Opinión

Montanaro: LA PARÁBOLA DEL FARSANTE

Andrés Hernández
Andrés Hernández
Montanaro: LA PARÁBOLA DEL FARSANTE

LA PARÁBOLA DEL FARSANTE

“Tengo por costumbre querido Sancho que, en viendo el burro venir, ya de lejos me apercibo sin confundirme, de las patadas que pudiera propinarme, por tanto, mi fiel escudero fíjate en los andares y si viéndolo retorcido y mal encarado vieres que arranca sin compostura, hazte a un lado que, de estos con mala idea, sucios y desaliñados mejor no tener contacto".

Dos libros son determinantes en España, los demás derivados directos, uno es “La Santa Biblia” a pesar de los social comunistas y el otro, al que me he referido con metáforas anteriores, “El Quijote”. Del segundo unos párrafos enriquecedores para hablar de la mala calaña del gobierno y sus adictos y adeptos, deben ser como una droga ideológica y del segundo y hablando de farsantes, hablando de socialistas, hablando de Sánchez me recreo en la Parábola del fariseo y el publicano o parábola del fariseo y el cobrador de impuestos encontrada solamente en el Evangelio de Lucas del Nuevo testamento. Refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, cosa del socialismo… Así, dos hombres subieron al Templo para orar; uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, de pie, oraba… "Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas". En cambio, el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!", todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado, “asinque”, esperando impaciente la humillación del sátrapa traidor de Moncloa. El fariseo de esta parábola fue más allá de lo requerido por las reglas religiosas, ayunando más de lo requerido y dando diezmo de todo lo que ganaba. Seguro de su religiosidad, el fariseo no le pide nada a Dios y por ello nada recibe. Por otro lado, los publicanos eran judíos despreciados por colaborar con el Imperio Romano. Eran llamados cobradores de impuestos ya que por esta labor eran mejor conocidos. Sin embargo, la parábola no condena la ocupación del publicano, sino que lo describe como alguien que "reconoce su estado despreciable ante Dios y confiesa su necesidad de reconciliación", ¿se sentirá así la verdulera andaluza, la Montero? Pero ni dirigiéndose a Dios en humildad como el publicano recibirá la misericordia y la reconciliación.

 

“La parábola sirve para reflexionar sobre nuestra propia actitud, buscando una conexión sincera con la verdad y desterrando la traición en las urnas”. 

El objetivo de la epístola es mostrar la importancia que posee la humildad y el arrepentimiento en contraste con la soberbia, la arrogancia y la autocomplacencia, criticando el fariseísmo de la banda de cuatreros sánchistas. Mientras el fariseo se jactaba de sus obras y despreciaba a los demás, el publicano, reconociendo su pecado, se humilló y pidió misericordia a Dios, que no se complace en la soberbia y la autosuficiencia de Sánchez, sino en un corazón humilde y contrito. El fariseo, Sánchez en su orgullo, menosprecia a los demás, una actitud que Jesús. La parábola demuestra que la justificación no se gana con hechos, con leyes o estatus social, sino que se recibe por la misericordia además de la de Dios, la de la ciudadanía y está disponible para aquellos que se acercan con humildad. La parábola sirve para reflexionar sobre nuestra propia actitud, buscando una conexión sincera con la verdad y desterrando la traición en las urnas. 

“Este gobierno sánchista del progresismo internacional, ha blanqueado sistemáticamente a los terroristas de Hamás, lo ha hecho antes y ahora con los asesinos de ETA, ha equiparado víctimas con asesinos, los de ETA y los de Hamás…”

Hay gestos que resumen a la Moncloa. Hay datos que condensan una política exterior convertida en caricatura y anegada de payasos. La de Sánchez es una de ellas. No hay nada más patético que un impostor buscando escenario y protagonismo. Y no hay nada más dañino para la imagen de España que un presidente que confunde el protagonismo y su vanidad con la diplomacia. Este gobierno sánchista del progresismo internacional, ha blanqueado sistemáticamente a los terroristas de Hamás, lo ha hecho antes y ahora con los asesinos de ETA, ha equiparado víctimas con asesinos, los de ETA y los de Hamás y ha tergiversado la justicia con propaganda haciendo del antisemitismo como de su sistemático ataque a la derecha una política de estado disfrazada de crueldad sin tapujos.

“el heraldo del progresismo tiene enchufada a la familia y a sus principales amigos y el estandarte de la limpieza ha tolerado, tapado y disfrutado de una red de intereses que toca a su partido”

Huelga decir que, si a este paisaje de horrores se le incorpora su lucrativa pertenencia al clan de los prostíbulos del suegro y además los dividendos que obtuvo por vía conyugal, al ocaso político y penal que se avecina se le suma el estético e insoportable. Así, el nuncio de la transparencia la ha vuelto opaca y apestosa, y le debe su carrera a la banda de los Dalton de la corrupción, Santos Cerdán, Ábalos, Koldo y un cuarto a elegir entre su hermano, esposa o fiscal, el heraldo del progresismo tiene enchufada a la familia y a sus principales amigos y el estandarte de la limpieza ha tolerado, tapado y disfrutado de una red de intereses que toca a su partido, a varios ministerios y a su Gobierno, ya veremos con qué consecuencias judiciales.

