Elogio de la rutina
El verano, como dice la canción, terminó. Comienza el año académico, que es el año verdadero; el año no empieza con los petardos, los cotillones de Nochevieja, y el propósito de ser mejor a partir del uno de Enero. El año, amigo lector, empieza de toda la vida en Septiembre. En Septiembre, antes sobretodo, nos ponían en TV los anuncios de colecciones, de sellos, de cromos; con el curso escolar comenzaba la temporada de liga, las cosas importantes, vamos. Tras las vacaciones, viene la jodida y depresiva rutina. La rutina es decir, el aburrimiento, el tostón repetitivo.
De niños no era así; ahora contemplamos aquellas rutinas colegiales, las rutinas escolares unidas también a la nostalgia. Hoy recordamos aquellas rutinas. Me viene ahora Machado:
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.
Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
«mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón».
La rutina y su sabia monotonía nos educó de niños, y nos salva también hoy que somos mayores, sabiondos, pero ansioso-depresivos demasiadas veces. La rutina es aburrida, según; si te gusta el futbol, que vuelva la Liga es una rutina encantadora. La rutina es orden, es previsión, es norma, es reglamento, es horario. Rutina es un reloj puntual, rutina es el té de las cinco, rutina es comer los domingos en familia, rutina es despertador. Los habitantes del pueblo donde vivía Kant ponían en hora su reloj al verlo pasar, tan exacto y tan…rutinario era el filósofo en sus costumbres.
La naturaleza tiene rutina, orden, la astronomía, la biología… No solo no es mala la rutina, sino que nuestra sístole diástole vital debe ser maravillosamente rutinaria, o aparecen arritmias. La rutina nos cuida, nos salva de la molicie, del procrastinar, de nuestra versión personal del ´vuelva usted mañana´ de Larra. “Mañana le abriremos, respondía, para lo mismo responder mañana”, del soneto de Lope. La rutina nos cuida. ´Si cuidas la regla, la regla te cuida´. Si sigues la rutina, ella te salvará; te salvará de la parálisis, del desánimo, de la tristeza, del ansia de ser original a toda costa. Que te opere mejor un cirujano de manera rutinaria, que pilote el avión un comandante que siga rutinariamente el protocolo, que ambos tenganhorarios rutinarios.
Objeción: La rutina va bien para los trabajos mecánicos, pero no para los trabajos intelectuales o artísticos, que deben ser más espontáneos, más creativos, menos… rutinarios, ¿no? Pues parece que no, tampoco sirve. Pablo Picasso decía que, si llegan las musas, mejor que te pillen trabajando.
Y así, amigo lector empezamos el curso como cuando éramos niños. Seamos niños, recordemos aquellas rutinas que tanto nos dieron:
Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
«mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón».
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.
Juan M. Uriarte