Alumbres desde mi memoria, Francisco Atanasio
Francisco Atanasio Hernández 27-1-2022
ALUMBRES DESDE MI MEMORIA
A lo largo de mi vida he escrito muchas cosas sobre mi pueblo, Alumbres, y la verdad, me habría gustado que todas ellas fuesen bonitas como un mundo fantástico, pero eso habría sido distorsionar la realidad, pues la vida está llena de cosas y hechos memorables y también desagradables, por lo que nunca me pude sustraer a contar la verdad por dura y agria que fuese, y me siento muy orgulloso de haber sido sincero conmigo mismo y con los demás, y de haber escrito lo que escribí y lo que espero que la vida me deje escribir todavía.
Por eso, y a pesar de todos los inconvenientes que producen algunos de mis relatos históricos, narraciones y otros escritos, más o menos críticos, especialmente en esospersonajes que de una u otra forma se dedican a la políticay que van de “demócratas de toda la vida”, pero que no soportan a la gente de pensamiento libre que no se deja manipular y que jamás les dora la píldora, yo seguiré el dictado de mi conciencia libre de ataduras y cada cual que siga el que quiera.
Foto: Francisco Atanasio Hernández
No obstante hice una excepción en mis escritos, concretamente en lo que se refiere a la poesía, cuyos trabajos en su mayoría, están inspirados en lugares recorridos en mi infancia y juventud, y también en acontecimientos de todos los tiempos, muchos de ellos yalos he publicado en mis libros y en revistas culturales y sociales.
Aquí solo voy a poner algunos de los poemas que considero representativos y espero que sean del agrado de aquellos a los que les gusta la poesía.
Yo soy de aquellos que nunca olvidan sus raíces, nací en una familia humilde y en un pueblo abandonado de la mano de Dios, allí crecí como pude y forjé mi temperamento para bien o para mal, y no me arrepiento de nada de lo que hice en mi vida porque nunca busqué hacer mal a nadie, sino todo lo contrario, servir a mi pueblo y no aprovecharme ni de él, ni de nadie, como otros han hecho y algunos siguen haciendo.
DE LAS RAÍCES
Recuerdo de entonces
el aroma penetrante
del hinojo y el tomillo
sorbiendo mis sentidos
en avalanchas imparables
de ansiedades
y de hambres angustiosas
que traspasaban mi escuálido
cuerpo, como navajas afiladas,
entre las tinieblas
de mis ensoñaciones.
Buscaba entonces
en el fondo del silencio
una palabra de sosiego
que nadara en la espesura
de la noche
en la densa oscuridad
del agitado mar de pesadillas
en que navegaba sin rumbo.
Entonces buscaba
y rebuscaba sin descanso
entre las ingles redentoras
la memoria imperturbable,
las raíces del pasado,
una señal indeleble
un testigo mudo
una cómplice mirada
un suspiro enamorado
que alentara las pasiones.
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SEQUEDADES
Yo surgí de los sudores
de una tierra de secano
entre montes pedregosos
con sabor a manganeso.
Igual que las lagartijas
me confundí en los roquedales
y remendé las angustias
y camuflé la ansiedad.
A los palmitos e higueras
almendros y limoneros
leche y miel acidulada
les tomé por alimento.
Yo soy de un pueblito humilde
que por respeto a la mar
se abrazó al monte y la huerta
y a las minas de galena y de pirita.
El alumbre fue su origen
y el sacro rey lo bendijo
para gloria del imperio
allá por el mil quinientos.
Entre el mar y la llanura
entre el campo y la ciudad
entre la blenda y el trigo
crece el hambre y la abundancia.
Yo procedo de las minas
y los terrazgos resecos
yo procedo de la ausencia
del amor y la ternura.
Y hasta la mar van las aguas
que las tierras no precisan
y en la mar se depositan
los desamores y el odio.
Imagen que forma portada de mi último libro “Alumbres, algunas historias pendientes” Foto: F. A. H.
