Opinión

Cada 1 de mayo es distinto, por Jordi Margalef

Cada 1 de mayo es distinto, por Jordi Margalef

Cada 1 de mayo es distinto

Jordi Margalef – Secretario de Comunicación del Sindicato de Trabajadores

 

Este lunes, 1 de mayo, los trabajadores volvemos a reivindicar nuestros derechos. Una fecha señalada en el calendario que, no por celebrarse cada año, debe ser tomada como un trámite. Este día es un homenaje a los millones de personas que nos han precedido y han conseguido, con su actitud combativa, los derechos de los que ahora disfrutamos. Pero también, y de manera muy especial este año, debe ponerse el foco sobre las nuevas amenazas que afectan a profesionales de todos los sectores, niveles de cualificación y tipologías laborales. En particular, todos debemos estar muy atentos para que los progresos tecnológicos, especialmente en el campo de la inteligencia artificial, no supongan un retroceso de nuestras condiciones de trabajo, nuestro poder adquisitivo y nuestro bienestar social.

 

Nos encontramos en un contexto económico y social muy complicado, tras más de dos años de inflación histórica. La defensa del poder adquisitivo de los salarios es, lógicamente, una prioridad. Una lucha que es muy desigual según los sectores y las empresas, pero que tiene que activarse sin fisuras para reclamar un derecho muy básico: que los trabajadores no paguemos la factura de un paradigma económico que tiene su origen en otras esferas.

 

En este contexto, es más importante que nunca la negociación colectiva y, para que esta sea más efectiva, es fundamental tener músculo. Y esta musculatura en el diálogo social proviene de la masa crítica a la que los sindicatos representamos. Por eso, animamos a todas las trabajadoras y trabajadores a estar afiliados a un sindicato. En tiempos de incertidumbre y desafíos, es fundamental contar con organizaciones sindicales fuertes para defendernos de las amenazas que toman forma en esta turbulenta coyuntura.

 

En los últimos meses hemos constatado que, aunque algunos en algunos sectores empiezan a pactar subidas salariales dignas, la mayoría de las empresas continúan aplicando medidas restrictivas como salarios congelados, prolongaciones de jornada y reducciones de personal. Por eso, es necesario que los trabajadores exijamos una recuperación de nuestros derechos laborales y salariales para que, en la práctica, la situación actual no se traduzca en una pérdida de poder adquisitivo y calidad de vida.

 

Pero en el escenario económico actual las amenazas no terminan ahí. Como hemos comentado, vivimos un momento marcado por el cambio tecnológico, un proceso lleno de oportunidades, pero también de riesgos. Las empresas deben acometer el proceso de transformación digital para ser más competitivas, y ello es un reto para todo tipo de profesionales, que tienen que adaptarse a nuevas maneras de trabajar. Pero hay que poner los medios adecuados para garantizar que este proceso llegue a buen puerto, manteniendo el empleo y sin retroceder en los derechos que hemos consolidado con siglos de lucha.

 

Capítulo aparte para la inteligencia artificial. Se trata de una herramienta de grandes posibilidades que agilizará muchos procesos, pero que, si se imponen visiones empresariales miopes, también puede significar reducciones de personal o recortes de derechos. Lejos de adoptar posiciones opuestas al desarrollo tecnológico, desde el Sindicato de Trabajadores hacemos un llamamiento a implantar estas nuevas herramientas con un espíritu distinto a la tentación inmediata del cálculo de costes. Una empresa son las personas que la hacen posible, y sin este capital difícilmente serán competitivas. 

 

Por otro lado, en los sectores químico y del refino, desde el Sindicato de Trabajadores, hace más de un año que trabajamos en un reto muy específico: conseguir avanzar la edad de jubilación de sus trabajadoras y trabajadores. Es un proyecto en el que tenemos una gran fe y que también será objeto de reivindicación este 1 de mayo.

 

En definitiva, estamos frente a un 1 de mayo que repite constantes del pasado, pero que también sitúa en su agenda nuevos retos que tienen como denominador común la necesidad de contar con la unidad de acción de la clase trabajadora. Es lo que nos ha traído hasta aquí y, no puede ser de otra manera, lo que nos tiene que llevar a nuevas cotas de conquistas sociales para conseguir una sociedad más justa y equitativa.