“Mientras Sánchez prometía transparencia, la UCO encontraba un armario bajo llave con más secretos que una novela de espías. Pero lo triste es que da igual. Todo da igual, no importa nada. El canalla lo sabe”

Ante la perplejidad de los españoles, debemos proceder en consecuencia, ni un paso más allá de la democracia, pero ni uno por debajo de los anchos límites que esta perfidia. No es nuevo que todo en Sánchez es un fraude, su doctorado, sus libros, sus promesas o la cátedra de su esposa que le sigue aguas fraudulentas, todo en él es una estafa de apariencia delictiva. Al líder del PSOE habría que tratarle como él trata al Estado de Derecho, con desprecio. A Sánchez hay que echarlo a patadas. Es un actor de su propio narcisismo, y el mundo entero lo sabe. Cada vez que Sánchez abre la boca fuera de España, la vergüenza nos representa. Porque donde debería haber prudencia, hay soberbia. Donde debería haber respeto, hay propaganda. Y donde debería haber política exterior, sólo hay marketing personal. Mientras los ciudadanos se apretaban el cinturón, Ferraz y Moncloa lo ensanchaban. Mientras el Gobierno hablaba de solidaridad, se repartían sobres. Mientras Sánchez prometía transparencia, la UCO encontraba un armario bajo llave con más secretos que una novela de espías. Pero lo triste es que da igual. Todo da igual, no importa nada. El canalla lo sabe.

“¡No importa! Que se suban la paga, las dietas, los complementos, los sobres y que ellos coticen menos que un MENA pero insulten más que un nacionalista sin prebendas.”

Que sigamos con los presupuestos prorrogados. ¡No importa! Que vayan a cobrar antes los jubilados de Palestina que los de la Dana y los del volcán de La Palma. ¡No importa! Que se hayan gastado el dinero público en sobrinas placenteras, fiestas y polvos mágicos. ¡No importa! Que no dimita nadie, ni a derecha ni a izquierda, cuando lo pillan con los calzoncillos bajados y la “propina” en la mano. ¡No importa! Que den dinero por doquier fuera de España para estupideces interesadas a costa de los autónomos y las empresas. ¡No importa! Que se suban la paga, las dietas, los complementos, los sobres y que ellos coticen menos que un MENA pero insulten más que un nacionalista sin prebendas. ¡No importa! Que una supuesta sociedad socialista permita violaciones diarias, ocupaciones de viviendas, maltrato, robos con violencia, fraude por internet y solo hagan manifestaciones absurdas y contra la oposición legislando más con el aparato reproductor que con el cerebro. ¡No importa! Que se vuelvan a enriquecer construyendo en vaguadas que se van a inundar y que ganen más dinero aun arreglando lo que ya se ha inundado, si lo arreglan…, dos millones y medio de casas en zonas inundables pues ¡No importa! Que tengamos por socios de camino a los dirigentes más machistas, maltratadores, verdugos de homosexuales, lapidadores de mujeres y de la libertad, donde la culpa siempre es de la derecha. ¡No importa! Y así, que veamos negro el futuro con el relevo y más negro aún si no lo hay en la España de la nueva y estúpida normalidad todo da igual, nada importa.

“los jóvenes no pueden independizarse ni formar una familia, están condenados al ostracismo más profundo, ¿Y se extrañan que quieren estabilidad con VOX?”

 España, la falsa locomotora de Europa y el país de los 12,5 millones de pobres. No es una cifra baladí, es casi una cuarta parte del país hundida en la precariedad, mientras los políticos se reparten sobres, sueldos, asesores y cargos. España no crece para los españoles, crece para el Estado y la corrupción. Cada avance del PIB se lo traga una maquinaria pública insaciable, alimentada a base de impuestos confiscatorios. Las familias españolas pagan más que nunca y reciben menos que nunca. La locomotora avanza, el cohete sube sí, pero vacío. El problema es moral además de económico. Se ha instalado una política que mide el éxito en estadísticas, no en bienestar. Se manipulan las cifras, camuflando el paro bajo contratos temporales y empleos públicos inflados y sigue aumentando la deuda como si fuera dinero infinito, los sueldos no alcanzan, la cesta básica se ha disparado un 38 % en dos años, y los jóvenes no pueden independizarse ni formar una familia, están condenados al ostracismo más profundo, ¿Y se extrañan que quieren estabilidad con VOX?