El molino y su entorno, es un lugar entrañable para los de mi generación, allí, en nuestros juegos infantiles, pusimos en escena los personajes de las películas de yanquis, de indios y mexicanos que frecuentemente nos ponían en el cine, y a él le dediqué el siguiente soneto.
AL MOLINO DEL TIO PACO EL DEL GARABITO
Si tus aspas fueran brazos temblorosos
que a mi cuerpo emocionado se abrazaran
y en la paz de mi semblante dibujaran
sentimientos que florezcan portentosos.
Y en las piedras centenarias pareciera
que del muro sobresale imperturbable
la pasión por tu memoria venerable
que la esencia de los tiempos guareciera.
La lona del velamen danzara al viento
porque los surcos venturosos de la ciencia
restablezcan tu esplendor en movimiento.
Y dejaras que seduzca a la conciencia
tú, molino, con tu noble encantamiento
tu dulzura, tu silencio, tu cadencia.
Parte del Zaraiche y el molino de Paco el del Garabito. Foto: Francisco Atanasio Hernández
Como muchos sabéis, desde que tengo uso de razón, he sido entusiasta practicante de dos deportes en especial, el fútbol y el atletismo, y en los últimos años he compaginado mi dedicación al equipo de Alumbres de Tercera División, (en la actualidad en Preferente), la SFC Minerva, y la práctica del running, que mientras mi cuerpo aguante seguiré practicando.
El siguiente poema está inspirado en los tiempos de mi infancia en los que empezaba a formar parte de los equipos de fútbol del pueblo, y toma como modelos a la diosa griega Artemisa, cuyo reino es la naturaleza virgen y salvaje y la diosa romana Minerva, diosa del conocimiento y la sabiduría, que da nombre a nuestro equipo de fútbol y al casino.
Artemisa
MINERVA EN EL SECANTE
Algunos días me sorprende el destino
vestido de corto
entre ramos de tomillo y azahar
correteando por El Secante
tras sus volátiles huellas
cuando Artemisa danzaba
entre felinos y arpías
por los campos de amapolas
del reinado de Minerva.
Entonces los veo allí, a todos ellos
sobre el terreno de juego
vestidos de azul y grana
como siempre,
corriendo tras el balón
con juvenil entusiasmo.
Deprisa, la rebelde Artemisa
se pone a la estela
y funda su escuela
de fútbol en Alumbres
y dota al Secante
de casta y grandeza.
Se apasiona el aire
se emociona el templo
y se enhebra jugada
pasando la bola
rodando en el suelo
pegada a la bota
uniéndola al cuerpo
la da de cabeza
la baja hasta el pecho
golpea de volea
y penetra en la meta
el tiro certero.
Minerva despierta
florece deprisa
con la nueva savia
que trae Artemisa
y un cielo estrellado
precede al Olimpo.
Minerva exultante
llamaba a su aurora
y hora tras hora
la bola rodaba
por el áspero suelo
y al lado del pueblo
el estadio vibraba
y enfrente del mundo
brillaba en la gloria.
Foto: Francisco Atanasio Hernández
Con hojas de laurel, es un poemita que escribí para homenajear a todos los protagonistas del fútbol alumbreñocon motivo del Centenario del Fútbol en Alumbres en 2009, y se dispuso en una placa de metacrilato que portó el monolito que hay en El Secante hasta que algunosdesalmados lo desmantelaron hace varios años, concretamente en 2016, y así sigue, desmantelado, como si a nadie del pueblo le importara.
CON HOJAS DE LAUREL
Para nuestros jugadores,
directivos, técnicos, utilleros,
aficionados y entrenadores
del fútbol de Alumbres
de todos los tiempos.
Para que el tiempo ni nada
pueda borrar sus entrañables huellas
y para que el aire del Secante
nos envuelva con su generoso aliento.
Con hojas de laurel
coronamos su memoria
para que la memoria viva
y viva ese mágico momento.
