña expresó su deseo de favorecer la creación de un "hogar nacional para el pueblo judío", lo que provocó el recelo de la población árabe de Palestina.
Coincidiendo con el Alzamiento Nacional en España, durante el mandato británico, el retorno de los judíos a su tierra tomó un gran impulso. Si en 1922 había 84.000 judíos en palestina, en 1931 eran ya 175.000, el 20 por ciento de la población. Su incremento fue proporcional al descontento árabe y en 1936 estalló la revuelta general de los musulmanes de Palestina que exigían su independencia y el fin de la inmigración judía. En esta revuelta, que duró tres años murieron 500 judíos y 150 británicos, mientras que una décima parte de los hombres palestinos perecieron, fueron heridos o se exiliaron.
“inmigrantes judíos que intentaban entrar de forma ilegal en el territorio en su mayoría huyendo de Europa, del nazismo”
Las autoridades británicas redactaron un Libro Blanco que planificaba la independencia de Palestina rechazando la partición en dos estados, limitaba la inmigración judía y restringía las compras de tierras. El estallido de la Segunda Guerra Mundial no hizo sino acrecentar las oleadas de inmigrantes judíos que intentaban entrar de forma ilegal en el territorio en su mayoría huyendo de Europa, del nazismo.
“Los líderes palestinos prometieron que la guerra "arrojaría a los judíos al mar" y lo rechazaron, lo perdieron todo y lo llamaron catástrofe”
Tras la renuncia británica a su mandato, el 14 de mayo de 1948 Israel hizo efectiva la resolución de la ONU que establecía la creación de dos estados, uno judío con el 55 por ciento del territorio y otro árabe. Sus vecinos árabes rechazaron el plan y declararon de inmediato la guerra al nuevo país. El conflicto terminaría al año siguiente con la victoria inapelable de Israel, que aumentó considerablemente su territorio respecto al plan de la ONU. Los líderes palestinos prometieron que la guerra "arrojaría a los judíos al mar" y lo rechazaron, lo perdieron todo y lo llamaron catástrofe.
“Tras otra guerra perdida, se podría haber construido un estado en Cisjordania y Gaza. En cambio, ni paz, ni reconocimiento, ni negociaciones"
Así, en 1956 con el beneplácito de Gran Bretaña y Francia, Israel invade en octubre la península del Sinaí tras el cierre del Canal de Suez decretado por Egipto. El ataque sorpresa, y la ayuda militar europea, supusieron una rápida victoria israelí, logró que Egipto detuviera sus envíos de armamento a las guerrillas palestinas que luchaban contra Israel. El canal fue reabierto bajo el control de una fuerza de cascos azules de la ONU. Más tarde, de década en década, en 1967 una nueva coalición de estados árabes que incluía a Egipto y Siria se enfrentó a Israel en junio. El conflicto duró apenas una semana y tras su finalización, Israel mantuvo en su poder los territorios ocupados palestinos, conquistó la península del Sinaí y tomó el control total de Jerusalén incluyendo la Ciudad Vieja, hasta entonces en poder de Jordania así como los Altos del Golán, al sur de Siria, seis años después soldados sirios se rinden ante el ejército de Israel ya que, durante la celebración del Yom Kipur, una de las fiestas más sagradas del calendario judío, Israel volvió a ser atacado por una coalición de estados árabes de nuevo liderados por Egipto y Siria. El ataque cogió por sorpresa a Israel que aún así, logró reponerse sin perder ninguno de los territorios. Tras los acuerdos de paz, las relaciones de Israel y Egipto se normalizaron. En 1979, Israel y Egipto firman los Acuerdos de Camp David por los que Israel devuelve al país árabe el Sinaí. Tras otra guerra perdida, se podría haber construido un estado en Cisjordania y Gaza. En cambio, “ni paz, ni reconocimiento, ni negociaciones".