Las ayudas sociales se reparten sin control, no a los españoles, priorizando la inmigración, los vagos y miserables sindicatos, los medios afines corrompidos, ONG adeptas y el clientelismo, mientras los que cotizaron toda su vida y siguen cotizando, son tratados como ciudadanos de tercera en su país. Las clases medias están siendo exprimidas hasta desaparecer, son las únicas que sostienen un Estado atrofiado y una élite política corrupta desconectada del país y su realidad. Son hechos y no opiniones.

“El problema es que aún creemos que somos los protagonistas y los eruditos de esta siniestra película.”

No hay milagro económico, hay maquillaje presupuestario sin presupuestos, otra vez. No hay locomotora, hay un tren descarrilado que avanza gracias al endeudamiento y la propaganda, imagen directa de la nueva red deficiente ferroviaria. España se ha convertido en un país de gravámenes altos, honorarios serviles y valores públicos en decadencia. La sanidad colapsa, la educación retrocede, la vivienda es un lujo, y la inseguridad crece mientras se gastan millones en ministerios ideológicos y campañas impropias de protagonismos fatuos. Decadentes en lugar de progresar, la igualdad destronada, la clase mediocre política separada en enorme desigualdad de la ciudadanía honrada y trabajadora cada día más indigna.

El problema de Europa no está fuera, sino dentro y huele muy mal.  No es Rusia, ni China, ni Bruselas, ni el malvado Trump que va a regenerar la basura política progresista o “wokista” del mundo… Somos nosotros. Cómo pensamos.  Cómo nos rendimos y sucumbimos al escarnio y a la sodomización social. Cómo cambiamos el valor del esfuerzo por el de la comodidad. El europeo de la clase media a extinguir ya no aspira a mejorar, sino a que le mantengan como al resto de las castas parias europeas. Ya no se habla de mérito, sólo se habla de derechos sin obligaciones. Y poco a poco, “abonico”, “abonico”, el bienestar se va convirtiendo en una suerte de sopor y la propia responsabilidad en un estorbo a expoliar. Ya no solo son los okupas, ilegales o la propia clase política y demás vividores del Estado. Nos hemos acostumbrado a vivir de rentas, tanto las económicas, morales, culturales y educativas, mientras otros trabajan, producen y sostienen el tinglado más a vivir del régimen sánchista y europeo. El problema es que aún creemos que somos los protagonistas y los eruditos de esta siniestra película. El problema de Europa somos nosotros, los europeos y en nuestro caso, los españoles. Esto, a pesar de las dudas inocuas y ambiguas no se arregla con más subvenciones, sino con más vergüenza, esfuerzo y abnegación. En España, con la tasa más alta de paro y de ninis de Europa seguimos importando mano de obra para cubrir los trabajos que no queremos hacer, porque no faltan brazos, falta vergüenza. Subcontratamos el esfuerzo. Mientras los europeos se especializan en quejarse, los inmigrantes hacen el trabajo sucio y se les explota. La vagancia como nueva religión europea.

La parábola del farsante es una narrativa que ilustra la apariencia frente a la realidad. El farsante se presenta como un personaje mentiroso, un trilero por interés personal y por ambición. Son personajes que representan las diferencias ocultas entre lo que se muestra y lo que realmente se esconde detrás de ellos.

En el caso de Sánchez y su narrativa o relato, se presenta atractivo, carismático y poderoso. A medida que la farsa avanza, el farsante utiliza su ingenio y sus habilidades para manipular, generando confianza y admiración. Eventualmente, surgen conflictos que ponen en evidencia la verdad detrás del falso personaje, sus mentiras. Cuando la verdad sale a la luz, y estamos en este episodio, el farsante enfrenta las consecuencias de sus acciones, pero ojo, esto puede llevar a su caída o redención, dependiendo del relato, por eso es tan importante para Sánchez, el relato y no el dato como en "El príncipe" de Maquiavelo donde se analiza como un espejo del actual Sánchez la manipulación política y cómo puede usar la apariencia para mantener el poder.

La parábola del farsante es un poderoso recordatorio y aviso de que lo que vemos en la superficie oculta realidades tétricas profundas. Nos insta a buscar la verdad en nosotros mismos y en los demás, y a ser conscientes de los riesgos de dejarnos llevar por las apariencias y los datos inocuos.

"Y hay que tener cuidado con tal calaña, que de ser menester utilizan a las más tiernas criaturas y hasta pretenden adoctrinarlas y que salgan de su mala hueste con títeres y cabalgatas. Y cuidado amigo Sancho que son los mismos que luego cobran de berberiscos y de otros que más allá someten a sus pueblos y ello, tanto mal vestidos cuando procede el buen hábito, como vestidos de la más cursi casta, cuando no es tan menester."

La parábola concluye con una regla universal: "todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado". Que ganas de recrearme en su humillación. ¿O no?

Andrés Hernández Martínez

 

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