Opinión

Eurovisión, zorrerío y niebla

Juan M. Uriarte
Juan M. Uriarte
Eurovisión, zorrerío y niebla

Yo creo que la canción tiene posibilidades de ganar tal como está el patio. El patio de mi Europa es muy particular. Esto de Eurovisión quizá alguna vez iba de música, pero hace tiempo que va sobretodo de ideología y de política. Cuanto más zorrastrones seamos, mejor. Porquerías ha habido muchos años, recuerden al ínclito Rodolfo Chiquilicuatre y su charlotada de Eurovisión 2008.

 

Nebulossa se llama el trío musical elegido para Eurovisión 2024. Y tanto que nebulosa. Densa niebla, boria espesa, cerrada calima. Vamos a ir hecho unos zorros a eurovisión. Bazofia musical. La interpretación que he visto es acorde con el zorrerío, ambiente oscuro con luces rojas de club de carretera. La coreografía, un primor con esos corsés incrustados en el periné.

Logo eurovisión

 

En la ópera La Traviata, la protagonista era Violetta, una meretriz. Creo que Nebulossa ha querido hacer una actualización de la genial obra de Verdi, con resultado subóptimo. La canción es mala musicalmente, la cantante desafina, la letra y coreografía son chabacanas a más no poder, deliberadamente chabacanas, quiero decir.

 

 

Llegar borracha y sola a casa, zorreando como modelo de libertad vital para nuestras mujeres. Empoderamiento. Ese es el mensaje, presumir de ser una pedazo de promiscua. Esa necesidad iconoclasta de destruir referencias. Nada es mejor o peor, aquí mi sola persona como referencia moral, porque mi seta lo vale.

 

 

Me ha venido a la cabeza un libro de hace pocos años: El día que mi hija me llamó zorra: Claves para educar adolescentes, de Sara D. Ruiz. Así estamos: Adolescentes como sociedad sin referencias con rebeldías inmaduras; lo basto a Eurovisión. No nos gusta que nos llamen hijos de meretriz, pero reivindican para nuestras jóvenes mujeres poder ser zorras libres, es decir irresponsables promiscuas. No quiero esta ordinariez como himno español 2024 para los niños y niñas, jóvenes de España, es degradante, es un detritus.

 

Igual te molesta que diga esto de la canción, te parece que exagero; a otros nos molesta que pongan ese ejemplo zorril para representar a España, kagatelorito.

Siempre ha existido la heterodoxia, el arte protesta, la literatura reivindicativa, pero ser heterodoxo no es arrastrarse en la hez. Ahora no hay referencia ninguna; de hecho, se considera atrasado e intolerante pretender que puedan existir referencias. Todo es líquido, o gaseoso, zorril y nebuloso humo.

 

Corrijo. Es mentira que no quieran que haya referencias; la referencia propuesta es esta: más relaciones humanas de usar y tirar, promiscuidad cuanto antes y cuanto más, mejor. ¡Qué enorme liberación de la mujer, qué modelo para nuestras chicas, nuestras hijas, qué empoderamiento, qué sororidad, borracha, zorreando y sola!  Y repite el estribillo muchas veces la palabra fetiche: Zorra, zorra, por no decir guarra o puerca, que queda más porcino pero ¿excesivamente explícito? Igual la canción del año que viene es Guarreando que es gerundio, y se lleve salir cagao (¿o mejor escribo kagao?; la letra ka es mas rebelde y zorril), kagao, meao y borracho al escenario. Quizá algún bailarín acompañante sentado en un uvedoblecé con música tecno pop quedaría mono y poético. Deconstruyendo el arte, un zurullo pinchado en un palo.

 

Estamos dentro de estándares europeos, tranquilos. Lo que vende es esto: indefinición sexual, ideología de género y zorreamiento a granel a ritmo de música electrónica. Aquí lo importante es que el lobby nos meta su canción y su letra. 

Frente a su zorrilandia reivindico el amor y eso que algunos cursis llaman ‘los valores’ si es que hablamos de lo mismo, que ya no lo sé.  Si quieres conocer amor y desamor bucea en la cultura; quizá conozcas así a la más famosa alcahueta y fulana, nuestra querida y vieja Celestina, -la primera novela moderna española-, de Fernando de Rojas. Eso era otro zorrerío.

 

Juan M. Uriarte