“Sin colonos y sin soldados fue la oportunidad de convertir Gaza en una especie de Singapur mediterráneo”
En 1987 estalló la primera intifada, un levantamiento popular contra los israelíes. Los palestinos se enfrentaron al ejército con piedras, palos, cócteles molotov y armas caseras en la revuelta árabe más intensa desde 1936. Ese mismo año se fundó en Gaza Hamas, el grupo islamista con el objetivo de exterminar Israel. En 1994 la paz está más cerca que nunca. La revuelta palestina acabó con la firma de los Acuerdos de Oslo en 1993 y el nacimiento de la Autoridad Palestina, germen de un futuro estado palestino y cuyo líder, Yasser Arafat, se convertiría en el interlocutor con Israel. La paz parecía más cerca que nunca, sobre todo cuando el 4 de mayo de 1994, el primer ministro israelí, Isaac Rabin y Arafat ratificaron en El Cairo la puesta en marcha de la autonomía palestina. «Intentémoslo» y dio autonomía además de armas para la policía y ayudas. ¿Qué hicieron los terroristas y líderes? Robaron el dinero, armaron milicias y lanzaron una intifada. Atentados suicidas en lugar de escuelas. Cohetes en lugar de fábricas. Sin colonos y sin soldados fue la oportunidad de convertir Gaza en una especie de Singapur mediterráneo. Hamás la convirtió en una ruina junto al mar. Los miles de millones en ayuda sirvieron para túneles, cohetes y palacios para los líderes terroristas, mientras los palestinos comían comida enlatada en la oscuridad como furtivos.
“Europa instrumentaliza el conflicto para propaganda, mientras los vecinos árabes dan la espalda a los palestinos”
Los palestinos no pueden vivir libremente en Líbano, Siria, Egipto o Kuwait, los rechazan y desprecian. Se Podría haber construido una nación, muchas veces, son víctimas de sus propios líderes, de sus decisiones y de su negativa a abandonar el odio.
Hamas es taxativo, dicen que repetirán los ataques del 7 de octubre una y otra vez hasta que Israel sea aniquilado, (Ghazi Hamad), ante esto, ¿qué ha de hacer Israel?
Palestina nunca será un Estado porque están gobernados por el odio, un dato alarmante, el 71% de los palestinos respaldó los ataques del 7 de octubre. Aun así, Europa instrumentaliza el conflicto para propaganda, mientras los vecinos árabes dan la espalda a los palestinos. El delito de odio es a imagen y semejanza del dictador socialista de turno y acusar por evidencias tiene poco recorrido, es algo tangible, pero si a Sánchez le vale para esconder su corrupción se pone en marcha su verdadera maquinaria del fango, eso sí, amparada por la injusticia manifiesta de quién la debería representar. Menos ser adalid de la libertad y la legalidad que aquí desprecia.
“Sánchez se aferra al salvavidas de la guerra palestino-israelí para tratar de mantener a flote su legislatura y no perder los privilegios del poder y su propio aforamiento”
Es su no a la guerra que le da rédito político, pero polarizando a la población como tomar las calles en algaradas social comunistas que se les da bien, sobre todo lo harán en capitales del PP generando múltiples destrozos y enfrentamientos. ¿Cómo lograr la continuidad del sanchismo?
Sánchez cree haber encontrado en las movilizaciones pro-Palestina de alto voltaje el detonante emocional de agitación y propaganda que le permitiría reactivar a la izquierda en la calle, polarizar al máximo el país y recrear una imagen virtual de la voluntad popular que sustituya el Parlamento por las algaradas callejeras. Es puro oportunismo político de la más baja estofa. Asediado por la corrupción en su entorno más inmediato y con un complejo calendario judicial, Sánchez se aferra al salvavidas de la guerra palestino-israelí para tratar de mantener a flote su legislatura y no perder los privilegios del poder y su propio aforamiento.
El genocidio se define como el exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad. Es un término que implica la destrucción de la identidad de un grupo, no solo de sus individuos, con el fin último de eliminarlo por completo.
“Todo está en los libros y en las hemerotecas, excepto las falsedades”
Genocidio fue el de Stalin en Ucrania en 1930, hasta cuatro millones de ucranianos murieron de hambre durante la colectivización forzosa de las granjas por parte del dictador soviético Stalin. Los mismos que recibieron el oro de España en 1936 que causaron otro genocidio en España matando a curas y monjas en particular y católicos en general, además por diversión los social comunistas del frente popular y buscaban su “exterminio”. El comunismo en Camboya es otro ejemplo, 4 millones exterminados por los Jemeres Rojos. Por supuesto el nazismo, con 6 millones de judíos asesinados, con un apunte curioso que fue en 1939 se firmó el conocido como Pacto Molotov-Ribbentrop donde Hitler y Stalin llegaron a ser aliados durante 22 meses. Así aparece el libro negro del comunismo donde se establecen 100 millones de asesinatos comunistas, escrito por el historiador francés Courtois. A esto sumar a China -que sigue-, la antigua URSS y la nueva Rusia, Corea del Norte, Vietnam, Camboya ya mencionado, Afganistán y Yugoslavia. Y en orden descendiente en número de víctimas destacadas en la Alemania del Este, Mozambique, Etiopía, Rumania, Checoslovaquia, Polonia, Hungría, Albania, Rodesia/Zimbabue, Laos y Bulgaria. Además, tres países hispanoamericanos aparecen intercalados en la lista, Venezuela con 252.000 víctimas, como no. Colombia con 105.419 víctimas y Cuba con 73.000 víctimas. Todo está en los libros y en las hemerotecas, excepto las falsedades.
