Rincón Literario de Paco Marín: “Mala mar”
TÍTULO: Mala mar
AUTOR: Javier Rovira
EDITA: RBA (2022, octubre) -Serie Negra-
Encuadernación: Rústica con solapas. Tamaño: 14 x 21,3 cm. Número de páginas: 336. PVP: 20,00 €. ISBN: 978-84-1132-064-1
Por sus páginas desfilan silencio, mentira y venganza. Tránsito entre presente y pasado. Varias vidas se entrelazan en “Mala mar”: Salcedos, joven Emilio, Zamora…
Pone negro sobre blanco el desprecio que muchas mujeres sufrieron en la transición; entre otros, torturas y abusos.
La historia está planteada de tal manera que, al principio, hay que hacer un pequeño esfuerzo literario hasta que estableces perfectamente la relación entre los distintos personajes, creando una necesidad en el lector de seguir leyendo… lo comprobaran. Deseando leer la siguiente obra de Javier Rovira.
"Me llamo Tomás Salcedo y acabo de matar a mi hermana".
«La familia Salcedo está a punto de reunirse en la vieja casona de veraneo, muy cerca de Llanes, para celebrar el cumpleaños de la madre. Lo que pretendía ser un encuentro entrañable se convierte en tragedia, porque el coche de Tomás, el primogénito, aparcado sobre la colina que rodea la casa, se precipita por la pendiente. No tenía el freno de mano puesto y su hermana Mariana, que estaba sentada en un banco del jardín, muere atropellada. Mientras, los otros dos hermanos, Ángela, violonchelista de éxito, y el descarriado Leo, se desplazan hacia Llanes ajenos a la desgracia.
Ahora, los hermanos Salcedo tienen por delante una investigación judicial, un incipiente escándalo público y la necesidad de afrontar un turbulento pasado familiar marcado por la mentira, la culpa y el silencio».
Javier Rovira (Almería, 1967). Pianista profesional y profesor de conservatorio en Madrid, además de licenciado en Filología Hispánica por la UNED. Formado en Madrid, París y Bruselas, ha ofrecido recitales en numerosos países y ha actuado como solista con diversas orquestas. Como gestor cultural, es fundador y director artístico del Festival Clásicos en el Parque, que se celebra cada mes de julio en Rodalquilar (Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, Almería). Desde hace años compagina sus actividades musicales y docentes con la literatura: su novela “Sesión Privada” (2012) fue muy bien acogida por la crítica y resulto finalista en el Festival du Premier Roman de Chambèry (Francia). “Mala mar” es su segunda novela publicada.
Con Mozart, de fondo, departimos con Javier Rovira… Gracias…
P.- Por favor presente a Javier Rovira.
R.- Pianista, profesor de conservatorio en Madrid y director artístico del Festival Clásicos en el Parque (Rodalquilar, Almería). Apasionado de las letras, me licencié en Filología Hispánica por la UNED siendo ya profesor y, obviamente, también escribo. Con varias novelas escritas y dos de ellas publicadas —“Sesión Privada” (Temas de Hoy), y “Mala mar” (RBA)—, lo de decir que soy escritor me cuesta un poco todavía.
P.- ¿Desde cuándo escribe y por qué?
R.- Llegué a la escritura por el mismo camino que casi todo el mundo recorre, es decir, por el de la lectura. He sido lector desde siempre, desde muy pequeño, y hubo un momento en que sentí la necesidad de construir yo también mis propias historias, convertir las cosas que me inquietaban en tramas y personajes, crear universos y compartirlos. ¿El motivo? No sabría concretarlo, lo que sí puedo afirmar es que ese impulso creador me ha dado momentos muy felices. Yo creo que escribimos porque nos gusta o necesitamos inventar, contarlo a los demás y trabajar con las palabras; pero también, o al menos lo es en mi caso, porque hacerlo proporciona un placer inenarrable.
P.- ¿Cuándo, cómo y por qué nace "Mala mar"?
R.- Me gusta trabajar con imágenes, imágenes potentes que se me quedan grabadas y que pueden esconder una historia. En “Mala mar”, fueron dos. La primera tiene algo de tragicómico: un amigo fue atropellado en su propio jardín (sin consecuencias graves) porque su hermano aparcó el coche encima de la colina cercana y olvidó poner el freno de mano. A Mariana, una de las hermanas protagonistas de “Mala mar”, le sucede exactamente lo mismo al comienzo de libro, aunque, en su caso, el desenlace es nefasto. La segunda imagen es desgarradora y no tiene nada de cómico: en los años 70, los jóvenes torturados en la Dirección General de Seguridad podían escuchar, a través de los ventanucos de los calabozos, cómo la gente se paseaba por la Puerta del Sol o iba de compras charlando tranquilamente de sus asuntos. Y allí estaban ellos, viviendo una pesadilla mientras el mundo giraba a su alrededor como si tal cosa. Empeñarme en trenzar esas dos imágenes, tan diferentes y tan distantes en el tiempo y en el espacio, es lo que me lleva a escribir “Mala mar”.
P.- ¿Cuál ha sido su base documental?
R.- La novela se desarrolla en dos tiempos, los años de la transición y los primeros del siglo XXI. De la transición he querido rescatar la parte menos luminosa, y es ahí donde me he documentado más: las torturas a jóvenes estudiantes en la Puerta del Sol, Billy el Niño y los desmanes de la DGS, el inmenso poder que seguía en manos de quienes no querían soltarlo de ningún modo porque consideraban que era de su propiedad, el tráfico de influencias entre la clase política y los jueces… En el otro extremo de la historia, destacaría la maravilla de descubrir los paisajes de Llanes.