La Banda de Cornetas y Tambores de Alumbres. Foto: Cortesía de Pepe Martínez
La diana en las fiestas de San Roque, es un momento emocionante para todos los que nacimos y nos hicimos adultos allí, y naturalmente tenía que hacer algo en su honor.
LA DIANA DE SAN ROQUE
Eran las siete menos un minuto de la mañana
de un caluroso dieciséis de agosto
y mirábamos ansiosamente la carátula del viejo reloj
adosado a la fachada del campanario de la iglesia
que aún movía cansinamente sus oxidadas manecillas
en el sentido acostumbrado,
no sin riesgo, de que nos aguara las fiestas
parándose definitivamente en cualquier momento.
Cerca, en la fachada de su derecha,
sobre la puerta principal del templo
estaba él, San Roque,
y acompañado de su inseparable perro
se apoyaba en su inquebrantable cayado
y solemne y majestuosa su escultórica figura
miraba fijamente desde su privilegiada hornacina
a la multitudinaria concentración de alumbreños,
de todas las edades, que nos agolpábamos en la plaza
como todos los años.
Daban las siete en el reloj
y el tiempo parecía que se paraba un instante
veinticinco grados marcaba el termómetro
más los que cada cual llevara en el cuerpo
y aún no había salido el sol
y un cohete y otro y decenas de cohetes tronaron
en el bullicioso amanecer tan esperado
y una trompeta sonó sensiblera y primorosa
de entre el grueso de la muchedumbre
y enseguida le siguió el ritmo el resto de la banda
y las campanas repicaron a rebato
reclamando la presencia de todos los vecinos sin excepción
devotos, paganos y escépticos
que aún seguían durmiendo
la resaca de las fiestas.
Era la hora de la tradicional diana
que mis paisanos de Alumbres
dedican cada año al patrón de la parroquia
y ese delirante minuto de expectante satisfacción
pudo tener la virtud de hacer olvidar
todo un año de alejamiento y nostalgia.
Monolito dedicado a todos los protagonistas del fútbol alumbreños, erigido en 2009 y en la actualidad desmantelado desde 2016. Foto Francisco Atanasio Hernández.
El Canalote fue un lugar para los de mi generación y anteriores muy querido y muy frecuentado, aunque hoy, por desgracia, ni siquiera hay caminos para llegar a él.
EL CANALOTE
Aquellas tardes de sosiego incomparable,
de los días de La Candelaria,
retozábamos plácidamente sobre las alfombras
de espartos y de aneas
de gramas y de tomillos
que abrazaban al arroyuelo del Canalote
y más que consumirse, se devoraban
como las sabrosas y escasísimas tortillas
que la abuela se esmeraba en preparar.
El Canalote 2009. Foto: Francisco Atanasio Hernández
Muchas veces, el tiempo se disfraza de triste melancolía en nuestro cerebro, y surgen soliloquios,recordándote que por duro que fuese el pasado no puedes dejar de seguir soñando en un futuro prometedor.
EN TUS ANSIAS, AMAPOLAS
Sé que temes al futuro
como a un fantasma del pasado
que te araña las entrañas.
Clamores y estridencias
te despiertan de improviso
de tu mundo de ficción.
Pero sé que estás ahí
andando los caminos
en el cristal de la noche.
Y tus pies desnudos
desandan ensueños
en la oscuridad.
Y esperas
que la luna
refleje en tu mirada
su hechicera fantasía.
Y esperas
que tus ansias
esculpan amapolas
por los rincones
del día a día.
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LA ALCANCÍA DE SUEÑOS
Otoño bajaba del Norte
a lomos de un viento blanco
y una música de violines y saxofones
sonaba acongojada en un rincón
de sus repletas alforjas.
Y súbitamente surgían
frenéticas tempestades de desolación.
Y las noches difícilmente podían dormitar
bajo el inclemente manto
de algodonosos copos de tristeza.
Y las auroras despertaban imprecisas
sumidas en las inmensas tinieblas
de la nada.
En ese otoño infernal
se rompía la alcancía de sueños
donde se guardan las ilusiones.
