PENSANDO EN VOZ ALTA: ERRATA O TONTERÍA
PENSANDO EN VOZ ALTA
ERRATA O TONTERÍA
Cansado de temas políticos, de ‘y tú más’, indultos, amnistías, insultos, gritos y toneladas de mentiras. Cansado de ver como se da la vuelta a muchas declaraciones y cuando, más de uno, es pillado en una falsedad y te dice que es un error de quien lo transcribe; me da la risa al oír la palabra ‘error’ y me viene a la mente una serie de anotaciones que llevo tiempo recogiendo y voy a compartir hoy, lunes santo, con todos ustedes.
Según el Diccionario de Autoridades: Errata es lo mismo que error. Si bien el uso moderno contrae este nombre a los defectos o mentiras que se hallan en lo impreso o escrito, por negligencia de quien imprime o escribe. Las erratas modifican lo escrito de forma sustancial, ya que de lo dicho a lo que debería decir hay un buen trecho. Unas veces mejora la intención de lo escrito, pero, las más de las ocasiones, el resultado es para poner pies en polvorosa y que la tierra me trague… Mark Twain en una ocasión apuntó «Hay que tener cuidado con los libros de salud; podemos morir por culpa de una errata». Algunas erratas son felices; el escritor mejicano Alfonso Reyes cuenta que algunas de ellas mejoraron sus versos. Así, «De nívea leche y espumosa», la imprenta le hizo decir: «De tibia leche y espumosa», más apropiado por tratarse de leche recién ordeñada. En la revista Ínsula se publicó «Y Mariuca se duerme y yo me voy de putillas», cuando su autor, el poeta Ramón de Garciasol, había escrito «Y Mariuca se duerme y yo me voy de puntillas». Mariuca era su mujer.
Escogemos, al azar, algunas erratas. De un periódico: «Los Reyes Católicos despidieron a Colón a Palos». En otro diario, en su momento, a toda plana y en cinco columnas, apareció: «Los supervivientes de los Andes tuvieron que hacer antropología» (lógicamente era antropofagia). Alfonso Ussía aporta el siguiente titular aparecido, en su etapa de director -1988, 1990- en la revista ‘Blanco y Negro’: «El arzobispo de Pamplona ordeñó ayer a treinta nuevos sacerdotes». A los lectores de ABC les sorprendió, en su momento, lo siguiente «Los hermosos culos de las Hijas de María». Naturalmente debía decir “cultos”.
Uno de los más populares versos de Lope de Vega se imprimió como «No me mueve ni Dios para quererte». Debía decir “mi”. Por supuesto que de las erratas nadie se libra. En mayo de 1970 la propia Academia Española envió las invitaciones para la recepción del Cardenal Tarancón como académico «erecto». Parece ser que una errata convirtió a William Cuthbert Falkner en el muy famoso y conocido William Faulkner.
Hay que tener cuidado con las erratas tenaces e invencibles, veamos un ejemplo de errata que por tres veces estropeó la frase que elogiaba a una dama y se señalaba a un ministro el deber de recompensarle sus «infinitos servicios». En lugar de “infinitos”, se escribió “ínfimos”. Esto motivó una rectificación en el número siguiente del periódico. Pero aún fue peor, pues en lugar de “infinitos” se escribió “infames”, y, en fin, una segunda rectificación dio por resultado algo más grave todavía, pues hablaba de los «íntimos» servicios prestados al ministro por la dama en cuestión.
Todo esto nos debe hacer estar vigilantes, los auto correctores de los modernos sistemas de escrituras pueden hacernos quedar mal, ¡mucho cuidado! Hace unos meses un amigo me manda un WhatsApp diciéndome que había hablado con […Risas], le hago notar que no es Risas sino Ribas, a lo que me contestó: “Puto auto corrector”. Más chusco es lo que apareció hace años en la web del municipio de As Pontes (Galicia) para promocionar, en castellano, el “Festival de A Feira do Grelos de As Pontes”: «El clítoris es uno de los productos típicos de la cocina gallega. En Pontes se lo homenajea desde 1981, todos los domingos de carnaval. Con el patrocinio del Consejo de As Pontes y el apoyo de los agricultores locales, la feria hace del clítoris uno de los productos estrellas de la gastronomía local». Google confundió la palabra gallega grelo como si fuese portuguesa y entonces la tradujo al castellano como clítoris.
Para acabar, solo decirles que cuando escriban, antes de publicar lo escrito, revisen varias veces lo redactado pues seguro que habrá alguna errata, error o tontería. No descarto que alguna errata se habrá deslizado en lo anteriormente leído. Como alguien dijo: «La errata es un microbio de origen desconocido y de picadura irreparable».