P.- ¿Qué ha querido transmitir, exactamente?
R.- Además de la denuncia de todo lo que acabo de señalar, la novela indaga en los recovecos más oscuros que puede esconder cualquier familia. Hay una trama negra, claro, que parte del accidente inicial y su posterior investigación, pero yo diría que lo importante de la historia no es eso, o no solo eso. Se trata de una novela con muchas capas y a mí me ha interesado sobre todo observar y desmenuzar los afectos y desafectos que tejen entre sí los personajes, su desamparo ante la desgracia, su soledad. La familia Salcedo se reúne después de muchos años y una bomba de mano les estalla en la primera página porque todo salta por los aires tras el accidente, y salen a la luz muchas mentiras, y reproches, y dolor, y silencio. La familia…, ay, la familia.
P.- ¿Qué banda sonora es la más apropiada para acompañar a esta historia?
R.- Hay mucha música en el libro, desde Bach a Tina Turner o el ‘Sugar Sugar’ de Los Archies, por poner algunos ejemplos. Se pueden encontrar todos los temas en la lista de Spotify que preparamos en octubre un amigo y yo. Sin embargo, yo destacaría un personaje, una niña con autismo llamada Flor, que sale de su mundo momentáneamente cada vez que escucha el solo de piano que abre el ‘adagio’ del maravilloso concierto 23 de Mozart. Flor es sin duda la ‘flor’ de la historia, y el episodio central de la novela, que acontece en una trágica noche de mala mar, gira además en torno a ella. Pues bien, ese concierto de Mozart es la verdadera banda sonora del libro.
P.- Qué le apasiona más ¿música o literatura?
R.- Difícil respuesta. Depende del momento. Son como dos amantes celosas que yo no sé compaginar. O estoy con una o estoy con la otra. Una suerte de adulterio fiel, valga el oxímoron. Ahora, como es lógico tras una publicación, ando muy entregado a todo lo que tiene que ver con la escritura y los libros.
P.- Háblenos de la playa de Gulpiyuri. ¿Qué tiene de especial?
R.- Cualquier playa asturiana, o de Llanes en concreto, es siempre especial. Esta tiene, además, la particularidad de ser una playa interior. El mar entra en la tierra a través del acantilado y allí, a cien metros de la costa y rodeada de prados verdes, está ese monumento natural que es Gulpiyuri. La menciono en “Mala mar” por el gusto de hacerlo, pero no es el escenario más importante, ni mucho menos. Lo más relevante de la historia acontece en los cercanos bufones de Pría o en la playa de Cuevas del Mar, en Nueva de Llanes.
P.- ¿Cuáles son sus géneros y autores favoritos?
R.- No tengo géneros favoritos, para mí todo vale si detrás hay una buena historia bien contada, quizá por ello la autoficción o la metaliteratura me cuestan bastante más. Leo de todo y casi siempre por intuición, o por recomendaciones de amigos o de mi librero, y me suele interesar más el lado, digamos, íntimo de las cosas. En el género negro, por ejemplo, prefiero las novelas que usan el crimen como excusa para contar la vida que las que se centran en la mera investigación o en el asesinato escabroso. En cuanto a autores, siento especial debilidad por los anglosajones: americanos, ingleses y, muy especialmente, todos esos maravillosos escritores irlandeses que construyen historias muy alejadas de mi entorno y de mi vida, pero que, sin embargo, me resultan especialmente cautivadoras y cercanas.
P.- Como lector, prefiere ¿libro electrónico, papel o audio libro? ¿Qué está leyendo ahora mismo?
R.- Claramente el libro en papel, no leo libros electrónicos y el audiolibro no me llama nada la atención de momento. Y ahora mismo leo “Tres”, del israelí Dror Mishani, una novela muy turbadora y maravillosamente escrita.
P.- Recomiende, por favor, un par de títulos.
R.- Pues, por ilustrar lo que he mencionado antes de los irlandeses y por alejarme de paso de las novedades, que son infinitas, recomendaría “La extraña desaparición de Elme Lennox”, de Maggie O´Farell, y Nora Webster, de Colm Tóibín.
P.- ¿Qué manías tiene a la hora de escribir?
R.- Ninguna en especial. Necesito silencio, tiempo y espacio. Lo normal, creo yo.
P.- Relate alguna curiosidad literaria personal que le haya ocurrido y no ha desvelado hasta ahora... si la hubiere.
R.- He recibido mensajes estremecedores de antiguos presos de la Dirección General de Seguridad que han leído “Mala mar” este otoño, personas que fueron torturadas en su juventud por sus ideas políticas y que vivieron lo que cuento en el libro: oían los ruidos de la calle y escuchaban conversaciones banales de transeúntes que paseaban por la Puerta del Sol mientras ellos vivían la pesadilla de esos calabozos. Terrible.
P.- Venda su libro ¿por qué hay que leer "Mala mar"?
R.- Porque el lector encontrará ahí una historia que no le dejará indiferente. Empezará leyendo un arranque de novela negra, con su investigación incluida, para descubrir enseguida todo un fresco familiar; un retrato del lado oscuro de la historia reciente; traiciones de amigos, padres y hermanos; ironía y humor en ciertos personajes y el amor y la esperanza como telón de fondo. Nadie puede imaginar todo lo que le espera tras el primer capítulo.
P.- Sus planes a corto y medio plazo ¿son?
R.- Disfrutar de las muchas alegrías que me está dando este libro, organizar con el cariño y la dedicación que merece la 20ª edición del Festival Clásicos en el Parque, ocuparme de mis alumnos y entregar un manuscrito ya casi listo a Antonio Lozano, mi editor en RBA, y ver qué le parece.