Y los pájaros de la noche
volvían a alimentarse
en el manantial inagotable
de la oscuridad.
Amapolas. Foto: Francisco Atanasio Hernández
He participado en muchas actividades sociales y deportivas del pueblo, y una de ellas fueron los recitales poéticos, que se realizaron con motivo de la renuncia de Repsol al proyecto de los depósitos de gas, de ahí lospoemas que elaboré en su memoria. En aquellos recitalestambién pagué el tributo a mi espíritu libre y su osadía, al recitar un poema pacifista que no le gustó a los amos de las marionetas, y sólo tuvieron que tirar del hilo para que éstas bailaran al son que les tocaban desde bambalinas.
El mencionado poema pacifista es el siguiente:
DE QUÉ PAZ NOS HABLAN
De qué paz
nos hablan
esos payasos
que nos llaman
a filas
y a los bombazos.
De qué paz
nos hablan
esos patriotas
que se pasan
las leyes
por las pelotas.
De qué paz
nos hablan
esos embusteros
que roban
y matan
como cuatreros.
De qué paz
nos hablan
esos belicistas
que bendicen
las bombas
de los fascistas.
De qué paz
nos hablan
esos cretinos
si la libertad
la ordenan
los asesinos.
De qué paz
nos hablan
esos “valientes”
que asesinan
a niños
y a inocentes.
EL ESPÍRITU DEL ALUMBRE
Aquella noche,
la luna se empapaba
en almibaradas
voces de ternura
que recitaban poemas
en las puertas del Olimpo.
Y apasionantes
destellos de sonrisas
y emociones inefables
recorrían las entrañas
y el espíritu antológico
del alumbre.
Aquella noche,
la fantasía discurría
en arrolladores torrentes
de ilusiones y ansiedades
ante los ojos entusiasmados
de la multitud.
Y los duendes
de la poesía
concentraban sus esfuerzos
en soñar que sentían
y sentir que soñaban
en un sueño.
Aquella noche,
la bóveda celeste
se cuajó de estrellas
que querían brillar
con luz propia
en aquel preciso momento.
Y brillaron las estrellas
y lucieron los luceros
y la noche se rindió
al hechizo de la poesía
y al delirante resplandor
de los soñadores.
ALUMBRES ESTÁ QUE ARDE
Viernes trece
para doce poetas
con palabras de lujo,
imágenes de fantasía
inundaban el ambiente
de la fiesta literaria
a los pies
de la imagen de San Roque.
Doce poetas
como doce apóstoles de la ilusión
desparramaban metáforas
a su alrededor
y la lírica salpicaba
de emoción a los vecinos
que alucinaban
bajo el mágico influjo
de la luna llena
que alumbraba el corazón
de los soñadores.
Viernes trece
para doce apóstoles de la palabra
y en el fondo
se desborda la pasión
por la fiesta:
“Alumbres está que arde”.
Por último, el poema siguiente es un acróstico, cuyo título se lee con las iniciales de cada verso “Alumbres desde mi memoria” y la primera estrofa forma parte de la portada de mi libro de poesía “La alcancía de sueños”
A veces, la luna vuelve a brillar
Lisonjera en mi memoria
Un escalofriante momento.
Mi guitarra suena entonces quejumbrosa
Bordando melancolía por mineras
Rimas con sabor a pirita y alumbre
Esquirlas de fuego y pasión desenfrenado
Siembran caricias en mis entrañas.
Duendes, dioses y pitonisas
Encienden sus mágicas hogueras
Sobre la seca hojarasca de mis ancestros
Desde donde la savia lechosa de las higueras
Emerge hasta las cenizas de mis sueños.
Montes de esparto y bizcocho
Ingles de sol y artemisa.
Mieles de cera y cristal
Entre nubes y azucenas
Miran la orilla del mar.
Orlas de cal y granito
Rifan sus lomas al viento
Inflaman la ocasión de azul
Aires de todos los tiempos.