“En países bajo regímenes islamistas, como Irán o Afganistán, los valores progresistas que la izquierda dice defender son literalmente criminalizados”
Históricamente, la izquierda ha defendido ideales como la laicidad del Estado, la igualdad de género, el feminismo o los derechos de las minorías. Desde Marx hasta los movimientos progresistas actuales, la izquierda se ha posicionado contra toda forma de opresión religiosa o teocrática. Por otro lado, el islamismo radical no debe confundirse con el islam como religión. Se trata de una ideología política y religiosa que busca imponer una interpretación estricta de la sharía o ley islámica, reprime los derechos de las mujeres, persigue a los homosexuales, promueve la yihad como vía de expansión y considera a la democracia un pecado occidental.
“Una traición a las mujeres, a los homosexuales, a los laicos, a los que luchan verdaderamente por los derechos humanos. Y, sobre todo, una traición a la razón”
Así. En países bajo regímenes islamistas, como Irán o Afganistán, los valores progresistas que la izquierda dice defender son literalmente criminalizados. ¿Entonces, qué los une? Nada en términos de valores éticos. Todo en términos de odio ya que odian a Occidente. Una extraña alianza en el rechazo compartido a Estados Unidos, a Europa, a Israel, al capitalismo, el liberalismo y hasta a la innovación y el avance. Lo que debería ser una diferencia insalvable se ha vuelto una causa común, intelectuales de izquierdas justifican atentados yihadistas como “respuestas al colonialismo” y sabe Dios. Feministas que cierran los ojos ante la opresión de mujeres en regímenes teocráticos, Podemos y sumar además del PSOE son buenos ejemplos. Lo más sangrante son los grupos LGTB IQ + -el abecedario- que se manifiestan codo a codo con sectores que, si tuvieran poder, los encerrarían y en plazas públicas a saber lo que les harían, como hacen... Se ha creado por interés absurdo e hipócrita una narrativa en la que el islamismo es presentado como “resistencia”, para estos sectores, es más importante que ser coherente. No importa si el “resistente” lapida a las mujeres o impone la ley religiosa. Si va contra Occidente, es bienvenido. Este fenómeno ya bautizado como islamo-izquierdismo en Francia revela una profunda crisis de principios. Porque en algún momento, luchar por causas nobles empezó a ceder lugar a una lógica de trincheras. Si la izquierda sigue abrazando sin crítica al islamismo radical, perderá lo poco que le queda de autoridad moral. El socialismo y la izquierda en esta alianza es una traición a ellos mismos y al resto. Una traición a las mujeres, a los homosexuales, a los laicos, a los que luchan verdaderamente por los derechos humanos. Y, sobre todo, una traición a la razón.
“cuando el caballo de Troya se instala, la incoherencia se vuelve norma: feministas que callan ante la sharía, activistas que marchan junto a teócratas”
Mientras el enemigo común exista, y mientras las luchas geopolíticas sigan marcando la agenda internacional, esta convergencia seguirá desafiando la lógica, generando polémicas y forzando a muchos a revisar sus coherencias éticas y políticas. En nombre del multiculturalismo, legitima discursos que niegan derechos, subordinan a la mujer y censuran la libertad de expresión. El islamista se presenta como víctima del imperialismo. Así, el inmigrante musulmán no es solo un ciudadano, es un emblema ideológico. Esta mancomunidad, visible en universidades, ONGs y partidos de la izquierda wokista o progresista, no es ética sino estratégica. El islamismo gana penetración institucional; la izquierda, capital simbólico. Pero cuando el caballo de Troya se instala, la incoherencia se vuelve norma: feministas que callan ante la sharía, activistas que marchan junto a teócratas. El enemigo de tu enemigo no siempre es tu amigo. A veces, es tu verdugo con retórica inclusiva. “El mundo odia al judío que devuelve el golpe. El mundo sólo nos ama cuando hay que compadecerse de nosotros”. Golda Meir
Andrés Hernández Martínez