Opinión

Del pañuelo palestino al fular de seda

Del pañuelo palestino al fular de seda

Y con esto poco a poco y como ya íbamos previniendo, saltó otro “lobo solitario” o al menos así lo definen algunos medios de comunicación. Pero en realidad se trata de una gran manada, pues, aunque el asesinato de Algeciras haya sido más mediático, son muchas escenas de katanas y furgonetas descontroladas las que suceden por nuestras tierras. ¡Y claro! ¡Cómo no! Resulta que el salvataje en cuestión ya tenía una orden de expulsión y estaba vigilado por sospechoso de integrismo, y que yo sepa el integrismo va asociado a determinada religión y por tanta que no salten ahora los imanes de turno a contarnos cuentos de fraternidad y convivencia que todos sabemos la doctrina que se imparte bajo sus cúpulas, las enseñanzas que dan sobre el trato que tienen que darle a las mujeres, y ya de homosexualidad ni hablamos, pues todos sabemos que en sus países mas integralistas los cuelgan por el cuello del gancho de una grúa en la plaza del pueblo. No quiero ni pensar que pasaría si un cristiano entra en una mezquita de Casablanca y degolla al ayudante del imán. Y que tampoco nos vengan con el cuento de las Cruzadas de hace mil años, que todos sabemos cómo se las gastaban los de la cimitarra.

Claro está que esto del control de estos elementos peligrosos está fallando, quizá el asunto de su solución esté en un pequeño cambio de administración, es posible que, si estos del Ministerio de Justicia no son capaces, haya llegado el momento de transferir las competencias. Posiblemente al Ministerio del Interior, más concretamente a los departamentos de tráfico. Sus agentes son infalibles, sus medios de alta tecnología; helicópteros, drones y radares que ya los quisiera Zelenski para protegerse de los misiles rusos; ¡Y cómo no! Ese maravilloso centro de control que Zapatero inauguró en su León natal, donde si pisas una línea continua o rebasas un kilómetro por hora en cualquier carretera de España, casi el unísono se va imprimiendo un boletín y en menos de 48 horas lo tienes en tu buzón, y pobre de ti que como tengas una nómina, cuatro pesetas en banco o una casa a tu nombre y no se te ocurra amokinar lo antes posible, en menos de lo que se santigua un cura loco, te lo embargan con todo tipo de recargos ¡Eso es eficacia! Sin embargo, puedes entrar ilegalmente en el país siendo un sospechoso de terrorismo y pasarte por la jalbaida todas las comunicaciones de orden de expulsión que te manden, que hasta algún ayuntamiento u ONG te pagará las clases de akido para el mejor manejo de la katana.

Ya lo de sentar en el banquillo a los Policías por cumplir con su obligación mientras los apedreaban, e indultar a los delincuentes del “apreteu” que incitaban a tirar las piedras y se gastaban el dinero de los españoles en sus intereses independentistas, solo puede pasar en este país con tintes bolivarianos.

¡Pero claro! En un Gobierno donde “chicas, chicos y chiques” que abandonaron su forma de vestir con pañuelo palestino y cambiándolo por el fular de seda de look de alta moda parisina y buscando las portadas de Vogue, que mediante su metedura de pata continúen el goteo de depredadores sexuales reduciendo sus penas y saliendo a la calle ¡Que les vamos a pedir! Nada de esto sería posible sin la colaboración estelar de los filoterroristas de Bildu, o cachorros de ETA a pingüe sueldo del Estado.

Y así finalizamos esta semana, poniendo a punto los vetustos Leopard, con más kilómetros que el baúl de la Piquer en el erróneo pensamiento de que los carros de combate atacan solos y olvidándonos de que la táctica y la logística que suponen otras Armas y Cuerpos de Infantería, Caballería, Ingenieros, Intendencia que sin cuyo apoyo los carros de combate no pueden ir más allá de su radio de acción y siempre en acciones individuales y por tanto arriesgadas y con pocas probabilidades de éxito. La de Ucrania ya se ha convertido en una guerra de desgaste, pero siempre con la amenaza de un menda con un botón rojo muy cerca, y que la única probabilidad de acabarla es desde dentro del Kremlin.

Y así, como de costumbre en la sobremesa del domingo, enciendo el puro y saboreo el café mientras tecleo la pantalla del móvil con la única intención de enviar un fuerte abrazo a amigos y familiares.

RAMON GALINDO